Investigadores de la Universidad de Pensilvania, en Estados Unidos, descubrieron en algunas de las formas de vida más antiguas de la Tierra —los microbios llamados arqueas— una nueva arma contra la resistencia a los antibióticos.

Estos microorganismos unicelulares sobrevivieron durante miles de millones de años en condiciones extremas, como ácidos hirvientes, respiraderos de aguas profundas y salares.

Para explorar su potencial, los científicos recurrieron a la inteligencia artificial e identificaron compuestos previamente desconocidos capaces de impulsar el desarrollo de antibióticos de próxima generación.

Según el autor principal, César de la Fuente, análisis previos se centraron principalmente en hongos, bacterias y animales. 

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¿Qué descubrió?

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El laboratorio de De la Fuente empleó una herramienta de inteligencia artificial llamada APEX para identificar candidatos entre la biología antigua.

Tras analizar las proteínas arqueasinas de 233 variedades de estos microbios, el sistema evaluó las propiedades de más de 12 mil péptidos, cadenas cortas de aminoácidos que actúan como bloques de construcción de las proteínas.

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Así detectó que podrían bloquear la actividad de importantes sistemas celulares y enzimas de patógenos.

De las 80 candidatas más prometedoras, el 93 por ciento mostró actividad contra al menos una bacteria, y uno de estos compuestos demostró un efecto comparable al de la polimixina B, un antibiótico de último recurso. 

¿Por qué las arqueas?

Las arqueas prosperan donde pocos organismos pueden sobrevivir: bajo presiones extremas, con sustancias químicas tóxicas y a temperaturas intensas.

Aunque microscópicamente se parecen a las bacterias, difieren notablemente en su genética, membranas celulares y bioquímica.

Esta singularidad las convierte en una fuente prometedora, aunque hasta ahora poco explorada, de nuevas herramientas moleculares, incluidos compuestos con potencial antibiótico. 

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