EE.UU. quiere mantener viva “la saga de espionaje chino” en Cuba
Mientras las bases de espionaje chino solo existen en el imaginario de quienes escribieron el artículo del WSJ y en las intenciones de los que quisieran que fuera cierto, se mantiene una matriz mediática que solo tensa las relaciones entre Beijing y Washington y sostiene en el mismo suspenso negativo la actual situación entre la Habana y la Casa Blanca.
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EE.UU. quiere mantener viva “la saga de espionaje chino” en Cuba
Se necesitaba solo una chispa para comenzar la espiral de acusaciones infundadas, para despertar las provocaciones sobre el enemigo que Estados Unidos necesita ver en China. Que el diario estadounidense The Wall Street Journal publicara dos artículos en el mes de junio sobre supuestas instalaciones de espionaje y bases chinas de entrenamiento militar en Cuba no fue una casualidad, ni resulta un hecho aislado de la visita del secretario de estado de Estados Unidos Antony Blinken a la nación asiática.
Al parecer, existen sectores de la política estadounidense interesados en que no bajen las tensiones entre Beijing y Washington, sino todo lo contrario. Cuba resultaría un daño colateral, como en épocas pasadas, cuando han estado al borde del enfrentamiento dos potencias mundiales.
Sin embargo cada momento histórico es diferente, y ahora, nadie es capaz de medir las futuras acciones de los implicados si los medios estadounidenses continúan aportando ingredientes a esta “saga” de espionaje.
Lo que podría haberse diluido en meras confrontaciones diplomáticas entre China y Estados Unidos, ha continuado escalando para salpicar intereses de terceros.
El presidente del Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes, Michael McCall, y el presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, Bob Menéndez, enviaron recientemente una carta al Secretario de Estado Antony Blinken y al Director de la CIA William Burns, donde solicitaron una “sesión informativa clasificada sobre los informes de una base de espionaje chino en Cuba”, según informó el comité de la Cámara en un comunicado.
Pero, vayamos al inicio, para analizar este tema en contexto y entender sobre la base de qué argumentos Estados Unidos intenta mantener en la palestra mediática este nuevo episodio de conflicto con China.
¿Cómo comenzó todo?
A inicios del mes de junio, The Wall Street Journal publicó un artículo donde afirmaba que China y Cuba habían llegado a un acuerdo secreto para que la nación asiática estableciera una instalación de espionaje electrónico en la isla. El medio citó fuentes anónimas de inteligencia estadounidense “altamente clasificada”.
“Una instalación de espionaje en Cuba, aproximadamente a 160 kilómetros de Florida, permitiría a los servicios de inteligencia chinos captar comunicaciones electrónicas en todo el sureste de EE.UU., donde se encuentran muchas bases militares, y monitorear el tráfico de barcos estadounidenses”, expone el reporte.
Las reacciones de Cuba y China no se hicieron esperar. El viceministro de Relaciones Exteriores de la isla, Carlos Fernández de Cossío desmintió la publicación, afirmando que no contiene evidencia alguna y la calificó de infundada. Destacó que “con independencia de los derechos soberanos que tiene Cuba en materia de defensa, nuestro país es firmante de la Declaración de América Latina y el Caribe como Zona de Paz, suscrita en La Habana, en enero de 2014”.
“Rechazamos toda presencia militar foránea en América Latina y el Caribe, incluida la de numerosas bases y efectivos militares de los Estados Unidos, en especial en la base militar que ilegalmente ocupa una porción del territorio nacional en la provincia de Guantánamo”, añadió Cossío.
Por su parte, el portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores de China, Wang Wenbin, rechazó las publicaciones, pues “una vez más, esto es solo una farsa montada por Estados Unidos”, afirmó.
“Es bien sabido que Estados Unidos es un experto persiguiendo lo imposible y en entrometerse en los asuntos internos de otros países. Estados Unidos es el campeón mundial de la piratería informática y una superpotencia de la vigilancia y el espionaje. Ha ocupado ilegalmente la base de Guantánamo para actividades secretas e impuesto un bloqueo por 60 años. Estados Unidos debe cuestionarse a sí mismo y dejar de interferir en los asuntos de Cuba”, sentenció el representante del gobierno chino.
A lo interno del país, las repuestas oficiales tampoco ayudaron mucho a la legitimidad del WSJ. La Casa Blanca inicialmente rechazó el informe del diario estadounidense.
“He visto ese informe de prensa. Es inexacto”, aseguró el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Kirby, en una entrevista en MSNBC.
