La unidad antimperialista es prioridad en América Latina
El capitalismo es inherente al sistema explotador y la única manera de salir pasa por liberarse de esa estructura, y eso no es posible lograrlo desde un solo Estado, requiere de una transformación global, señaló el psicólogo puertorriqueño Ramón Grosfoguel.
Para el sociólogo puertorriqueño Ramón Grosfoguel, el antimperialismo es el horizonte hacia el cual deben moverse los revolucionarios de América Latina, pero en frentes amplios y unidos porque sin ellos será imposible avanzar y enfrentar el aparato político militar, económico cultural y comunicacional imperialista.
Durante su participación en el programa Los Uywiris y el Leviatán, emitido en la plataforma de Youtube el pasado 24 de junio y dedicado a profundizar en el concepto de política de la liberación empleado en varios volúmenes por el académico, filósofo, historiador y teólogo argentino, Enrique Dussel, Grosfoguel explicó la necesidad de los pueblos latinoamericanos de dar prioridad a la unidad frente a las maquinaciones de las oligarquías criollas, siempre subordinadas a los intereses hegemónicos occidentales.
En ese sentido, alertó de los peligros que amenazan a las naciones del continente después que Estados Unidos perdió los mercados en África y Asia, y fracasó en sucesivas guerras en el Medio Oriente.
A la luz de estas frustraciones, el imperio avanzó primero en la colonización de Europa por medio de un golpe de Estado internacional fabricado en Washington, al empujar a la OTAN a una guerra contra Rusia vía Ucrania.
Ello le permitió desplazar a Rusia del mercado europeo con la aplicación de sanciones a todas las empresas de la nación eslava y sustituirlas por las estadounidenses.
A juicio de Grosfoguel, Europa es hoy lo que Puerto Rico es para Estados Unidos, una neocolonia, un territorio sin soberanía absoluta.
En la actualidad, los europeos, identificados por el estudioso como imperios de segunda categoría, quedaron subordinados a Washington.
Por tanto, cuando Estados Unidos pierde África, Asia y Medio Oriente, no tiene otra opción que escalar contra América Latina para sostenerse como imperio.
Sin embargo, para Grosfoguel el escalamiento viene en desarrollo desde hace varios años.
Al ofrecer detalles de la cruzada estadounidense en curso contra Latinoamérica, el especialista recordó el golpe blando perpetrado contra el entonces presidente de Perú, Pedro Castillo (2022), la traición del mandatario Lenín Moreno en Ecuador (2017-2021), la trampa a la candidatura presidencial de Guatemala de la líder indígena Telma Cabrera y sustitución por el hombre de Washington, Bernardo Arévalo (2023), quien llamó a América Latina a alinearse con la OTAN y Estados Unidos y Ucrania.
También refirió el arribo al Palacio Carondelet en Ecuador, de Daniel Noboa (2023), quien entregó la soberanía del país a Estados Unidos y permitió el asalto a la embajada de México en su país (2024).
Por otro lado, mencionó al gobernante de Chile, Gabriel Boric, hombre con disfraz de izquierda al servicio del imperio.
Durante su campaña electoral señaló a Salvador Allende como su modelo de político, y tras llegar al poder en menos de un mes expresó su pasión por el exmandatario Patricio Aylwin, un derechista cercano al pinochetismo.
Además de nombrar como ministro de Economía a un neoliberal, Boris continúa la militarización de los territorios mapuche y reprime a los movimientos sociales que lo catapultaron a la silla presidencial, recordó.
De acuerdo con el experto, el mandatario asiste a los foros internacionales e insta a América Latina a alinearse con la OTAN y los Estados Unidos contra Rusia, y ataca a Cuba, Venezuela y Nicaragua.
Y para rematar, apuntó Grosfoguel, llega Javier Milei a la Argentina, quien desmantela el bienestar del pueblo, saca a la nación de los BRICS, intenta sacar a China de América Latina y alinea su política al bloque unipolar y llena al país de bases militares como Lenín Moreno y Guillermo Lasso.
El sociólogo puertorriqueño rememoró las palabras de la comandante del Comando Sur, Laura Richardson: “América Latina es un asunto de seguridad nacional y soberanía de Estados Unidos”.
A partir de esa frase, es comprensible que el imperio viene con todo para sacar a China del continente y a destruir a los gobiernos soberanos, y por eso asedia a Venezuela, Bolivia y Cuba.
Como parte de su intervención, Grosfoguel condenó el bloqueo contra la isla, crimen que a su juicio debe contemplarse en la ley internacional como genocidio.
En Venezuela intensificaron las sanciones y Bolivia tiene que estar pendiente de esto porque el imperio vive de producir divisiones, alertó.
