Túnez pide apoyo excepcional al Banco Central para cubrir déficit
El Gobierno tunecino pedirá tres mil 700 millones al Banco Central y recurrirá a bonos islámicos ante la falta de recursos externos.
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Desde 2021 Túnez sufre una aguda crisis financiera con una elevada deuda pública, un crecimiento débil y una capacidad limitada para acceder a financiación externa.
El Gobierno de Túnez planea solicitar en 2026 una financiación excepcional directa del Banco Central por tres mil 700 millones de dólares, según el proyecto de ley de presupuestos consultado por la agencia Reuters.
La medida busca cubrir el déficit fiscal del país en medio de una grave crisis económica, marcada por el aumento de la deuda pública y la falta de acceso a préstamos internacionales.
Crisis financiera y déficit estructural
Túnez enfrenta desde 2021 una aguda crisis financiera, agravada por el estancamiento del crecimiento y las limitaciones para conseguir financiación externa, luego de lo que la oposición calificó como un “golpe de Estado” institucional.
Durante 2025, el Ejecutivo ya pidió prestados dos mil 300 millones de dólares para cubrir pagos urgentes, lo que ha incrementado la presión sobre las finanzas públicas y reducido el margen de maniobra del Banco Central.
Expertos citados por Reuters advirtieron que la dependencia del Banco Central podría empujar al país a una “espiral inflacionaria”, al aumentar la masa monetaria para financiar el gasto público.
Según las proyecciones oficiales, Túnez necesitará 27 mil millones de dinares (ocho mil 600 millones de dólares) en financiación interna y externa en 2026, una cifra similar a la de 2025.
Bonos islámicos y nuevas medidas fiscales
El Gobierno estudia emitir por primera vez bonos islámicos (sukuk) por siete mil millones de dinares (dos mil 300 millones de dólares) el próximo año, en un intento por diversificar las fuentes de financiamiento sin depender del Fondo Monetario Internacional (FMI).
El presupuesto nacional aumentará de 59 mil 800 millones a 63 mil 500 millones de dinares, impulsado por la subida de salarios prevista en los sectores público y privado durante los próximos tres años.
Además, el Ejecutivo impondrá un impuesto del uno por ciento sobre el patrimonio inmobiliario para bienes cuyo valor supere los cinco millones de dinares, como parte de las reformas tributarias para aumentar la recaudación.
Economistas locales alertan sobre la creciente dependencia del endeudamiento interno, que podría agotar los recursos del sistema financiero y desviar al sector bancario de su función principal: financiar la economía real.
Tales dinámicas, señalan, amenazan con restringir el crédito al sector privado y aumentar los riesgos de inflación y estancamiento en los próximos años, si el Gobierno no logra diversificar sus fuentes externas de ingreso.