Occidente y su doble rasero ante el papel soviético en el antifascismo
La exclusión del papel soviético en la derrota del nazismo refleja una narrativa selectiva que distorsiona la historia con fines ideológicos y geopolíticos.
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La misma narrativa antirrusa que intenta borrar la historia, respalda a “Israel” con armas y dinero para perpetrar su genocidio fascista contra el pueblo palestino. (Foto: AP)
Durante la Segunda Guerra Mundial, la Unión Soviética desempeñó un papel fundamental en la derrota de la Alemania nazi, aunque en las últimas décadas, y con mayor intensidad desde 2014, emergió una narrativa occidental que minimiza o directamente omite ese rol.
Este fenómeno, lejos de ser un simple error de interpretación histórica, evidencia un doble rasero de Occidente al tratar la memoria de la guerra en función de intereses geopolíticos actuales.
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La historia regista cifras, batallas y hechos innegables que patentizan en el liderazgo soviético. El Ejército Rojo fue responsable de liberar gran parte del este de Europa y de infligir las mayores derrotas a la maquinaria militar nazi.
La Batalla de Stalingrado, el asedio de Leningrado, la victoria en Kursk y la liberación de Auschwitz por tropas soviéticas son episodios decisivos que marcaron el declive del Tercer Reich.
Se estima que la URSS sufrió 27 millones de bajas, cifra que supera ampliamente las pérdidas de los demás Aliados.
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Además, el 80 por ciento de las muertes alemanas ocurrió en el Frente Oriental. Estos datos, reconocidos por historiadores y gobiernos en el pasado, hoy parecen ser ignorados en muchos espacios públicos y educativos.
Reconocimientos del pasado: cuando Occidente sí honraba a la URSS
Durante décadas posteriores a la guerra, los países occidentales reconocieron sin ambigüedad el papel soviético:
- En 1944, el exprimer ministro británico, Winston Churchill, reconoció en el Parlamento que "el Ejército Rojo ha desgarrado las entrañas de la máquina militar nazi".
- El documental estadounidense The Battle of Russia (1943), dirigido por Frank Capra, mostraba a los soviéticos como héroes de la guerra. Fue difundido ampliamente en escuelas y cines estadounidenses.
- En 1965, delegaciones occidentales participaron en Moscú en los 20 años de la victoria, reconociendo el sacrificio soviético.
- Durante la Guerra Fría, pese a las tensiones, el Día de la Victoria incluía saludos oficiales de líderes occidentales.
- Además, libros de texto en Europa y Estados Unidos entre 1945 y 1990 contenían capítulos que describían con detalle el papel del Frente Oriental en la guerra.
- A partir de los años 2000, y sobre todo desde 2014, estas referencias se redujeron o presentando de forma marginal.
Nuevo relato occidental de exclusión y revisionismo
En enero pasado, durante la conmemoración del 80 aniversario de la liberación del campo de extermino de Auschwitz, Rusia no fue invitada. Esto, a pesar de que fueron tropas soviéticas quienes abrieron las puertas del campo.
Del mismo modo, monumentos soviéticos han sido derribados en países bálticos y de Europa del Este, alegando razones ideológicas.
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El cine y la cultura popular también han contribuido a esta transformación. Películas como Salvando al soldado Ryan o Dunkerque colocan el foco únicamente en el Frente Occidental, eclipsando las operaciones soviéticas, mucho más sangrientas y determinantes.
Propaganda, rusofobia y conflicto
Desde Moscú se acusa a Occidente de intentar reescribir la historia y de alimentar una campaña de rusofobia, especialmente desde la anexión de Crimea (2014) y su operación militar especial en Ucrania (2022).
Esta narrativa sostiene que el objetivo es desacreditar cualquier legitimidad histórica del actual liderazgo ruso.
Por su parte, Occidente señala que Rusia instrumentaliza la memoria de la guerra para justificar su política exterior.
Rusia e “Israel”: dos legados históricos enfrentados
Desde sectores prorrusos, se plantea una crítica dual: mientras Rusia preserva el legado antifascista, “Israel” traicionó la memoria del Holocausto con sus políticas represivas y fascistas contra Palestina y en especial hacia la población civil de la Franja de Gaza.
Ante los ojos del mundo, la ocupación militar israelí patentiza el doble estándar occidental: se condena a Rusia, pero se respalda a “Tel Aviv” con armas y dinero.
Moscú actúa bajo el derecho a la soberanía, mientras que “Israel” viola sistemáticamente resoluciones de la ONU desde hace décadas. Esta realidad evidencia cómo el relato histórico puede ser manipulado según los intereses de cada bloque de poder.
El debate sobre el reconocimiento del papel soviético en la Segunda Guerra Mundial es mucho más que una discusión académica. Es una batalla simbólica por el control de la narrativa histórica.
Ignorar el sacrificio de millones de soviéticos no solo es injusto, sino que distorsiona la verdad para justificar decisiones políticas contemporáneas. La memoria histórica debe unir, ni dividir. Debe, sobre todo, respetar los hechos.