Ubicado en Nueva York, Estados Unidos, el Hartsdale Pet Cementery no solo es el mayor cementerio de animales del mundo, sino también el primero de su categoría en el país norteño. 

Esta necrópolis, fundada en 1896, es el último hogar de más de 70 mil mascotas y especies exóticas, que encontraron descanso en una zona tranquila e inmersa en la naturaleza.

Perros, gatos, aves, caballos, serpientes y monos son algunos de los ejemplares que reposan en el sitio, de 2,5 hectáreas de extensión.

Caminando por sus senderos, salen al paso bustos esculpidos, inscripciones personalizadas, complejos relieves y estatuas de los seres homenajeados. 

También encontramos las sepulturas de mascotas célebres, como Rin Tin Tin, el famoso pastor alemán que apareció en películas y series de televisión; y Toto, el terrier del filme El mago de Oz.

La historia de Harstdale comenzó cuando el empresario M.E.L. Doughty decidió crear un lugar de entierro digno, tras la muerte de su perro. 

Anteriormente, las familias inhumaban a estos seres queridos en sus jardines u otros lugares improvisados. 

Desde su apertura, el lugar fue referencia para necrópolis posteriores, como Cimetière des Chiens, en Francia; Pet Memorial Park, en Japón; y Central Park Pet Cementery, en Estados Unidos. 

El siglo XXI trajo una creciente conciencia sobre la ética animal y el respeto hacia todas las formas de vida, lo cual influyó en el desarrollo de estos espacios funerarios.