Presidente de EE. UU. mantiene política de estrangulamiento hacia Cuba
A lo largo de seis décadas y media, la política de hostilidad estadounidense hacia Cuba ha cambiado de carácter y justificación, adaptándose a diferentes agendas. Pero, nunca se debe subestimar su impacto.
Cuando Joe Biden asumió la presidencia de Estados Unidos aumentó la presión sobre Cuba, impulsada por su predecesor Donald Trump, empeorando las dificultades económicas de la isla.
Un artículo de la revista estadunidense Jacobin titulado “Joe Biden ha continuado la política de estrangulamiento de Cuba de Donald Trump” recordó que desde el año 2017, el exinquilino de la Casa Blanca decretó 243 medidas para hacer aún estricto el bloqueo impuesto desde la década de 1960.
El texto, firmado por el profesor de historia latinoamericana en el Centro de Investigación sobre Cuba de la Universidad de Nottingham, Antoni Kapcia, recalcó que la pandemia de la Covid-19 exacerbó el problema al cerrar las fronteras de la nación caribeña al turismo, una importante fuente de divisas.
Mientras que, en 2021, la fusión del desafiante sistema de doble moneda cubano generó incertidumbres y aumento de precios.
Tres años después, la crisis parece haber empeorado en lugar de mejorar y a pesar de las esperanzas iniciales, Biden nunca derogó las medidas de Trump, reflexionó al analista.
Destacó como una de las medidas más perjudiciales contra La Habana, la inclusión del país en la lista de países patrocinadores del terrorismo, un estatus reachazado por la mayoría de los gobiernos, pero que reconocen de facto los bancos y compañías de seguros europeos por temor a las sanciones de Washington.
Entre otros factores que empeoran la actual situación, mencionó el aumento de los precios del petróleo, con implicación directas sobre el transporte y la producción de energía.
Kapcia resaltó la reciente decisión de Estados Unidos de negar la exención de visa ESTA a cualquier europeo que haya visitado Cuba en los seis meses anteriores, afectando las reservas de viajes combinados y cruceros.
El experto comentó que, a lo largo de seis décadas y media, la política de hostilidad estadounidense hacia Cuba ha cambiado de carácter y justificación, adaptándose a diferentes agendas. Pero, nunca se debe subestimar su impacto.
De acuerdo con el especialista, el bloqueo socavó la estrategia de desarrollo desde los primeros momentos del triunfo de Revolución en enero de 1959 y su continuidad distorsiona y limita los planes y capacidades autónomos de Cuba.
Además, el cerco sigue siendo una clara violación del derecho internacional y recibe anualmente la condena de Naciones Unidas, con sólo Estados Unidos e “Israel” en desacuerdo, precisó.
Luego de hacer un repaso por las distintas administraciones norteamericanas y sus diferentes justificaciones para estrangular el país, el articulista resaltó que Trump tomó muchas medidas, sin ningún motivo claro, pero alentando al lobby cubanoamericano a mostrar sus músculos.
“Las medidas de Trump también otorgaron una nueva licencia a las agencias de inteligencia estadounidenses para sembrar y financiar discordia, difundir noticias falsas, orquestar guerras culturales y tratar de sabotear la economía y los acuerdos financieros de Cuba. Más que nunca, Cuba estaba en el ojo de una tormenta perfecta, diseñada para acabar con el sistema”, alertó.
Al mismo tiempo, subrayó como una de las sanciones más impactantes de la era del republicano la de poner fin a la exención del Título III de la Ley Helms Burton, lo que disuadió inmediatamente a posibles inversores, atemorizó a las entidades comerciales no cubanas para que se retiraran y preocupó a los bancos e instituciones financieras europeas.
Con esa decisión trumpista, la caída de las importaciones cubanas pronto fue palpable, con una creciente escasez de cereales, alimentos y medicinas.
Para ese entonces, el profesor significó, la única esperanza parecía residir en la elección de Biden en 2020, como exvicepresidente de Barak Obama. Sin embargo, decepcionó esas expectativas y añadió sus propias restricciones.
Al cuestionarse por qué Biden se negó a derogar las sanciones de Trump, especuló que puede ser porque el país caribeño no representa una prioridad dentro de su agenda y podría dejarse en manos de elementos arraigados en el Departamento de Estado y los comités de relaciones exteriores del Congreso.
Igualmente, Kapcia reflexionó que un segundo mandato de Biden, donde no tenga que preocuparse la reelección, podría conducir a una flexibilización de la situación. Aunque, alertó que esto es solo una hipótesis.
El estudioso reconoció que la Revolución cubana siempre ha estado en una encrucijada y su dirección en todo momento lidian con las presiones estadounidenses.