Una "piel viva" protege de la erosión a La Gran Muralla China
Cianobacterias, musgos y líquenes, mantienen la estabilidad del suelo y proporcionan un sinfín de servicios ecosistémcios,
La Gran Muralla China sufre un deterioro cada vez más significativo en sus torres y muros debido a la erosión causada por la lluvia y el viento.
Sin embargo, secciones completas del área resultaron colonizadas por la vegetación en especial por costras biológicas de cianobacterias, musgos y líquenes, sobre todo en la región árida y semiárida por donde transcurre.
“Cada organismo actúa como una piel protectora de este emblemático monumento”, destacó el coautor de un análisis sobre ese tema, Manuel Delgado Baquerizo.
Agregó que en los ecosistemas terrestres, esas costras mantienen la estabilidad del suelo y proporcionan un sinfín de servicios ecosistémcios, como el secuestro de carbono y la fertilidad del suelo en zonas áridas y semiáridas.
Grandes secciones del sitio surgieron con la técnica de la tierra apisonada, y en la actualidad hasta dos terceras partes de esos espacios están cubiertos.
Durante el trabajo, los investigadores estudiaron 600 kilómetros, y compararon la erodabilidad de la construcción desprovista de costras biológicas usando ensayos mecánicos en el laboratorio.
Hacia el año 220 antes de Cristo, el primer emperador Qin Shin Huang dio la orden de reunir los tramos de fortificaciones elaboradas anteriormente, a fin de crear un sistema de defensa coherente contra las invasiones de los pueblos del Norte.
Los trabajos de edificación prosiguieron hasta la dinastía de los Ming (1368-1644), y dieron por resultado la obra de ingeniería militar más gigantesca de todos los tiempos.