Activistas argentinos condenan crímenes israelíes en Palestina ocupada
Desde 1948 hasta hoy, la ocupación israelí persigue, expulsa y asesina al pueblo palestino.
Los activistas argentinos Lisandro Brusco (integrante de la Radio Popular Che Guevara y la Casa de la Memoria), y Sol Morell (del Movimiento Amplio de Izquierda), visitaron Palestina ocupada entre diciembre de 2022 y enero de 2023 y denunciaron al medio alternativo Catalejo TV las violaciones a los derechos humanos por parte del estado sionista contra ese pueblo árabe.
En opinión de ambos representantes de la izquierda del país suramericano, los territorios ocupados perdieron toda continuidad, no solo por la partición de 1948 y la ocupación de 1967, sino también debido a la propagación de asentamientos israelíes, espacios controlados por los colonos, quienes intentan reemplazar a la población nativa mediante la fuerza, el robo de tierras, casas y los recursos hídricos.
Según Brusco y Morell, los 3,5 millones de palestinos (sin contar la población gazatí) ven sus movimientos restringidos por el ejército israelí; mientras los colonos se mueven por carreteras construidas para uso exclusivo.
El régimen de ocupación también está presente en los más de 600 kilómetros de Cisjordania. El "muro del apartheid", durante dos décadas, priva a los palestinos del 10 por ciento de su territorio y obliga a los agricultores a estar a merced de los soldados israelíes.
"Israel", apuntaron, intenta destruir la economía palestina por medio del control de concesión de permisos laborales, el cierre de fronteras y el freno de la actividad comercial palestina, pese a la existencia de resoluciones y convenciones del derecho internacional que obliga a la potencia ocupante a garantizar las fuentes de ingreso a la población palestina, asegurar y mantener las instalaciones y servicios médicos y hospitalarios, así como la higiene pública en los territorios usurpados.
También la agricultura enfrenta múltiples problemas. Los colonos suelen usar armas para atacar a los campesinos palestinos, confiscan sus tierras y herramientas de trabajo (tractores y animales de carga).
De acuerdo con Brusco y Morell, "Tel Aviv" tampoco permite la construcción de infraestructura para la toma de agua. No se trata de falta de recursos hídricos sino de acceso a los mismos; el 80 por ciento del agua potable está controlada por la entidad sionista.
En la actualidad, "Israel" desvía anualmente unos 500 millones de metros cúbicos de agua palestina desde la base acuífera del este de Cisjordania. Mientras la población palestina solamente está autorizada a consumir un total de 218 metros cúbicos anuales per cápita, los colonos beben dos mil 500.
Desde 1948 hasta hoy, los sionistas persiguen, expulsan y asesinan al pueblo palestino. Pero, la limpieza étnica soñada por el régimen y apoyada por Estados Unidos es enfrentada por la lucha tenaz.
Los defensores de la causa palestina también denunciaron las serias implicaciones de los Acuerdos de Oslo, mecanismo dispuesto para consolidar el proyecto sionista y minar las aspiraciones nacionales de independencia y soberanía.
Los Acuerdos de Oslo implicaron, además, el desmembramiento de Cisjordania en zona A, B y C; plan maestro para habilitar el aumento de colonias judías en territorio ocupado.
De esta manera, desde 1993 hasta la fecha, el número de colonos incrementó de 100 mil a más de 800 mil, por medio de la confiscación de las mejores tierras agrícolas de Cisjordania y Jerusalén oriental.
Los desalojos y demoliciones son otras de las prácticas perversas. Durante los primeros once meses de 2022, un total de 851 estructuras fueron derribadas o incautadas y 966 personas desplazadas, bajo la excusa de no cumplir con la autorización requerida.
La imposición de un restrictivo sistema de permisos para la construcción de viviendas es utilizada por "Israel" con el fin de limitar el crecimiento natural de la población palestina y de consolidar el control del territorio por medio de los asentamientos, las carreteras y las áreas militares.
Para Brusco y Morell, 2022 también fue un año de esperanza. Por primera vez en muchísimo tiempo, una serie de protestas por el desalojo de familias vecinas del barrio de Sheik Jarrah en Jerusalén oriental culminaron en una huelga general el 18 de mayo.
El nuevo grupo de la resistencia palestina, bajo el nombre Guarida de Leones, irrumpió desde mediados del 2022 en diferentes ciudades y aldeas de Cisjordania, para enfrentar a diario cada incursión del ejército de ocupación israelí y de los colonos.
Sus combatientes adquirieron mayor protagonismo en toda Cisjordania tras el asesinato en agosto del 2022 del combatiente de 19 años Ibrahim al-Nabulsi, cuya muerte se convirtió en la causa de unión para la juventud descontenta de la Ciudad Vieja y los campos de refugiados.
Con una popularidad creciente entre la población, la novel insurgencia desbordó los marcos de las clásicas organizaciones palestinas. Su arrojo y combatividad le convirtieron en símbolo de una generación dispuesta a no permitir los asesinatos contra la población indefensa.
Por otro lado, criticaron a la Autoridad Palestina (AP) por participar de manera activa en la represión del grupo, aunque con un enfoque diferente. Los medios de comunicación palestinos y árabes hablaron de generosas ofertas de la AP de puestos de trabajo y dinero para los combatientes de la Guarida de Leones si accedían a deponer las armas.
Dirigentes israelíes y palestinos asumieron erróneamente al movimiento nacido en Nablus como un fenómeno regional y provisional que, como otros en el pasado, puede ser aplastado o comprado con facilidad.
Sin embargo, Guarida de Leones aumentó en número y se ramificó en Yenín, Al-Jalil, Balata y otros lugares, y hoy para "Israel" es un problema sin precedentes, cuyas consecuencias amenazan con cambiar la dinámica política en la Cisjordania ocupada.