El Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba denunció este viernes que Estados Unidos ejerció presiones y chantajes sobre gobiernos del continente para imponer la elección de Rosa María Payá Acevedo como comisionada de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), perteneciente a la Organización de Estados Americanos (OEA).

Según el comunicado oficial, Washington desplegó durante meses una operación diplomática que incluyó amenazas de recortes presupuestarios a programas de cooperación para lograr el respaldo a “una sobresaliente integrante de su nómina de asalariados defensores del bloqueo y de la agresión a Cuba”.

El texto señaló que, pese a la oposición de varios gobiernos de la región, Payá fue electa por un estrecho margen, en una maniobra del Departamento de Estado para “maquillar su expediente” y legitimar su perfil como experta imparcial en derechos humanos.

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"El socialismo en Cuba es un ideal y es una solución. Yo creo, no puedo ver otra alternativa que no sea el socialismo para nuestro país. Y tiene que ver con razones históricas". Así reflexionó el… pic.twitter.com/E02wKUEQjH

— Al Mayadeen Español (@almayadeen_es) June 25, 2025

Subrayaron que Rosa María Payá exhibe un historial de apoyo a golpes de Estado, promoción de intervenciones militares y respaldo a políticas de guerra económica contra países de América Latina, posturas contradicen los principios de imparcialidad exigidos por la CIDH.

Como respaldo, la cancillería citó el informe del Panel Independiente de evaluación de candidaturas al sistema interamericano, que concluyó que Payá demostró conocimiento limitado de la normativa internacional en derechos humanos y que su activismo político “puede poner en duda la apariencia de independencia a juicio de un observador razonable”.

Asimismo, el Centro de Investigación Económica y de Políticas (CEPR) difundió un informe donde denunció que la nueva comisionada “ha mostrado reiterado menosprecio por los derechos humanos” y difundido desinformación sobre gobiernos miembros de la OEA.

El gobierno cubano consideró este hecho como parte de una “obsesión anticubana” de la actual administración estadounidense, en particular del secretario de Estado, quien emplea a la CIDH para atacar los programas de cooperación médica que Cuba sostiene con múltiples países del continente.

En ese contexto, denunció que la CIDH ha solicitado a todos los Estados miembros de la OEA un cuestionario sobre sus acuerdos con Cuba en salud, calificándolo como un acto inédito y violatorio de la soberanía.

Finalmente, reafirmó que Cuba no reconoce autoridad moral ni legal alguna a la OEA ni a sus órganos, y consideró que hechos como este confirman la necesidad urgente de transformar las relaciones hemisféricas.