En términos similares reaccionó el Pentágono: "Esto no es exacto. No estamos al tanto de que China y Cuba desarrollen un tipo de base de espionaje", dijo en rueda de prensa el portavoz del organismo, general Pat Ryder, quien aseguró que Estados Unidos monitorea "permanentemente" las relaciones entre Pekín y La Habana.
Sin embargo, misteriosamente, dos días después, la Casa Blanca desclasificó informes para confirmar públicamente que las instalaciones de recopilación de inteligencia china existen en Cuba desde al menos 2019.
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El portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Wang Wenbin
Nuevamente, el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Wang Wenbin, cuestionó que en tan solo 48 horas, funcionarios del gobierno estadounidense hicieran públicas informaciones contradictorias que significan fuertes acusaciones.
“Lo que quiero decir es que las falsedades no se pueden hacer verdaderas, y las verdades no se pueden hacer falsas”, dijo Wang, y señaló que no importa cómo Estados Unidos fabrique rumores y calumnias, no puede socavar la sincera amistad entre China y Cuba, ni puede ocultar las imperfecciones de los EE.UU., participando en espionaje y espionaje indiscriminados a gran escala contra países de todo el mundo”, refiere el diario Global Times.
Blinken llegó a China en medio de las tensiones
El primer artículo del WSJ sobre supuestas bases de espionaje en Cuba no impidió que Antony Blinken cumplimentara su visita a China el 18 de junio, luego de que la anterior fue cancelada por el incidente de los globos chinos en territorio estadounidense, el cual provocó una escalada en las tensiones diplomáticas.
Sin embargo, días antes, Blinken se refirió al tema de la supuesta base de espionaje en una rueda de prensa en Washington con el ministro de exteriores italiano, Antonio Tajani: “El presidente (Biden) nos instruyó abordar este desafío y es lo que hemos hecho. Hemos ejecutado esta estrategia en silencio, con cuidado, pero a nuestro juicio con resultados”, dijo.
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El secretario de Estado de Estados Unidos Antony Blinken
El secretario de Estado ratificó la segunda versión de la Casa Blanca, que después de haber rechazado inicialmente el informe, anunció que sí tenían información sobre instalaciones de espionaje chino en la Isla.
De acuerdo con Blinken, cuando la Administración de Biden arrancó en enero de 2021, descubrió que China llevaba tiempo expandiendo sus actividades de espionaje por el mundo y que, de hecho, había ampliado en 2019 sus instalaciones de inteligencia en Cuba.
“Las afirmaciones del secretario de Estado de los Estados Unidos sobre la presencia de una base de espionaje de China en Cuba constituyen una falsedad. La posición de Cuba sobre este tema es clara y categórica. Esas declaraciones carecen de sustento. Estamos frente a una nueva operación de desinformación, como muchas otras que se han generado en los Estados Unidos en su larga historia de hostilidad contra nuestro país”, expresó de forma contundente el canciller cubano Bruno Rodríguez Parrilla en rechazo a las declaraciones del secretario de estado estadounidense.
Cuando Blinken llevaba dos días en China, WSJ lanzó su segunda publicación en el mismo mes a tono con el artículo anterior. De acuerdo con el diario estadounidense, la nación asiática y Cuba están en negociaciones para establecer una nueva instalación de entrenamiento militar conjunto en la isla, lo que genera alarma en Washington porque podría llevar al estacionamiento de tropas chinas y otras operaciones de seguridad e inteligencia a solo 160 kilómetros de la costa de Florida.
El texto siguió la misma tónica de citar funcionarios “anónimos” con el claro propósito de mantener el tema en el escenario mediático, sobre todo durante la estancia de Blinken en la nación asiática
Incluso el propio diario citó declaraciones del secretario de Estado, quien calificó “las actividades chinas en Cuba” como una seria preocupación para la administración Biden, y reiteró que lo había planteado en sus reuniones en Beijing.
“Hemos estado tomando medidas en los últimos dos años, diplomáticamente, dondequiera que hayamos visto a China tratando de crear ese tipo de presencia”, señaló. “Es algo que realmente preocupa. Fui muy claro acerca de nuestras preocupaciones con China”, expresó Blinken, citado por el WSJ.
La lista de fake news contra Cuba es larga
Para el periodista cubano Jorge Legañoa, vicepresidente de la Unión de Periodistas de Cuba, quien se ha especializado en la política exterior de Washington hacia la Habana, ambos artículos forman parte de la maquinaria estadounidense de mentiras en las últimas décadas.
