Carrera por la presidencia de Estados Unidos entró en fase final
Los estadounidenses eligen este martes entre demócratas y republicanos en medio de temores de disturbios instados por Donald Trump.
Millones de ciudadanos en Estados Unidos emitirán su voto este martes en una de las contiendas electorales más reñidas e importantes de la historia moderna del país.
La demócrata Kamala Harris y el republicano Donald Trump están enfrascados en una carrera muy reñida, con encuestas de opinión nacionales que muestran pocos cambios en las últimas semanas.
El escenario es similar en siete estados clave: Michigan, Wisconsin, Pensilvania, Arizona, Nevada, Georgia y Carolina del Norte.
Las encuestas recientes no revelan un patrón claro ni una ventaja para ninguno de los candidatos en estos campos de batalla electoral, aunque la mayoría de los expertos coinciden en que es probable una ventaja significativa para el ganador de Pensilvania.
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“Si ganamos en Pensilvania, ganaremos todo el asunto”, declaró Trump, de 78 años, en un mitin en Reading durante un frenético último día de campaña en el estado.
Más tarde, en Pittsburgh, enmarcó la jornada como una elección entre “una era dorada de Estados Unidos” si regresaba a la Casa Blanca o “cuatro años más de miseria, fracaso y desastre” bajo Harris, como lo expresó.
Harris, de 60 años, pasó todo el lunes en Pensilvania, donde concluyó su campaña en Filadelfia junto a la cantante Lady Gaga y la presentadora de televisión Oprah Winfrey, quien advirtió sobre la amenaza que Trump representa para la democracia.
“No podemos quedarnos al margen de esta elección”, afirmó Winfrey. “Si no nos presentamos mañana, es muy posible que no tengamos la oportunidad de volver a votar”.
Los estados clave para la victoria electoral en el enfrentamiento del colegio electoral
Los estados clave decidirán en última instancia la elección, ya que el sistema político estadounidense determina los resultados no por el voto popular nacional sino a través de un colegio electoral que asigna electores en función, aproximadamente, del tamaño de la población de cada estado.
Un candidato necesita 270 votos electorales para ganar, y los estados en disputa son aquellos donde las encuestas sugieren que los resultados podrían ser de un lado u otro.
De manera anticipada ya se emitieron 78 millones de votos, pero los resultados finales pueden no conocerse rápidamente.
Con unos sondeos tan ajustados, es poco probable que los números finales de los estados clave estén disponibles este martes por la noche, ni el miércoles, la situación dejará a Estados Unidos y al mundo expectante para conocer la identidad del próximo presidente.
Un punto de inflexión para Estados Unidos
La elección marca la conclusión de una campaña extraordinaria y, en muchos aspectos, sin precedentes, que polarizó significativamente a la sociedad estadounidense y aumentó la ansiedad entre muchos ciudadanos, con advertencias de posibles disturbios civiles, particularmente si Harris gana y Trump impugna los resultados.
A lo largo de su campaña, Harris destacó constantemente la amenaza autocrática que supone Trump.
En su último gran acto, celebró un mitin al que asistieron 75 mil partidarios en la Elipse de Washington, el mismo lugar donde Trump animó a sus seguidores a asaltar el Capitolio el 6 de enero de 2021.
“El primer día, si es elegido, Donald Trump entrará en esa oficina con una lista de enemigos. Cuando sea designada, entraré con una lista de tareas pendientes llena de prioridades sobre lo que haré por el pueblo estadounidense”, dijo Harris a la multitud.
La campaña tuvo como objetivo marcar un punto de inflexión respecto de la era Trump y los peligros de su posible regreso a la Casa Blanca. Ha reconocido que etiquetar al magnate republicano de fascista refleja con precisión sus creencias políticas y los objetivos de su movimiento.
Asimismo, dejó claro que ella encarna una opción para atender las necesidades de todas las facetas del profundamente dividido panorama político de Estados Unidos.
Campaña de Trump, alimentada por los agravios, genera temores de violencia y división
Trump, por otra parte, llevó a cabo una campaña impulsada por un profundo sentimiento de agravio, derivado de sus desafíos legales personales y la percepción entre muchos de sus partidarios de un supuesto sufrimiento para Estados Unidos bajo el gobierno demócrata.
Este sentimiento de victimización amplificado por falsedades y teorías conspirativas retratan a Biden y Harris como izquierdistas extremos responsables de destruir la economía estadounidense a través de una alta inflación y una fijación en la política identitaria.
Además, Trump hizo de la inmigración y la seguridad fronteriza un tema central de su campaña, presentando a Estados Unidos como un país invadido por la delincuencia atribuida al éxodo ilegal, recurriendo con frecuencia al racismo y al alarmismo.
Incluso, llegó a describir a los inmigrantes indocumentados como “animales” con “malos genes” que “envenenan la sangre de nuestro país”.
Las marcadas divisiones entre las dos campañas y la retórica utilizada por los candidatos, en particular Trump y sus aliados, suscitan importantes preocupaciones sobre la posibilidad de violencia o disturbios el día de las elecciones y durante el proceso de recuento de votos.
En el período previo a los comicios, las urnas designadas para la votación anticipada fueron vandalizadas en varios estados.
El propio Trump sufrió dos intentos de asesinato durante la campaña. En un mitin en Pensilvania, una bala le rozó la oreja, y en un campo de golf en Florida, un hombre armado se disponía a tenderle una emboscada, pero un agente del Servicio Secreto lo detuvo antes de disparar.
Ninguno de los agresores parecía tener una motivación política coherente ni una clara alineación con ninguno de los dos bandos.