Sueño y dolor crónico: estrategias para romper el ciclo
El 80 por ciento de las personas con malestar crónico sufren dificultades para dormir, lo cual origina un ciclo de insomnio y malestar difícil de romper.
Más que una actividad reparadora, dormir es un proceso biológico que influye en la mayoría de sistemas del cuerpo humano.
De acuerdo con el libro Trastornos del sueño en el dolor crónico y sus mecanismos neuroquímicos: una revisión narrativa, alrededor del 80 por ciento de las personas con dolor crónico sufren dificultades para descansar.
La relación entre ambas condiciones crea un ciclo difícil de romper: al reposar mal, el cuerpo libera mayores niveles de citoquinas proinflamatorias, sustancias que sensibilizan los receptores del dolor en el sistema nervioso. A su vez, el malestar crónico aumenta las dificultades para conciliar el sueño.
Un estudio publicado en Journal of Clinical Sleep Medicine demostró que incluso una sola noche interrupción aumenta los niveles de inflamación sistémica, lo cual es muy relevante para quienes padecen enfermedades autoinmunes como el lupus o la fibromialgia.
El sueño REM, caracterizado por movimientos oculares rápidos, resulta crucial para el procesamiento emocional y la pérdida de dolor y, si es insuficiente, los pacientes presentan mayor hipersensibilidad.
Como estrategia respaldada por la ciencia para ayudar a romper este ciclo destaca la terapia de luz roja, una exposición a la irradiación de ese color en las noches y aumentar la producción de melatonina.
También tiene efectos beneficiosos el tratamiento de biofeedback, que emplea dispositivos para monitorizar funciones corporales como la frecuencia cardíaca y la tensión muscular.
Aunque los autores no llegan a un consenso sobre su efectividad, algunos estudios señalan que la acupuntura mejora la calidad del sueño.
Esta técnica estimula la liberación de endorfinas y modula los niveles de citoquinas inflamatorias, lo cual contribuye al descanso.
Los padecimientos por dormitar mal afectan a aproximadamente 30 por ciento de la población del mudno y son algunas de las principales causas de discapacidad a largo plazo.
Por otra parte, alrededor del 10 por ciento de los adultos sufren insomnio crónico.