¿Cómo ve Occidente un posible triunfo de la oposición en Turquía?
La fundación estadounidense Carniege vaticinó ese escenario, y sus implicaciones para la OTAN y otros intereses de la Unión Europea.
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Presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, en reunión de la OTAN.
Según un análisis de la Fundación Carnegie, si en las próximas elecciones de Turquía ganara el candidato de la oposición, Occidente verá grandes consecuencias, porque el nuevo presidente intentará de inmediato normalizar su estatus en la OTAN.
El documento, titulado "Las consecuencias estratégicas de la victoria de Kilicdaroglu sobre Erdogan", fue presentado por los investigadores Mark Pierini y Francisco Sicardi en el sitio web de esa institución, con sede en Estados Unidos.
En opinión de ambos, por primera vez en veinte años es posible cambiar el liderazgo en Turquía, pero eso demandará de la Unión Europea un giro en su política exterior.
Sea en primera o segunda ronda, las elecciones deben enfrentar al actual presidente, Recep Tayyip Erdogan, y el líder de la oposición, Kemal Kılıçdaroglu, estimaron los analistas citados.
Si Erdogan gana otro mandato de cinco años será una continuación de la norma, y aunque el liderazgo turco puede atenuar su retórica divisiva, las tensiones sobre la dirección de la política exterior y el declive de las libertades democráticas permanecerán como obstáculos para cualquier mejora "real", evaluaron Pierini y Sicardi, desde la visión occidental del tema.
Por otro lado, si gana Kılıçdaroglu se restaurará el imperio de la ley y mejorarán las relaciones con la Unión Europea, aun cuando no desaparezcan algunas de las diferencias actuales, como los problemas con Chipre o Siria y la falta de libertades políticas, predijo el informe publicado en el sitio estadounidense.
Una victoria de la oposición reforzará la presencia de Turquía en la OTAN
La Fundación Carnegie, encargada de rastrear las políticas internacionales y sus efectos en el desarrollo de valores y políticas occidentales, valoró como el cambio más esperado en las decisiones del nuevo gobierno, los asuntos de seguridad y defensa.
Si una nueva dirección turca logra desempeñar un papel más significativo dentro de la OTAN, y aún así mantiene fuertes lazos económicos con Rusia, las consecuencias estratégicas serán trascendentales, aunguraron los expertos.
Con la actual oposición en el control del gobierno, Ankara hará esfuerzos para lograr efectividad de las sanciones a Rusia en una serie de sectores, especularon.
También podría ceder su reticencia en cuanto a la entrada de Suecia a la OTAN, y apoyar una mayor participación militar en operaciones "tranquilizadoras" de la alianza en su flanco oriental, desde Estonia hasta Rumanía, según el estudio de Carnegie.
Otra posible consecuencia de la victoria para la oposición sería el fin de la presencia de baterías de misiles S-400 rusos en territorio turco (emplazados desde julio de 2019), y un movimiento hacia la obtención de defensa antimisiles de otro origen, lo cual facilitaría la modernización de la flota de cazas de la Fuerza Aérea Turca.
La oposición puede forzar un cambio en la política hacia Siria
Con respecto a las relaciones con Siria, el informe vaticinó como objetivos del nuevo liderazgo la reconciliación con el presidente Bashar al-Assad y el regreso de los refugiados a la nación levantina.
Otro resultado directo de esa previsible normalización de las relaciones bilaterales sería el freno de la coalición anti-ISIS y una mayor controversia en cuanto a la presencia de Estados Unidos y las fuerzas aliadas en Siria.
Mientras tanto, y con la vista puesta en esa normalización, Damasco y Moscú presionarán por una inmediata retirada de Ankara fuera de las cuatro regiones hoy ocupadas por su ejército: Idlib, Afrin, Jarabulus y el área entre Tell Abyad y Ras al-Ain.
El estudio infirió además dificultades legales para materializar una política dirigida a la repatriación masiva de refugiados sirios, lo cual tendría un impacto en el acuerdo de la Unión Europea con el actual gabinete sobre ese asunto.
En resumen, aún si ganara la oposición, el informe apuesta por un distanciamiento de la política occidental de aislamento al presidente Bashar Al Assad y mayor sintonía con el consenso árabe emergente de aceptar su regreso a la legitimidad internacional.
La crisis con Chipre no se resolverá
Otro punto principal de discordia entre Turquía y la Unión Europea, será Chipre, prevén los expertos.
Aún cuando el nuevo gabinete favorezca la opción actual en negociación (dos estados), cualquier discusión sobre un arreglo integral del problema será ardua, aseguraron.
De cualquier modo, de ganar la oposición habrá una mejora significativa para el país, con un retorno gradual a una estructura de Estado de derecho, más cercana a los estándares occidentales, incluido el sistema parlamentario, vaticinaron.
Sin embargo, ese nuevo escenario, tal vez preferido para los intereses de Occidente, enfrentará una serie de obstáculos, entre los que enumeraron en el documento la flexibilidad de la dirigencia actual, posibles desacuerdos dentro de la coalición opositora, la coexistencia entre un nuevo presidente y un parlamento congelado y esperables objeciones de Rusia.
Nada despreciable son los sentimientos antioccidentales en el pueblo turco y la falta de consenso entre los gobiernos europeos sobre cómo abordar el cambio de liderazgo en Ankara.
Aún así, las perspectivas de cambio son más cercanas, y esa es una razón convincente para que los líderes occidentales, especialmente en Europa, manejen la hipótesis de cómo aprovechar este cambio político.