La histórica visita a China del presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, culminó con un llamado a Occidente a hablar más de paz y dejar de fomentar las guerras.

En un diálogo con periodistas, poco antes de despegar de Beijing, Lula mencionó a Estados Unidos en particular, por su insistencia en continuar el conflicto entre Rusia y Ucrania.

También pidió a la Unión Europea centrar su diálogo en lograr la paz de manera coherente, si quieren convencer a Vladimir Putin y Volodymyr Zelensky de pactar un cese al fuego beneficioso para todo el todo el mundo.

El viernes pasado, en una declaración conjunta, los gobiernos de China y Brasil reclamaron la participación de más naciones en la promoción de una solución política a la crisis de Ucrania, pero desde posturas constructivas.

“Debemos reunir países que busquen la paz, países que aman la paz”, insistió el líder brasileño en su presentación ante la prensa del gigante asiático.

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Por su parte, el ministro ruso de Asuntos Exteriores, Sergei Lavrov, de gira por varios países de América Latina desde este lunes, expresó en Brasil el agradecimiento de su gobierno a esa nación por la comprensión de la génesis del conflicto con Ucrania desde el punto de vista de Moscú.

Estados Unidos resiente opiniones de Lula

La delegación brasileña encabezada por da Silva dio además pasos para socavar el predominio del dólar estadounidense como patrón del comercio mundial.

China y Rusia conversaron sobre la opción de negociar con sus propias monedas, y adelantaron la posibilidad de crear una nueva referencia monetaria para las transacciones entre países miembros del BRICS  (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica).

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Estas acciones del mandatario brasileño provocaron protestas en Washington, según reportaron varios sitios de prensa.

Fuentes no nombradas del Departamento de Estado comentaron a la agencia AFP que Brasil, como país soberano, podía tomar sus propias decisiones en cuanto a las relaciones con otros países.

Pero el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, John Kirby, acusó a Lula de repetir propaganda rusa y china, sin observar los hechos, y catalogó de "problemática" esa elección.

Otros miembros de la alta jerarquía estadounidense opinaron para el diario brasileño Folha que las palabras de Lula fueron antagónicas y escapan del margen de neutralidad declarada en cuanto al conflicto entre Rusia y Ucrania.

Sin embargo, el discurso de Brasilia es congruente con su postura  desde el inicio, en febrero de 2022, de la operación rusa en el este de Europa.

Brasil no compartió la decisión occidental de imponer sanciones a Putin, ni aceptó las peticiones de suministro bélico por parte del ejército de Kiev.

Varios sitios digitales tildaron a Lula de pacificador por su actitud en cuanto a este tema, y también por su declarada intención de estrechar los lazos con China y Rusia, y a la vez mejorar las relaciones con EE. UU. en temas de interés mutuo en cada caso.