Einstein tenía razón y la ciencia lo demuestra
Detectan rayos X detrás de un agujero negro supermasivo, un hallazgo crucial para entender de una forma más profunda el proceso de formación de las galaxias.
Los astrofísicos llevan décadas utilizando las herramientas que pone en sus manos la ciencia para ir poco a poco desvelando las propiedades de los agujeros negros y tanto esfuerzo e investigación, está dando frutos.
La física ya nos permite conocer con bastante precisión el proceso de formación de un agujero negro a partir de una estrella masiva, e incluso nos da pistas acerca de lo que puede suceder más allá de su horizonte de sucesos, pero todavía estamos lejos de entender bien toda su complejidad.
Estos enigmáticos objetos, continúan en el centro de la investigación de la ciencia, por lo que los hallazgos son cada vez mayores.
El más reciente resultado, publicado en la revista Nature, corrobora una predicción realizada por Einstein: el legado de este descomunal científico sigue acrecentándose décadas después de su fallecimiento, y posiblemente en el futuro otros descubrimientos apuntalarán aún más sus propuestas.
Un grupo de astrónomos liderado por Dan Wilkins, un astrofísico de la Universidad de Stanford, en Estados Unidos, ha identificado por primera vez radiación procedente de la región situada detrás de I Zwicky 1, un agujero negro supermasivo alojado en el centro de una galaxia situada a una distancia de 100 millones de años luz de nuestro planeta.
El hallazgo de Wilkins y su equipo corrobora empíricamente la forma en que los objetos supermasivos deforman el continuo espacio-tiempo a su alrededor.
La clave de su logro consiste en que han conseguido detectar la radiación procedente de la región del espacio situada detrás del agujero negro supermasivo. Hasta ahora todo lo que había detrás de uno de estos objetos permanecía envuelto en la oscuridad más absoluta, pero la técnica utilizada por estos científicos describe, como predijo Einstein como una consecuencia natural de su Teoría General de la Relatividad de 1915, la forma en que los objetos supermasivos deforman el continuo espacio-tiempo a su alrededor.