La inteligencia de Ucrania opera en la zona de distensión de Idlib, en Siria, con el objetivo de reclutar terroristas del grupo Hayat Tahrir al-Sham para participar en sus operaciones militares contra Rusia.

Según las declaraciones del ministro de Relaciones Exteriores, Serguei Lavrov, durante un encuentro con embajadores en Moscú, el país demostró su compromiso para resolver la crisis ucraniana.

No obstante, indicó, Occidente continúa empeñada en mantener a Ucrania como una amenaza constante.

Conforme al diplomático, Ucrania sigue activa en el área del Sahel africano, donde alistan extremistas para llevar a cabo ataques contra las fuerzas armadas de varios países.

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El titular ruso no tiene dudas de que la decisión de permitir a Kiev usar misiles de largo alcance contra territorio ruso fue tomada hace tiempo, aunque ahora la presenten de forma más elegante en la esfera pública.

Los ataques ucranianos contra objetivos no militares en Rusia y las ejecuciones de civiles aumentan de forma drástica cada día, señaló.

El funcionario calificó de muy tensa la situación en la central nuclear de Kursk y recordó los intentos anteriores de las fuerzas ucranianas de atacar otras instalaciones similares en Leningrado, Kalinin y Zaporiyia.

La última de ellas estuvo al borde de una catástrofe en agosto pasado cuando una embestida del enemigo provocó un incendio y graves daños en una de las torres de refrigeración.

En su opinión, Occidente subestimó la peligra situación, aunque las acciones de sus "clientes" podrían desencadenar un desastre parecido al de Chernóbil y afectar en lo particular a Europa.