Refieren que superioridad militar de Estados Unidos es cosa del pasado
La guerra mundial es una posibilidad real y esperada, si no inminente, y Washington requerirá una amplia gama de unidad nacional, movilización de recursos y voluntad de sacrificio para enfrentarla, indica la revista Foreign Policy.
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Estados Unidos está al borde de una guerra que podría perder.
La guerra mundial ya no es una emergencia teórica discutida por expertos políticos, ni un sueño febril de halcones y supuestos militares. Más bien es una posibilidad real y esperada, si no inminente, afirmó la revista Foreign Policy.
El artículo alertó sobre el peor de los escenarios: una escalada de guerra en al menos tres teatros remotos, librada por un ejército disperso, con algunos aliados, a menudo incapaces de defenderse por sí mismos.
Según el análisis de este medio, Estados Unidos necesita ser fuerte en esas tres regiones, mientras cada uno de sus adversarios (China, Rusia e Irán) deben serlo sólo en su propia área para lograr sus objetivos.
Librar esta batalla, señaló la revista, requerirá una amplia gama de unidad nacional, movilización de recursos y voluntad de sacrificio, de una manera que los estadounidenses y sus aliados no han visto en generaciones.
Con anterioridad, Washington libró guerras en múltiples frentes y siempre pudo superar a sus oponentes en producción de armamentos, pero este ya no es el caso, pues solo la Armada china es en realidad más grande que la norteamericana.
Según reseñó de Foreign Policy, ese cuerpo crece cada año de forma equivalente a toda la marina francesa, es decir, en unos 130 barcos.
De acuerdo con el artículo, Estados Unidos entraría en el conflicto con deudas superiores al ciento por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), y durante la contienda pudiera esperarse el aumento de la deuda hasta el 200 por ciento del PIB, o más.
Cargas de deuda de esa magnitud amenazarían con consecuencias catastróficas para la economía y el sistema financiero de ese país, advirtió el medio.
La revista consideró que, un conflicto global traería otros riesgos, pues dos competidores de EE.UU. (Rusia e Irán) son grandes productores de petróleo.
En medio de un conflicto más amplio en el Medio Oriente, un cierre prolongado del Estrecho de Ormuz, importante vía exportadora de combustible, podría hacer subir los precios del petróleo "más allá de los 100 dólares por barril, lo que aumentaría de manera significativa las presiones inflacionarias".
En cuanto a China, como importante tenedor de la deuda de EE.UU., continuas operaciones de venta por su parte pueden provocar un aumento de los rendimientos de los bonos y eso impondría más presión sobre la economía interna.
Sobre la base de esos cálculos, cabría esperar que los norteños enfrentarían una escasez de todo, desde materiales de la industria electrónica, hasta los de construcción de casas, aventuró Foreign Policy.
Todos estos resultados “palidecerían en comparación con los costos humanos en los cuales la Casa Blanca podría incurrir en un conflicto global", advirtió el articulista.
De la misma forma, dejó claro que un grupo de oponentes posee capacidades convencionales y nucleares en condiciones de llegar a territorio de la Unión, y otros tienen la posibilidad de inspirar o dirigir ataques hacia allí desde bases aliadas, lo cual es más fácil de implementar, dada la frágil situación en la frontera sur con el resto de América.
Estados Unidos y sus aliados entran en una etapa de decisiones difíciles, valoró el medio. Y todo es posible, pues los sucesos en Ucrania e “Israel” eran inimaginables unos años atrás.
A la luz de esa realidad, deberían comenzar a arreglar sus asuntos ahora, para no encontrarse desprevenidos si estalla el conflicto global, especuló la revista.