Tragedia de los recién nacidos en el asedio del norte de Gaza
Las familias de los bebés prematuros y recién nacidos soportan una presión psicológica insoportable, huyen del hospital y dejan atrás a sus hijos, mientras las incubadoras desgastadas y los equipos averiados son el único apoyo para estos pequeños.
Bajo el estruendo de los bombardeos y el zumbido de los aviones aumentan las preocupaciones por el destino de los bebés prematuros y recién nacidos en los hospitales del norte de Gaza.
Estos pequeños, vulnerables y frágiles, enfrentan una grave escasez de recursos médicos mientras están atrapados en medio del caos del conflicto.
Desesperados por encontrar refugio, los padres se ven obligados a dejar a sus hijos en incubadoras, impotentes ante la situación. Viven una pesadilla interminable, entre la esperanza de que sus bebés sobrevivan y el miedo a perderlos en cualquier momento.
La familia del pequeño Karim Zouaid, de 40 días de vida, revisa su teléfono en un silencio tenso y busca entre los mensajes de los médicos alguna señal de esperanza.
Karim, nacido tras ocho años de espera, llegó al mundo prematuro y requiere un cuidado constante debido a problemas respiratorios.
Su madre, quien padece debilidad visual desde su nacimiento, relata: "Karim es mi primer hijo. Lo vi a través del cristal de la incubadora. Cuando recibimos la orden de evacuación no pude cargarlo ni despedirme. Huimos asustados, temiendo por nuestras vidas en medio del intenso bombardeo".
Por su parte, la parentela de la pequeña Leila Abu Amr, nacida un mes antes de lo previsto, mira con dolor las fotos de su hija, de menos de un mes de vida, atrapadas en su memoria tras verse obligados a dejarla en el hospital Kamal Adwan debido a un ataque terrestre sorpresivo.
El padre vio a su hija respirar con dificultad. Dejó el hospital con el corazón desgarrado, sin saber si sobreviviría o moriría lejos de ellos.
Los allegados del pequeño Mohammad Yassin, de dos meses, vive en un estado de confusión y ansiedad. El bebe padece una infección en la sangre y requiere atención continua, pero la familia tuvo que dejarlo en la incubadora bajo el fuego.
El equipo médico advirtió a la madre de la posibilidad de perderlo.
Dejé mi alma con él mientras escapaba entre escombros y fuego. Después de una semana, nos informaron que estaba en el complejo médico Al-Sahaba y que su estado mejoró, lo cual nos dio mucha esperanza, comentó.
El consultor de pediatría y neonatología, Dr. Saeed Salah, señaló la difícil situación de estos bebés ante la falta de apoyo y recursos.
“Cualquier fallo en los dispositivos o escasez de oxígeno es una amenaza para sus vidas. Evacuarlos en medio de la guerra los pone en mayor peligro que mantenerlos con vida", dijo.
El traslado de los bebés desde el hospital Kamal Adwan a otro centro tomó horas. Debido a la escasez de equipos fueron colocados en incubadoras dobles, y ello genera falta de oxígeno sobre todo en los casos críticos.
Salah hizo un llamado urgente a las organizaciones internacionales, como la Organización Mundial de la Salud y la Cruz Roja para salvar las vidas de los recién nacidos en el norte de Gaza, en especial los prematuros necesitados de atención médica intensiva y suministros constantes.
La falta de electricidad y el desabastecimiento de combustible amenazan de manera directa sus vidas, y con el bombardeo continuo y el asedio en la región la situación es insostenible.
El enfermero Shahada Al-Hou, quien recibió a los bebés trasladados desde el hospital Kamal Adwan, relató el pánico vivido.
"Cuando llegaron las ambulancias, los rostros de los bebés estaban pálidos y su estado despertaba compasión. Diez bebés fueron trasladados al hospital Al-Sahaba en solo tres incubadoras, dependiendo de cilindros de oxígeno limitados. En el camino, unjo de ellos falleció porque su estado no soportó la dureza del traslado. Fue desgarrador ver una vida pequeña escaparse ante nuestros ojos y no poder hacer nada para salvarla".
El hospital Kamal Adwan quedó sitiado, todo el personal médico fue arresto, excepto un pediatra y el director.
Ya no es posible proporcionar más que primeros auxilios en condiciones extremas y con recursos lomitados.
Las familias de los bebés prematuros y recién nacidos soportan una presión psicológica insoportable, huyen del hospital y dejan atrás a sus hijos, mientras las incubadoras desgastadas y los equipos averiados son el único apoyo para estos pequeños.