"Israel" y Siria negocian acuerdo bajo presión: Golán, la pieza clave
"Tel Aviv" y Damasco avanzan en un pacto condicionado por la cesión del Golán, tras la caída de Al-Assad y con EE. UU. como mediador. Damasco enfrenta una presión sin precedentes.
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"Israel" y Siria negocian acuerdo bajo presión: Golan, la pieza clave.
"Israel" y Siria negocian pacto forzado con el Golán ocupado como moneda de cambio. Tras la caída del régimen de Bashar al-Assad y una ofensiva militar israelí, ambos países negocian bajo auspicio de Washington un acuerdo que formalizaría la ocupación del Golán.
La sorpresiva caída del gobierno sirio en diciembre de 2024 y la posterior guerra de 12 días entre "Israel" e Irán provocaron un giro radical en la geopolítica regional.
"Israel" y Siria, históricamente enfrentados, se encuentran en negociaciones avanzadas para firmar un acuerdo de seguridad y normalizar relaciones diplomáticas, según reportes que apuntan a una posible cumbre en Washington para septiembre.
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Según un artículo del sitio web Responsible Statecraft, detrás de la narrativa diplomática, sin embargo, se esconde un desequilibrio evidente. Mientras "Israel" emerge fortalecido, Siria —en ruinas y bajo un gobierno transicional liderado por Ahmed al-Sharaa, excomandante del grupo terrorista Hayat Tahrir al-Sham (HTS)— enfrenta una situación crítica.
Su motivación es obtener alivio económico, cese de los bombardeos y retirada de tropas israelíes de la zona desmilitarizada, ocupada tras el colapso del régimen anterior.
"Israel" impone su dominio tras la guerra
El reciente conflicto con Irán consolidó la percepción de una supuesta superioridad militar israelí, reconocida apenas por autoridades estadounidenses y la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA).
A ello se suma la toma de nuevas posiciones estratégicas en Siria, incluyendo el Monte Hermón, con vista directa a Damasco, lo que refuerza el control israelí sobre el altiplano del Golán, ocupado desde 1967 y anexado de forma unilateral en 1981.
"Tel Aviv" ha dejado claro que no devolverá el Golán, contradiciendo el principio de “tierra por paz” consagrado en la Resolución 242 del Consejo de Seguridad de la ONU.
Netanyahu afirmó que el territorio seguirá siendo “parte del Estado de `Israel´ por la eternidad”, y su canciller, Gideon Saar, declaró que buscan sumar a países como Siria y Líbano al “círculo de paz”.
Una Siria presionada, sin capacidad de negociar
Aunque fuentes sirias han sugerido recuperar un tercio del Golán, la posición oficial es más modesta: volver al acuerdo de separación de 1974.
Pero esta postura choca con una oposición israelí transversal —desde el gobierno hasta líderes como Benny Gantz— que exige conservar todas las posiciones conquistadas en 2024.
En esta coyuntura, Siria negocia desde la debilidad, mientras las tropas israelíes ocupan más territorio y la población siria muestra un creciente rechazo a cualquier concesión.
En febrero, protestas en el sur del país coreaban: “¡Netanyahu, cerdo, Siria no se divide!”, y comunidades drusas desplegaron pancartas en contra de la ocupación.
Washington y el “matrimonio forzado” entre enemigos
Estados Unidos, bajo el mandato de Donald Trump, actúa como principal impulsor del pacto. Tras una reunión con Al-Sharaa, Trump lo calificó de “atractivo y fuerte”.
A instancias de Arabia Saudita y Turquía, su administración levantó parte de las sanciones económicas mediante una orden ejecutiva del 30 de junio, pero mantuvo elementos clave —como la designación de Siria como Estado patrocinador del terrorismo y las sanciones personales a Al Sharaa— como moneda de cambio.
Los enviados especiales de Washington a Medio Oriente, Tom Barrack y Steve Witkoff, reiteran reiterado que el proceso debe avanzar con “cautela” para evitar rechazo interno en Siria.
No obstante, el enfoque es abiertamente transaccional: normalización a cambio de concesiones territoriales y reconocimiento implícito del statu quo impuesto por la fuerza.
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Un pacto desigual y sin resolver la cuestión palestina
Mientras el modelo de los Acuerdos de Abraham se extiende, la causa palestina —elemento original del conflicto— permanece marginada.
La expansión de asentamientos en Cisjordania y la violencia continua en Gaza refuerzan la percepción de que "Israel" no busca paz, sino formalizar una política de hechos consumados.
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Para Damasco, lo que está en juego no es lo que el régimen ocupante ofrece, sino lo que podría dejar de quitarle. La normalización no parte de condiciones equitativas, sino de una aceptación forzada de la supremacía israelí en un escenario regional transformado.
El altiplano del Golán, ocupado desde 1967 y anexado en 1981, fue reconocido como territorio israelí únicamente por EE. UU. en 2019, bajo el primer gobierno de Trump.
Todos los intentos previos de acuerdo entre "Israel" y Siria —desde la Conferencia de Madrid en 1991 hasta las conversaciones mediadas por Turquía en 2008— se basaron, sin éxito, en el retorno del Golán a Siria.