La derecha en América Latina es fascista, no respeta por el orden democrático, viene con venganza, sed de sangre, odio a los pueblos originarios, con racismo, políticas de masacres y genocidio cultural.
Al respecto, llamó a los latinoamericanos a estar alertas y no dejarse llevar por desviaciones egocéntricas en la política. Por tanto, la agenda antimperialista está al orden del día y la unidad es una prioridad en el continente.
¿Y ahora qué hacemos?
Algunos estudiosos presentan o asumen el tema imperialista fuera de la realidad latinoamericana.
En ese sentido, Grosfoguel explicó como algunos sujetos autodenominados decoloniales, quienes no ven al imperialismo en ninguna parte, lo observan como algo externo y lejano como si la economía política de los países del continente no estuviera ya penetrada por el sistema imperialista mundial.
Por tanto, observar ese fenómeno como algo ajeno a los estados nacionales lleva a muchas personas a concluir de manera errónea que los problemas de Venezuela o de Cuba obedecen a un mal gobierno.
Y no es así, señaló Grosfoguel, porque lo acontecido dentro de los países latinoamericanos está constituido por lo que sucede fuera de ellos y no es posible establecer esa falsa dicotomía.
El capitalismo es inherente al sistema explotador y la única manera de salir pasa por liberarse de esa estructura, y eso no es posible lograrlo desde un solo Estado, requiere de una transformación global.
A criterio del analista, el mundo multipolar ofrece la posibilidad de hacer esa ruptura y América Latina tiene el potencial para hacerlo frente a la escalada imperialista.
Si bien la multipolaridad no deja de existir el capitalismo, al menos respeta la soberanía de los pueblos, no tiene políticas neoliberales, permite un espacio y maniobra para los procesos revolucionarios y antimperialistas radicales, un espacio y maniobras de ruptura, pero no desde la estructura y la economía política imperiales.
A propósito, Grosfoguel exhortó a dar la batalla contra las oligarquías criollas, bastiones del imperialismo dentro de los propios países del área, las cuales al trabajar todo el tiempo para el capital financiero internacional conspiran para que el sistema explotador imperial continúe en las sociedades latinoamericanas por medio de la privatización de todos los recursos naturales y los golpes de Estado.
Sobre ese asunto, el académico puso como ejemplo la campaña imperial contra el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, cuyo gobierno es asediado y saboteado desde adentro por la oligarquía criolla.
Contra Maduro, los imperialistas perpetraron todo tipo de agresiones: intentos de magnicidio, bloqueos económicos, sanciones e invasiones militares desde Colombia.
Entonces el problema de Venezuela, subrayó, no es el mal gobierno, es el sistema imperialista en actividad a nivel global, nacional, regional y local, pero con diferentes especialidades.
“No es posible poner al imperialismo en segundo plano”, enfatizó.
Asimismo, reiteró la necesidad de tener claridad de qué consiste el sistema imperialista mundial y sus aliados internos, cuáles son las clases sociales y los grupos de élite vinculados a él, cuál es su política y su orientación, y los partidos a su servicio, de lo contrario los revolucionarios latinoamericanos correrán el riesgo de terminar en una guerra fratricida y promoviendo una crítica destructiva.
“Con otras palabras, usar la crítica para destruir el proceso de transformación revolucionario es ponerse del lado del imperio y la derecha”, dijo.
En ese aspecto, el intelectual denunció las críticas destructivas provenientes de algunos pseudoizquierdistas, quienes fueron capaces de firmar documentos contra Venezuela y posicionarse al lado de los golpistas en el caso de Bolivia.
Al retomar el tema decolonial, Grosfoguel destacó el ejemplo de Venezuela, donde ocurrió un proceso a su entender único al transitar hacia una política comunitaria y convertirla en el elemento central y prioritario del proceso bolivariano.
Para Venezuela, la comuna es el horizonte del socialismo y parte esencial de su seguridad nacional frente a la escalada de Estados Unidos.
Según Grosfoguel, si bien las sanciones y bloqueos contra Caracas influyeron en el decursar histórico de la nación, también ayudó la nueva subjetividad y gracias en gran medida a la visión del comandante Hugo Chávez Frías, nació el proceso comunal como nuevo proyecto civilizatorio, ecológico, político, económico y cultural del siglo XXI.
Chávez dijo: “Hay que aprender de los errores para construir el socialismo del siglo XXI y no repetir otra vez los problemas y los errores del socialismo del siglo XX”.
A ello, el sociólogo puertorriqueño añadió la necesidad de hacer una evaluación crítica decolonial del socialismo del siglo XX para poder pensar en un nuevo proyecto de transformación civilizatoria de cara al siglo XXI, pero comunal, antiimperialista, anticapitalista y antipatriarcal para hacer frente a la diversidad de opresiones del proyecto civilizatorio del sistema imperialista mundial.