Profesores universitarios en EE. UU. víctimas del nuevo macartismo
Mientras la represión policial arrasa los campamentos universitarios, las escuelas cortaron vínculos con miembros del profesorado pro-palestinos sin titularidad.
Desde el inicio de la agresión a la Franja de Gaza el pasado 7 de octubre, las 12 sedes universitarias del enclave quedaron reducidas a escombros y al menos más de 90 profesores perdieron la vida durante los ataques.
Según el sitio web The Intercept, algunos expertos de las Naciones Unidas describieron el hecho como escolasticidio respaldado por Estados Unidos.
El intento de “Israel” de erradicar la vida intelectual en Gaza resonó mucho más allá del territorio, y las universidades estadounidenses despidieron a varios de los profesores pro Palestina.
Tras el comienzo de la guerra contra Gaza, quienes durante años impartieron asignaturas de política, sociología, literatura japonesa, salud pública, estudios latinoamericanos y caribeños, estudios africanos y de Medio Oriente, matemáticas, educación y más fueron suspendidos o removidos de sus puestos por su discurso pro palestino y antisraelí.
De acuerdo con los informes, esos educadores tuvieron poco en común, vivían en diferentes ciudades y estados y provinieron de diferentes países. Algunos llevaron décadas en la enseñanza de sus instituciones y otros fueron contratados recientemente.
Varios de ellos enseñaron en universidades privadas y públicas. Tuvieron distintos grados de seguridad laboral, desde un profesor titular hasta los contratos adjuntos más precarios.
También eran diversos desde el punto de vista racial, étnico, religioso, de edad y de género.
Pero todos compartieron, en los últimos meses, posiciones a favor de la libertad palestina y fueron blancos de grupos pro israelíes.
Conforme a la publicación, no hubo un recuento oficial del número de trabajadores académicos suspendidos por su apoyo a Palestina, sobre todo porque la educación superior en EE. UU. está desarticulada, a menudo privatizada y depende de contratos laborales a corto plazo.
En general, los profesores enfrentaron pérdidas de empleo y suspensiones por sacar a Palestina a la luz pública.
Decenas de académicos comenzaron a ser investigados, y muchos de ellos podrían ver sus contratos expirar de manera silenciosa sin renovaciones.
El medio tuvo la oportunidad de conversar con una docena de profesores, cuyo empleo está en peligro por su discurso pro Palestina.
Las entrevistas, incluidas aquellas con activistas laborales universitarios y asociaciones académicas, revelaron un patrón de represión por motivos políticos en el cual las campañas de defensores pro-israelíes pueden estropear las carreras de los académicos debido a expresiones de indignación por la ocupación de “Israel” y su guerra en Gaza.
A criterio de la responsable principal de programas de la Asociación Estadounidense de Profesores Universitarios, Anita Levy, la mayor parte de los educadores reprimidos investigaron en su momento sobre temas relacionados con violaciones del debido proceso, la no reelección, el despido y la concesión de la titularidad.
La organización sin fines de lucro y defensora de los derechos de los profesores y la libertad académica abrió cinco casos en los últimos meses vinculados con el discurso pro palestino.
“Estamos en los albores de un nuevo macartismo y esta puede ser la punta del iceberg", subrayo Levy.
Las instituciones expresaron sus intenciones de eliminar a los disidentes políticos de sus nóminas bajo la engañosa bandera de proteger al pueblo judío, impulsada por una mayor presión republicana.
Para el profesor visitante de estudios sobre Medio Oriente, Asia Meridional y África en la Universidad de Columbia, Mohammad Abdou, eso va más allá del nuevo macartismo porque son expresiones de islamofobia y de racismo antimusulmán, antiárabe y antipalestino.
El presidente de Columbia, Minouche Shafik, anunció durante una reunión en el Congreso el corte de relaciones con Abdou, uno de los cinco profesores nombrados por el administrador de la escuela, pero el único sin la relativa protección de la titularidad. Su contrato de un año finalizó este mes.
A juicio de Abdou, él fue incluido en una lista negra a nivel mundial.
El activista y académico fue acusado en el Congreso y en los medios de comunicación de derecha de antisemita y partidario de Hamas.
A través de uno de sus artículos, Abdou pidió a sus lectores pensar en un futuro para Palestina y en el apoyo a la resistencia, más allá del binario de una formación estatal secularizada y eurocéntrica, o “la idea neoconservadora de la Sharia de Hamas y la Yihad Islámica”.
La represión antipalestina en las universidades estadounidenses desde el 7 de octubre no fue sutil. Los estudiantes y profesores enfrentaron una censura discriminatoria de gran alcance y a acusaciones difamatorias por su defensa pro-palestina.