“Desde el propio triunfo de la Revolución ha habido decenas de falsedades contra la nación cubana que han ido construyendo desde los medios estadounidenses para justificar la política de la Casa Blanca hacia la isla y mantener la misma serie de sanciones, primero el bloqueo, como orden ejecutiva del gobierno de Estados Unidos, y luego como mandato del congreso estadounidense, a partir de la aprobación de la ley Helms Burton y la Torricelli en los años 90”, argumenta Legañoa.
Esta nueva alegación de una supuesta base de espionaje chino y sus “preparativos para futuras instalaciones militares” aparecen en un momento interesante, cuando Joe Biden atraviesa la segunda mitad de su mandato, según explica el periodista. “Por tanto, pareciera otra de las mentiras fabricadas por la CIA para mantener el estado actual de las relaciones entre ambos países y que Biden no tenga otra alternativa que mantener el bloqueo y las medidas punitivas contra Cuba hasta el final de su mandato.”
La nueva saga de espionaje que implica a Cuba y China se inscribe en una remanufactura de las viejas formas de propaganda contra La Habana. Así lo puso en contexto Legañoa: “El estado actual de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos desde Donald Trump, en el 2017, está sustentado sobre dos grandes mentiras. La primera es que en Cuba ocurrió un ataque sónico en la embajada estadounidense, lo cual ya sido demostrado incluso por agencias de inteligencia estadunidense que nunca sucedió. Sin embargo, lo que hoy ya representa un desmentido desde hace cuatro años, fue una verdad que entronizó el gobierno de Trump para desarticular los avances que se habían logrado en materia diplomática.”
La segunda gran mentira del gobierno de Donald Trump fue incluir a Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo, con el argumento y la ayuda del gobierno colombiano de Iván Duque, alegando que Cuba acogía a terroristas del Ejército de Liberación Nacional (ELN) después de que se rompieran los diálogos en la Habana.
“Ha pasado el tiempo y ahora el gobierno actual de Gustavo Petro y el ELN se han sentado en la Habana para finalizar un ciclo de conversaciones, por tanto ni siquiera esa justificación es válida, porque Cuba ha jugado un papel como garante de ese camino hacia la paz en Colombia. Sin embargo, se mantiene esa narrativa desde la Casa Blanca de mantener a la nación caribeña en una lista de países patrocinadores del terrorismo con serias consecuencias para la situación económica de Cuba”, argumenta el periodista cubano.
The Wall Street Journal nunca incluyó en sus artículos las respuestas oficiales de China y Cuba. A todas luces se buscaba mantener la espectacularidad de la publicación, sin contrastar fuentes.
“Publican artículos de este tipo sobre la base de supuestas fuentes de inteligencia. No triangulan información, no existe una segunda o tercera fuente pública que pueda corroborar esto, no hay una sola imagen, no hay un solo video. De hecho, corresponsales de agencias estadounidenses en Cuba han estado en el lugar donde supuestamente está la base militar, han conversado con los pobladores y nadie pudo confirmar siquiera que hayan visto una persona con rasgos asiáticos en ese pueblo cubano”, manifestó el periodista.
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EE.UU. quiere mantener viva “la saga de espionaje chino” en Cuba
En el caso de las reacciones a lo interno del partido republicano y las declaraciones de algunos de sus miembros exigiendo reuniones a la CIA y el Departamento de Estado, tienen un trasfondo electoral.
El 2024 será nuevamente año de elecciones presidenciales y en el congreso de Estados Unidos. Lo que están buscando a toda costa en mantener un tema que en la narrativa política tiene importancia para hablarle a un sector anticubano residente en Estados Unidos, que al final también son sus votantes.
"Mantener el tema caliente todos los días, hoy habla un congresista, mañana un senador, ninguno ofrece alguna prueba pero todos están desde ya haciendo campaña política. Hasta ahora mismo en el congreso no se ha presentado un anteproyecto de ley anticubana pero no es descartable", explica Legañoa.
Mientras las bases de espionaje chino solo existen en el imaginario de quienes escribieron el artículo y en las intenciones de los que quisieran que fuera cierto, se mantiene una matriz mediática que solo tensa las relaciones entre Beijing y Washington, y sostiene en el mismo suspenso negativo la actual situación entre la Habana y la Casa Blanca.
Desmentirlo en todos los escenarios posibles ha sido la reacción lógica de China y Cuba, aunque The Wall Street Journal prefiera obviar estas declaraciones y darle vida a “fuentes anónimas de inteligencia” que nunca aportaron ninguna evidencia.