Malmo es una hermosa ciudad del sur de Suecia, con la misma cantidad de símbolos del presente que del pasado. Hay también en sus calles expresiones de la solidaridad con Gaza.

Encontrar la historia de los hermanos Mohamed y Ahmad Hassoun, por ejemplo, es una de ellas. Y es que hace unos meses estos empresarios crearon el refresco Palestina Cola con el objetivo de donar las ganancias al país levantino.

Su idea era buscar una alternativa al apoyo de varias marcas a “Israel” y defender la herencia de su familia oriunda del territorio de Safad. 

Observar una de sus latas nos lleva a ver las tradicionales kifuyas, las redes de los pescadores, y los nudos del tronco del olivo.

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Al principio, sus creadores solo pensaron la presentación del producto en la nación escandinava, pero luego recibieron un gran respaldo, tanto de las tiendas como de las redes sociales. 

Con el tiempo, prevén que su refresco alcance los lugares donde resuena el mensaje de solidaridad y la conciencia por “las firmas éticas”. 

De esta forma, atentarán contra la multinacional estadounidense Coca Cola, un actor decisivo a la hora de promocionar a "Israel" y defender los intereses de su Gobierno. 

Hace unos días, Malmo acogió una protesta contra la participación de representantes de "Tel Aviv" en el Festival de la Canción de Eurovisión, programado para celebrase en la urbe sueca. 

Sobresalió entre las pancartas de la acción una que mostraba de sangre y las tijeras cortando la cuerda del micrófono con la bandera del régimen ocupante.

Los manifestantes recordaron la incongruencia de los organizadores al expulsar a Rusia en 2022 por su operativo militar en Ucrania.