En los últimos meses, los administradores escolares llamaron a policías antidisturbios para despejar campamentos de estudiantes y arrestar a miles de personas en la Universidad de Columbia, el City College de Nueva York, el Emerson College, la Universidad Emory, la Universidad de Nueva York, la Universidad de Austin en Texas y más.
La violencia estatal fue brutal contra estudiantes no vista desde el movimiento universitario contra la guerra de Vietnam, justificado esta vez por afirmaciones endebles sobre seguridad de los estudiantes, sustentado por una combinación de antisionismo y antisemitismo.
La semana pasada, miembros del profesorado de la New School de Nueva York lanzaron el primer campamento de solidaridad dirigido por profesores, tras el cierre del campamento de estudiantes con detenciones masivas.
A finales de abril, docenas de profesores y otras personas de la Universidad de Nueva York formaron una fila alrededor de sus estudiantes para defenderlos del allanamiento policial.
El profesor de estudios latinoamericanos y caribeños en el John Jay College of Criminal Justice, Danny Shaw, fue despedido después de 18 años como educador.
Los administradores de la universidad le confirmaron la decisión de no volverlo a nombrar para su puesto adjunto de larga data. Los colegas de Shaw lo propusieron, pero fue rechazado por la presidenta de John Jay, Karol Mason.
El despido ocurrió tras el acoso en línea de la derecha proisraelí, dijo Shaw, en respuesta a su apoyo vocal a Palestina y su oposición a “Israel” después del 7 de octubre y el inicio de la agresión contra el enclave palestino.
Al respecto, grupos sionistas como Misión Canaria y Antisemitismo.org hicieron un negocio de perseguir a profesores y estudiantes en línea y señalar a aquellos en el campus con opiniones pro Palestina.
Muchos académicos, quienes ahora enfrentan el despido, la suspensión o la no renovación de sus contratos comunicaron que su apoyo abierto a la libertad palestina no era nada nuevo y nunca antes fue un tema importante.
Cuando John Jay cortó sus lazos con Shaw, la Universidad Municipal de Nueva York enfrentó una presión cada vez mayor por parte de la ciudad y el estado, con la amenaza de pérdida de fondos ligada a afirmaciones falsas de un aumento del antisemitismo en el campus.
A finales de octubre, la gobernadora de Nueva York Kathy Hochul ordenó una investigación independiente sobre el antisemitismo.
La Universidad Municipal de Nueva York terminó su relación con al menos otro profesor debido a discursos relacionados con la guerra de “Israel” contra Gaza.
El discurso proisraelí tiene consecuencias con mucha menos frecuencia, pero sucede. En un caso, la Universidad Estatal de Arizona puso en licencia al investigador postdoctoral Jonathan Yudelman después de un video de una manifestación pro “Israel”.
La documentación fílmica mostró a Yudelman en su ofensa a una mujer con hijab por supuesta violación de sus límites religiosos. "No respetas mi sentido de humanidad, perra", le dijo.
Yudelman está ahora de licencia de la Universidad Estatal de Arizona en espera del resultado de una investigación sobre el incidente.
El caso de Yudelman es una rara excepción a la regla la cual considera el apoyo a Palestina como una responsabilidad profesional.
A su vez, el fallecido y legendario abogado de derechos civiles Michael Ratner acuñó como la excepción palestina a la libertad de expresión no es nueva, aunque su escalada en los meses transcurridos desde octubre fue feroz.
La represión del antisionismo tiene una larga y fea historia en el mundo académico y empezó a recuperarse después de 1967, expresó el académico y autor palestino-estadounidense Steven Salaita, en referencia al período de la guerra árabe-israelí, una época en la cual el apoyo a “Israel” creció en Estados Unidos.
En los últimos años, los guerreros culturales y administradores de derecha encontraron formas de despedir a los profesores titulares de teoría política como fue el caso del profesor titular de la Universidad de California en Davis, Joshua Clover.
Las universidades en su mayor parte lograron cerrar departamentos enteros por supuestos motivos económicos. Sin embargo, el ataque al discurso pro palestino ofrece una vía completamente nueva, bajo el pretexto de proteger a los estudiantes judíos.
Clover fue víctima de Canary Mission por sus expresiones antisionistas por un ensayo de izquierda sobre el discurso denominado “extramuros”.
También el activista y académico Amin Husain fue castigado por hablar extramuros y pidió la liberación palestina durante muchos años, pero recién en enero de este año fue suspendido de su puesto adjunto en la Universidad de Nueva York.
La importancia de apoyar a los académicos pro-palestinos va mucho más allá de la libertad de expresión y protecciones para los trabajadores. La ocupación de “Israel” y su guerra brutal en curso son recordatorios constantes de las cuestiones más destacadas en juego.
A pesar de las continuas redadas policiales, casi 200 campus en EE. UU. establecieron campamentos en el último mes para exigir la desinversión de “Israel”, su aparato militar y las corporaciones beneficiadas.