Series y videojuegos: estrategia cultural contra Venezuela
El cine y la televisión estadounidense moldean la percepción del público para aceptar sin resistencia la idea de una nación colapsada y necesitada de intervención externa.
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Series y videojuegos, fábrica de narrativas contra Venezuela
La imagen internacional que desacredita a Venezuela no es fruto del azar mediático, sino el resultado de una estrategia cultural sostenida desde las industrias del entretenimiento y la comunicación.
Así lo afirmó el periodista Ricardo Pose en su artículo publicado por TelesurTV, titulado La instrumentalización de videojuegos, films y series para crear una "Venezuela fallida".
El texto se suma a otros análisis recientes —entre ellos Cómo medios y cine fabrican una narrativa de crisis, publicado por Al Mayadeen Español— que denuncian una alianza narrativa entre medios, Hollywood y videojuegos destinada a consolidar una visión negativa del país.
Desde las primeras líneas, Pose advirtió que “todo el tiempo se construye un telón de fondo cultural” capaz de normalizar los discursos sobre crisis, narco-Estado y dictadura en Venezuela.
Según explicó, el cine y la televisión estadounidense refuerzan esos mensajes, moldeando la percepción del público para aceptar sin resistencia la idea de una nación colapsada y necesitada de intervención externa.
#AProfundidad 🔴 ¿CÓMO MEDIOS Y CINE FABRICAN UNA NARRATIVA DE CRISIS SOBRE VENEZUELA?
— Al Mayadeen Español (@almayadeen_es) September 25, 2025
⭕️ Cuando se analiza la cobertura periodística occidental sobre Venezuela destacan varias líneas en común:
🔸 Se priorizan fuentes opositoras
🔸 Se escogen encuadres con toda intencionalidad… pic.twitter.com/k7DWsGqGae
Hollywood y la fabricación del enemigo
El texto ofreció un repaso histórico de la “cultura de masas” estadounidense, y de la forma en que el cine de Hollywood proyectó la imagen de Estados Unidos como la “meca de la democracia occidental” y del resto del mundo como territorios atrasados o tiránicos.
Desde ese punto de vista, los héroes norteamericanos representan “la justicia mundial”, mientras los países del sur global son descritos como espacios dominados por la corrupción y el caos.
Esta visión maniquea, sostuvo Pose, fue clave en la legitimación simbólica de la política exterior estadounidense, presentada como salvadora de pueblos oprimidos.
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Prensa y legitimación del relato
La crítica se apoyó en investigaciones académicas. Alan MacLeod concluyó que medios como The New York Times o BBC retratan al gobierno venezolano como “ilegítimo, autoritario y corrupto”, amplificando voces opositoras y silenciando otras fuentes.
De forma similar, el economista Mark Weisbrot, del Centro de Investigación Económica y Política de Estados Unidos, acusó a los grandes medios de “exagerar o tergiversar datos económicos clave” para reforzar la narrativa de un país en ruinas.
Por su parte, la periodista Diana Valido en su reciente reportaje publicado en Al Mayadeen español, subrayó que la cobertura occidental selecciona intencionalmente fuentes que privilegian imágenes de violencia, desabastecimiento y caos.
La alianza entre el cine y el poder militar
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Fanatasmas de Call of Duty por las calles de Venezuela
El texto también reveló la colaboración entre Hollywood y el aparato militar estadounidense.
Pose citó la investigación Operation Hollywood de David L. Robb (2005) al exponer que el Pentágono mantiene una oficina destinada a revisar guiones y garantizar que las fuerzas armadas sean retratadas de forma favorable.
A cambio, los estudios recibieron acceso a recursos de alto costo —como aviones, buques y bases militares—.
Videojuegos y guerra cognitiva
El autor amplió su análisis hacia los videojuegos de acción, donde también se reprodujo la narrativa de dominación.
Títulos como Mercenaries 2: World in Flames o Call of Duty: Ghosts convirtieron a Caracas en escenario de guerras e invasiones.
En ellos, el jugador asumió el rol de un soldado que combate “dictadores” o “federaciones enemigas”, repitiendo la lógica de la salvación armada.
Según sostuvo el autor, estas representaciones constituyen una forma de guerra cognitiva, que busca naturalizar la intervención militar y generar apatía social ante la agresión simbólica.
Desde las pantallas, el espectador se convierte en partícipe de una ficción diseñada para moldear su percepción política.