Aleida Guevara defiende el periodismo honesto y sin censura
La hija del luchador internacionalista Ernesto Che Guevara denuncia la manipulación informativa y defiende un periodismo útil, crítico y ético, comprometido con la verdad y los pueblos del sur.
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Aleida Guevara defiende el periodismo honesto y sin censura.
Aleida Guevara March, médica cubana e hija del luchador internacionalista Ernesto Che Guevara, denunció la manipulación de la información en los grandes medios y cuestionó el poder corporativo que los sostiene, durante el primer episodio de su programa Sencillamente con Aleida Guevara.
En un relato íntimo, reflexionó sobre el papel de los medios de comunicación en la distorsión de la verdad y el silenciamiento de voces disidentes, y reafirmó la necesidad de un periodismo ético, crítico, honesto y popular que asuma postura frente a la injusticia, sirva al pueblo y no a los intereses de las élites económicas.
Desde La Habana y en el despacho donde su papá leía cuando estaba en casa, Aleida expresa sus visiones compartidas, convicciones afines, principios éticos y de lucha que la unen a la Red Mediática Panárabe Al Mayadeen.
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Abrió un espacio a sus recuerdos y los de su familia. Relató los pocos encuentros que tuvo con su padre y relató cómo su memoria, los valores revolucionarios y la sensibilidad ante las injusticias marcaron su camino.
Con emoción, narró su último encuentro con el Che Guevara, disfrazado como el “viejo Ramón”, una cena familiar en la que su instinto infantil rompió la ficción.
“Esa fue la última vez que nos vio”, dijo Aleida. Estos pasajes íntimos, narrados con calidez, conectaron el fondo humano con su visión crítica del presente.
Medios de comunicación “descafeinados”
En este primer programa, la doctora y activista confesó como algo poco común entre los habitantes de esta isla que no le gusta el café.
Ni el más fuerte y dulce, como se acostumbra a degustar en este lado del mundo, ni el más suave, característico de otras culturas. Usando la infusión como analogía y desde una perspectiva crítica y emotiva, Guevara condujo su conversación y mostro su aversión por algunos medios de comunicación, los catalogó como “descafeinados”, carentes de sustancia y orientación ética.
En ese sentido, cuestionó la banalización de los contenidos en la televisión, que ofrecen un entretenimiento vacío que degrada a las personas. “Intentan quitarnos la posibilidad de analizar o de reaccionar. Este show tiene que parar”, sentenció, al rechazar el formato que privilegia el escándalo y silencia el pensamiento crítico.
Manipulación mediática: Cuba y Venezuela
La doctora denunció ejemplos concretos de desinformación. En Italia, un canal estatal afirmó que la policía venezolana reprimía a manifestantes, cuando en realidad las imágenes mostraban a uniformados chilenos.
Mencionó el caso de Elián González, el niño cubano cuya madre intentó sacarlo ilegalmente de Cuba en 1999 para emigrar a Estados Unidos.
Durante la travesía en una frágil embarcación, su madre y el resto de los viajantes fallecieron, dejándolo solo y a la deriva hasta que fue rescatado y entregado a familiares en Estados Unidos.
Su caso desató una fuerte disputa legal y política entre su familia en Miami, su padre en Cuba y las autoridades estadounidenses, convirtiéndose en un símbolo de las tensiones migratorias entre ambos países.
Al respecto, Guevara recordó que el diario español El Mundo presentó el tema como “niño balsero que escapó de Cuba”, cuando en realidad fue secuestrado en Estados Unidos tras la muerte de su madre en el mar. “El objetivo fue convertirlo en un show mediático y político”, sentenció.
Ese niño tenía seis años, no podía escapar por sí solo. Fue secuestrado y convertido en un show político", recordó la médico pediatra.
Pero afortunadamente las presiones del gobierno y el pueblo cubano acabaron con el circo instalado desde el sur de la Florida y Elián pudo regresar a su país y con su familia el 28 de junio del 2000.
Julian Assange, símbolo del periodismo perseguido
El programa dedicó un segmento al fundador de WikiLeaks, Julian Assange, perseguido durante años por revelar crímenes de guerra cometidos por Estados Unidos.
Recordó que el periodista australiano expuso más de 15 mil asesinatos de civiles y violaciones a los derechos humanos en Guantánamo.
Tras más de una década de encierro, Assange logró su liberación en 2024, pero no gracias al sistema judicial, sino por declararse culpable de divulgar información clasificada en favor del interés público.
“Hoy estoy libre porque me declaré culpable de hacer periodismo”, dijo el periodista. Guevara lo citó como ejemplo de cómo el poder castiga a quienes informan con verdad.
La mayoría de los consorcios de la comunicación responden a intereses corporativos: bancos, farmacéuticas, petroleras y fabricantes de armas. “No son imparciales, defienden a sus amos”, explicó.
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Al respecto criticó la falsa noción de libertad de prensa en el sistema capitalista y lamentó que los grandes centros informativos estén en manos del Norte global. Sin embargo, reconoció que existen periodistas honestos que arriesgan su vida para contar la verdad, como Julian Assange.
No cerró ese segmento del programa sin destacar la colaboración del australiano con el grupo puertorriqueño Calle 13 en la canción Una noticia mal contada es un asalto a mano armada.
Deploró Aleida la neutralidad el periodismo y llamó a tomar una postura porque la imparcialidad ante la injusticia es inaceptable.
Cuestionó el mandato de distancia periodística en contextos de crímenes, como los cometidos contra el pueblo palestino.
“El periodismo honesto debe tomar partido. No se trata de quedar bien con A o con B”, expresó, al reafirmar que el compromiso con el pueblo debe guiar la labor informativa.
Medios para la dignidad y la justicia social
El cierre del episodio recuperó un mensaje esperanzador. Aleida Guevara llamó a construir medios que defiendan los derechos de los pueblos, la igualdad de género y la justicia planetaria.
Reivindicó el periodismo como herramienta para transformar el mundo y convocó a una comunicación que eduque, una que inspire y una que sirva.
Citó a la poetisa cubana Fina García Marruz: “No es que le falte el sonido, es que tiene el silencio”, al denunciar el ocultamiento deliberado de verdades esenciales.
Para reafirmar su visión ética destacó las palabras de su padre en la carta de despedida que les dejara a sus hijos antes de salir de Cuba: “Crezcan como buenos revolucionarios, pero ante todo sean capaces de sentir en su piel cualquier injusticia cometida contra cualquiera en cualquier parte del mundo. Es la cualidad más linda de un revolucionario”.