El gobernador de la provincia congoleña de Kivu del Sur, Jean-Jacques Purusi Sadiki, advirtió que el avance de los rebeldes apoyados por Ruanda hacia esa gobernación amenaza con desencadenar una catástrofe humanitaria en una región que alberga a miles de desplazados.

Según datos de Naciones Unidas (ONU), cerca de tres mil personas murieron en los días previos a la toma de Goma, capital de Kivu del Norte.

Los hospitales colapsaron ante el gran número de heridos, las operaciones humanitarias quedaron paralizadas y los almacenes de ayuda fueron saqueados, lo que obligó a evacuar a trabajadores humanitarios no esenciales.

"Una gran afluencia de personas que huyen de Goma a Kivu del Sur crea enormes necesidades humanitarias que estamos tratando de atender", declaró Sadiki en una entrevista el jueves con Reuters.

También alertó sobre la grave escasez de recursos y la interrupción del tránsito entre ambas provincias, lo que provoca el desabastecimiento de productos.

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"Si el movimiento 23 de mayo avanza más al sur, la crisis podría volverse aún más grave", advirtió.

El conflicto en el este de la República Democrática del Congo está estrechamente ligado a sus vastos recursos minerales.

La nación africana es el mayor productor mundial de tantalio y cobalto, esenciales para las baterías de vehículos eléctricos y teléfonos móviles, y el tercer mayor productor de cobre.

Además, posee importantes reservas de coltán, litio, estaño, tungsteno y oro. Sin embargo, sigue siendo uno de los países más dependientes de la ayuda internacional.

El coordinador de ayuda humanitaria de la ONU en el Congo, Bruno Lemarquis, indicó que "muchas organizaciones suspendieron sus proyectos", y añadió que encontrar soluciones alternativas representará un gran desafío.

"La caída del aeropuerto de Goma dificulta la evacuación de pacientes heridos y la entrada de suministros", afirmó.