Egipto mantiene su reclamo por la Piedra Rosetta
La piedra es un símbolo de violencia cultural, la piedra es un símbolo de imperialismo cultural.
Egipto y su cultura siempre tuvieron algo de mágico, y así también distintos ladrones: están aquellos de hace siglos y los actuales.
Por eso, no sorprende que el Museo Británico de Londres, en Reino Unido, niegue la devolución de la Piedra Rosetta, fundamental para interpretar los jeroglíficos.
Hace más de seis meses, el afamado arqueólogo del país africano, Zahi Hawass consideró una catástrofe y un grave crimen contra el patrimonio mundial el robo de esa obra.
Durante la primera campaña del general Napoleón contra El Cairo y el Levante (1798-1801), un soldado de sus tropas encontró la pieza, proveniente del año 196 antes de nuestra era.
Tras la derrota del militar, las inscripciones pasaron a ser propiedad británica en 1801 e integraron la colección del centro cultural al año siguiente.
En 1822, el investigador francés Jean-François Champollion la utilizó como referente para descifrar la escritura antigua. Estos trazos eran para los nacidos en esas tierras “palabras de los dioses”.
De hecho, su elaboración tenía así un carácter sagrado y mágico: quien sabía el significado de aquellos caracteres no era menos que un erudito.
Egipto solicitó en muchas ocasiones su regreso y aseguró que espera una mejor fortuna para la causa, lejos de criterios coloniales.
“La piedra es un símbolo de violencia cultural, la piedra es un símbolo de imperialismo cultural, pero trabajamos con un código ético del siglo XXI", opinó la arqueóloga Mónica Hanna.
Su iniciativa coincidió, por ejemplo, con la política del Gobierno de México de condenar la subasta de piezas arqueológicas del país latinoamericano, además de exigir la devolución de las reliquias culturales.