Adén, un volcán de Yemen guarda milenaria ciudad
Hoy sus ciudadanos intentan mantener el candor de una ciudad milenaria.
Adén es una ciudad del oeste de Yemen, no por azar considerada uno de los territorios más importantes del país.
Su ubicación geográfica resulta uno de sus grandes encantos. Estar en la cima de un volcán inactivo desde hace miles de años, con las aguas del mar Rojo a los pies y al resguardo de un puerto estratégico, ya representa un privilegio.
No obstante, años de guerra agravados por la alianza saudita-emiratí, causaron un deterioro a pesar de los intentos de sus habitantes por preservar su patrimonio.
Aun en medio de la incertidumbre, resalta la arquitectura de algunas de las obras, con diseños que armonizan entre lo antiguo y lo moderno.
Las cisternas de Taweelah, por ejemplo, son una de estas. Y es que la edificación, construida en el primer milenio antes del nacimiento de Cristo, todavía captura las piedras que caen y las drenan a lo largo de un canal.
También allí encontramos, conservado desde tiempos antiquísimos, un famoso minarete de 21 metros de altura y cerca de seis pisos. Sus luces dirigían los barcos de forma segura al puerto de Seera durante las noches de tormenta.
Y junto a ellos una urbe flotando en el mar con una naturaleza pintoresca que combina agua de mar, playas de arena dorada y un terreno montañoso.
Hoy sus ciudadanos intentan mantener el encanto de un sitio que también fue punto de ruta comercial en la antigüedad y acogió a varias civilizaciones y muchos reinos, como el de Osan, Sheba, Himyar y Axum.
Desde hace unos meses, es noticia en Adén la de los combatientes del movimiento Ansar Allah que impiden la entrada de barcos israelíes en el mar Rojo, en respuesta a los crímenes perpetrados por el sionismo contra la población palestina de la Franja de Gaza.