Juegos de guerra de EE.UU. y Armenia son contraproducentes
El ministro de Relaciones Exteriores iraní, Hossein Amir Abdullahian, afirma a su homólogo armenio que la presencia de fuerzas extranjeras en la región complica aún más la situación regional.
Los actuales juegos de guerra entre Armenia y Estados Unidos son contraproducentes para resolver las tensiones actuales en la región, consideró el ministro de Asuntos Exteriores iraní, Hossein Amir Abdullahian.
Durante una llamada telefónica a su homólogo armenio Ararat Mirzoyan, el canciller iraní refirió los peligros de las maniobras militares Eagle Partner iniciadas el lunes entre los referidos países.
Al menos 85 soldados estadounidenses y 175 armenios participan en el entrenamiento de 10 días en dos sitios de entrenamiento cerca de Ereván, la capital de Armenia.
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Los ejercicios ocurren en un momento en que Armenia y Azerbaiyán están en desacuerdo por la disputada región de Nagorno-Karabaj.
En ese sentido, el jefe de la diplomacia de Irán sugirió tratar los desacuerdos desde su origen para lograr una estabilidad a largo plazo en la región.
También consideró los diálogos y procedimientos en el marco 3+3 (Armenia, Azerbaiyán y Georgia), junto a Rusia, Turquía e Irán, como el método más eficiente para lograr la paz integral.
Los ministros de Asuntos Exteriores también discutieron los medios para impulsar las relaciones bilaterales y expresaron satisfacción con la trayectoria actual de los nexos.
El ejercicio Eagle Partner culminará el 20 de septiembre, según el Comando para Europa y África del ejército estadounidense.
De acuerdo con el Ministerio de Defensa de Armenia, los adiestramientos tienen como objetivo aumentar el nivel de interoperabilidad con las fuerzas de EE.UU. en misiones internacionales de "mantenimiento de la paz".
Para el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, la decisión de Armenia de no realizar entrenamientos con la alianza de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC) liderada por Moscú y, en cambio, trabajar con Estados Unidos requiere un análisis profundo.
A su vez, el vocero del Departamento de Estado, Matthew Miller, manifestó la disposición de Washington a cooperar con Armenia en materia de seguridad y calificó el último simulacro como una rutina no vinculada a ningún otro evento.
La semana pasada Moscú convocó al embajador de Armenia para quejarse de las "medidas hostiles" tomadas por ese país. El enviado de Ereván recibió la nota de protesta, pero el Ministerio ruso de Asuntos Exteriores insistió en que ambos países “siguen siendo aliados".
Rusia negoció un alto el fuego y desplegó dos mil cascos azules en el corredor de Lachin, conector entre Armenia y Nagorno-Karabaj.
Por su lado, el primer ministro armenio, Nikol Pashinyan, consideró a Moscú incapaz de controlar el paso.
También acusó a Azerbaiyán de cerrar la carretera, bloquear la región montañosa y provocar una crisis humanitaria en las ciudades de población armenia.
A juicio de Pashinyan, la histórica dependencia de seguridad de Armenia respecto de Rusia fue un "error estratégico".
La región de Nagorno-Karabaj, poblada por armenios, estuvo en el centro de dos guerras entre Azerbaiyán y Armenia.
En la década de 1990, Armenia derrotó a Azerbaiyán y tomó el control de la región. Treinta años después, Bakú manifestó deseo de venganza. Después de la guerra de 2020, Ereván cedió varios de sus territorios controlado durante décadas.
La situación en Nagorno-Karabaj es aún volátil. Armenia acusa Azerbaiyán de trasladar tropas cerca de la región. La acción genera preocupaciones sobre un nuevo conflicto a gran escala.