Un tesoro quedó sepultado en Pompeya hace cientos de años
Durante la erupción del Vesubio, un hombre y una mujer, tal vez una pareja, intentaron recoger sus objetos de valor pero no lo lograron.
La noche volcánica se apoderó de Pompeya. Sus habitantes corrieron despavoridos, tratando de escapar de las rocas voladoras, del humo, de los incendios, del derrumbe de las paredes.
No hubo sitios seguros. Algunos trataron de huir hacia el mar, otros se escondieron en sus casas. No hubo ninguna opción buena para escapar.
Un hombre y una mujer, tal vez una pareja, no querían marcharse sin sus objetos de valor. Intentaron recogerlos pero no lo lograron.
Monedas de oro, plata y bronce, además de algunas joyas como aretes y perlas, quedaron esparcidos por una pequeña habitación usada como dormitorio temporal durante las obras de renovación de su casa.
Ese fue el refugio que eligió la pareja mientras esperaba el fin de la lluvia de lapilli (piedra pómez) y de la que ya nunca escaparía.
La habitación continua no tuvo tanta suerte y quedó colgada de material volcánico, bloqueando la posibilidad de escape, según explicaron los arqueólogos en el E-Journal Scavi di Pompei.
“Para esas personas, el desastre debió ser aún más monstruoso e inconcebible de lo que podemos imaginar hoy, ya que ellos no tenían conocimiento de la naturaleza de los volcanes”, señalaron los investigadores.
El nivel de alfabetización en la Pompeya de la época imperial y en el mundo romano en general era bajo, como en todas las sociedades preindustriales.
Solo una parte de la población sabía leer y escribir, y de ellos un pequeño grupo tenía acceso a textos como los de Estrabón y Vitruvio.