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La ocupación israelí cayó en una peligrosa trampa estratégica como resultado de la operación de la resistencia palestina Diluvio de Al-Aqsa del pasado 7 de octubre, señaló el analista de asuntos militares del diario Haaretz, Amos Harel.

Según el experto, tras subestimar las amenazas a la seguridad en la frontera con Gaza, ahora “Israel” enfrenta una larga guerra de desgaste tanto en el norte como en el sur y corre el riesgo de un conflicto más amplio con Irán y otras fuerzas como Hizbullah de Líbano.

Harel también comentó la brecha entre los supuestos logros del ejército en Gaza y la realidad sobre el terreno, pues la impresión de éxitos disminuye y las pérdidas aumentan, unido a la nueva crisis en las unidades militares de la reserva.

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A la luz del intercambio de acusaciones y la división de responsabilidades sobre lo sucedido desde el inicio de la confrontación, los analistas cuestionaron la capacidad de "Israel" para alcanzar los objetivos durante la guerra en Gaza. 

Para el periodista Yossi Millman existe la preocupación en el público y los reservistas de que la batalla podría estancarse.

Con anterioridad, el jefe del Estado Mayor de la ocupación, Herzi Halevi, confirmó la dificultad para cumplir con las metas necesarias en la Franja de Gaza.

En este sentido, comentó: "Para desmantelar a Hamas no hay soluciones mágicas ni atajos".

De acuerdo con la prensa israelí, en la frente norte, Hizbullah consiguió disuadir a “Israel” y al menos 100 mil colonos abandonaron la zona fronteriza, los negocios colapsaron y nadie puede establecer un límite de tiempo para la recuperación.

En este contexto, la resistencia libanesa continúa sus ataques contra las posiciones del ejército sionista a lo largo de la frontera y las facciones palestinas causan gran cantidad de bajas a las tropas ocupantes en la Franja de Gaza.