"Israel" está en la peor encrucijada: acuerdo o escalada bélica
El descontento de los colonos con la política del primer ministro, Benjamín Netanyahu, aumenta a medida que se incrementa el fracaso de sus objetivos de la guerra, sobre todo la liberación de los prisioneros retenidos por la Resistencia palestina en Gaza. Esta semana amenazaron con mandarlo a matar si no firma el acuerdo de intercambio y alto al fuego.
Miles de colonos se manifestaron este sábado en "Tel Aviv" para exigir la firma sin más demoras de un acuerdo de intercambio de prisioneros con la Resistencia palestina en Gaza.
Si el primer ministro de "Israel", Benjamín Netanyahu, no concluye ese paso o renuncia a su cargo, lo mandarán a matar, amenazaron los protestantes.
Las familias de los prisioneros retenidos en la Franja de Gaza repudiaron las condiciones impuestas por Netanyahu a las nuevas negociaciones porque impiden llegar a un acuerdo, esperado ya por más de diez meses.
Esta declaración leída por su vocero frente al Ministerio de Seguridad, ratificó la disposición de enfrentar a Netanyahu si obstruía el diálogo, y lo acusó de llevar la entidad a una encrucijada fatídica: o un acuerdo o una escalada.
A la par, se desarrollaron protestas en el norte, en Haifa y Karmiel, donde los manifestantes también exigieron un acuerdo de intercambio de prisioneros.
Hace unos días, un organismo en nombre de las familias de los prisioneros acusó al ministro israelí de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, de frustrar el acuerdo una y otra vez”, y denunciaron las políticas de abandono de los prisioneros, iniciadas desde el 7 de octubre del año pasado, y aún no terminaron.
Por su parte, el jefe del partido israelí State Camp, Benny Gantz, advirtió hace dos días que los prisioneros retenidos por la Resistencia en Gaza no tienen mucho más tiempo.
Los jefes de los servicios de seguridad e inteligencia sionistas dieron a Netanyahu la misma advertencia a través de un documento entregado el pasado jueves durante una reunión celebrada para discutir los preparativos frente a los esperados ataques de Hizbullah e Irán.
Estos funcionarios consideraron la demora en negociar y la insistencia en ciertas posiciones intrasigentes como una maniobra a pagar con la vida de los prisioneros.