¿Cómo encontrar la alegría en la Franja de Gaza?
Las palabras, los significados, todo parece distinto. Los caminos que recorríamos a diario ya no son los mismos, las plazas lucen diferentes.
Desde que regresamos de nuestro último desplazamiento, vivimos momentos difíciles en todos los aspectos. La invasión a Jabalia destrozó nuestro hogar, y ahora encontramos refugio en la casa de algunos familiares.
Muchos cambios
Las palabras, los significados, todo parece distinto. Los caminos que recorríamos a diario ya no son los mismos, las plazas lucen diferentes.
Cientos de barrios desaparecieron, y en su lugar quedaron restos de casas dispersas. Los servicios básicos, como el agua, la electricidad, el saneamiento y la limpieza, son un lujo que ya no nos permitimos.
El Ministerio de Educación y Educación Superior de Palestina informó que desde el inicio de la agresión israelí el 7 de octubre, un total de 9.241 estudiantes murieron y 15.182 resultaron heridos en toda la Franja de Gaza y Cisjordania.
— Al Mayadeen Español (@almayadeen_es) July 17, 2024
En Gaza, el número de estudiantes… pic.twitter.com/QlU9FYS0Wf
La escasez de alimentos es otra realidad innegable. Pero damos gracias a Dios por tener harina. En la anterior crisis, probamos todos los tipos de granos, incluso los que no eran aptos para el consumo humano.
Claro, la comida ni siquiera importa. Nos acostumbramos a la escasez y nuestro intestino se adaptó a dos o tres tipos nutrientes a lo largo de la semana. Pero eso no es realmente de lo que quería hablar.
Hace unos días, llevamos agua directamente a los tanques de la casa a través de una manguera que se extiende desde un pozo cerca del vecindario.
Ese fue un momento verdaderamente festivo. La alegría de la gente del barrio era indescriptible, especialmente en los niños.
Se veían hermosos cuando estaban completamente limpios y jugaban con el agua. Esta manguera quizás fue eso en realidad, un milagro.
Los sonidos de las risas se hicieron muy fuertes, y el contagio del entusiasmo y la alegría invadió a los adultos, así que corrí con todas mis fuerzas y me coloqué en medio del círculo de alborotadores y todo cayó sobre mí.
Sentí ligereza y alegría mientras me ahogaba estando allí. Los pequeños sintieron que lograron su mayor victoria cuando me vieron huir de ellos, fingir pánico y miedo, como si fuera un gato que teme mojarse.
En tan solo unos minutos, todos participaron en este festival. Se oyeron risas y por unos minutos nos olvidamos del sonido de las bombas.