Los científicos avistaron a las orcas de la costa occidental de Norteamérica con salmones muertos sobre sus cabezas.

Varias hipótesis explicaron este comportamiento: algunas lo atribuyeron a la búsqueda de alimento, otras a un juego de interacción social.

Para los expertos, esta conducta quizás resultó de una variación evolutiva de la costumbre de esconder presas bajo las aletas pectorales. 

También plantearon que tal vez solo fue una actitud inusual o incluso placentera, similar al uso de algas por ballenas jorobadas.

La inteligencia y capacidad de comunicación de las orcas facilita la transmisión de comportamientos entre áreas.

En 1987, los científicos grabaron un incidente similar: uno de los cetáceos empezó a hacer equilibrios con un cadáver de salmón. 

Atendiendo a la larga vida de estos animales (hasta 90 años), es posible que sea el mismo individuo visto en la misma región.