Las ciudades de Sudán viven una cautelosa calma con la entrada en vigor de una nueva tregua de tres días, en vísperas de una conferencia internacional auspiciada por Arabia Saudita para analizar el proceso de ayuda humanitaria.

Según una declaración saudita-estadounidense, el Ejército sudanés y las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR) acordaron abstenerse de movimientos y ataques durante el período de alto al fuego.

Los mediadores advirtieron que el incumplimiento de lo acordado obligará a considerar una pospoción de las conversaciones de Jeddah.

Ambas partes beligerantes confirmaron la aprobación del alto al fuego para servir a los propósitos de la tregua humanitaria.

Estimaciones de las Naciones Unidas reflejaron que 25 millones de personas, más de la mitad de la población sudanesa (45 millones), necesitan asistencia en un país considerado uno de los más pobres del mundo, incluso antes del conflicto.

Los combates provocaron escasez de alimentos y servicios básicos. De acuerdo con fuentes médicas locales, al menos el 75 por ciento de los hospitales ubicados en zonas de combate están fuera de servicio.

La guerra dejó en menos de diez semanas de enfrentamientos más de tres mil muertos y seis mil heridos, divulgó el Ministerio de Sanidad.

También provocó el desplazamiento de más de 2,2 millones de ciudadanos, de los cuales más de 528 mil buscaron refugio en países vecinos, manifestó la Organización Internacional para las Migraciones.