EE. UU. insiste en desarmar a Hizbullah pese al riesgo en Líbano
El centro Carnegie advierte que la presión de Estados Unidos para desarmar a Hizbullah por la fuerza amenaza la estabilidad política y social del Líbano.
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Los enviados de EE. UU. Thomas Barrack y Morgan Ortagus durante una conferencia de prensa en el palacio de Baabda en Beirut, Líbano, el 26 de agosto de 2025. (Foto ANI)
La Fundación Carnegie para la Paz Internacional advirtió que la presión de Estados Unidos para desarmar a Hizbullah por la fuerza ignora las realidades políticas, sociales y sectarias del Líbano.
Según su análisis, cualquier intento de aplicar una solución militar contra la resistencia chií conduciría a una catástrofe humanitaria y a un callejón sin salida político.
La alerta surge tras la visita del enviado estadounidense Thomas Barrack a Beirut, acompañado por la exenviada Morgan Ortagus, los senadores Lindsey Graham y Jeanne Shaheen, y el congresista Joe Wilson.
El grupo reflejó la determinación de Washington de imponer una agenda en la que el desarme de Hizbullah aparece como condición previa antes de que “Israel” realice cualquier concesión.
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Presión de EE. UU. y opciones militares sobre la mesa
Carnegie calificó la misión de “fallida” porque no ofreció ninguna salida realista y evidenció que Estados Unidos insiste en una vía militar para debilitar a Hizbullah.
Las declaraciones de Graham fueron explícitas: permitir que el movimiento chií conserve armas pesadas es “agotador y no tendrá futuro en Líbano”.
El centro recordó que el ejército libanés fracasó en intentos previos de contener a milicias armadas, como en 1983 y 1984, además de la sangrienta batalla de Nahr al-Bared en 2007.
Esos episodios confirmaron que un enfrentamiento interno generaría destrucción masiva de infraestructura, miles de víctimas civiles, un repunte de la violencia sectaria y una crisis política sin precedentes.
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Hizbullah, pieza clave en el equilibrio regional
El análisis también indicó que la comunidad chií libanesa está hoy más enfocada en la guerra en Siria que en confrontar directamente a “Israel”.
Sin embargo, cualquier operación militar estadounidense contra Hizbullah colocaría a Líbano en un “verdadero aprieto”, especialmente si Washington no obliga a “Israel” a retirarse de las posiciones que mantiene en el sur libanés desde hace décadas.
Hizbullah, considerado por amplios sectores como garantía de defensa frente a la ocupación israelí, mantiene una fuerza armada que ha enfrentado con éxito a “Israel” en conflictos previos, como la guerra de 2006.
Para sus partidarios, la presión externa busca desmantelar una herramienta de resistencia indispensable para la soberanía nacional.
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Riesgos políticos y humanitarios para Líbano
El centro Carnegie subrayó que cualquier intento de imponer un conflicto interno para satisfacer exigencias de Washington y “Tel Aviv” sería un “suicidio político” para el país.
La crisis multidimensional que atraviesa Líbano —con una economía colapsada, devaluación de la moneda, apagones eléctricos y migración masiva— hace inviable un nuevo frente bélico.
La intervención estadounidense, señaló el centro, incrementaría los daños políticos y humanitarios y colocaría a la sociedad libanesa en una espiral de violencia sin salida.
En contraste, el gobierno libanés respaldó un plan elaborado por el ejército para consolidar el monopolio de las armas en manos del Estado.
Dicho plan prevé fases progresivas, con reportes mensuales del mando militar al Gabinete sobre los avances.