Como "inusual y sin precedentes en la historia de sus relaciones" calificaron los medios israelíes el intercambio de ofensas públicas entre  las máximas autoridades de Estados Unidos e "Israel".

En una etapa difícil para la entidad sionista, marcada por división interna y manifestaciones generalizadas en las calles, su principal socio político decide aplicarle declaraciones "destinadas generalmente para países no democráticos", según valoró el sitio web israelí Wallah.

En su análisis del contexto, el sitio achaca la actitud del presidente estadounidense, Joe Biden, a preocupaciones en su gabinete por la exacerbación de la crisis interna en "Israel" y sus repercusiones en la democracia en la región.

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Al respecto cita un comunicado de un portavoz de la Casa Blanca donde llama a las autoridades de la ocupación a "preservar y respetar el derecho a las manifestaciones pacíficas", en medio del debate público sobre el plan del gobierno para enmendar el sistema de justicia.

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En marzo, Biden expresó su temor por el polémico proyecto del primer ministro, Benjamín Netanyahu, y sus consecuencias futuras: “Estoy muy preocupado, 'Israel' no puede seguir así”, confesó el mandatario a la prensa norteamericana.

Lo preocupante para Norteamérica en el proyecto de introducir enmiendas al sistema judicial sionista es dar al gobierno un mayor control sobre los nombramientos de jueces en la Corte Suprema.

En cuanto a una posible invitación a Netanyahu para visitar la Casa Blanca, desde inicios de año el discurso yanqui cambió en varias oportunidades.

La más reciente declaración al respecto es del propio Biden, quien reconoció a la cadena CNN las posibilidades de recibir pronto al presidente israelí, Isaac Herzog,  pero no al primer ministro porque estaba "muy ocupado" con los problemas de su país.

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Para los analistas de Wallah, resulta inconcebible escuchar a Washington opinar sobre el derecho a la protesta "pacífica" del pueblo, lo cual catalogó como "el punto más bajo" y sin precedentes para la democracia al estilo de Tel Aviv.

Este martes, los propios medios israelíes confirmaron la presencia de decenas de miles de manifestantes en el aeropuerto Ben Gurion, de la capital, enfrentados a unos 900 policías, y la continua escalada del movimiento de protesta en los asentamientos de colonos contra las enmiendas judiciales.