Invitación de Vladimir Putin a su homólogo turco a visitar Moscú (+VIDEO)
Si no es posible evitar la incursión militar turca en el noreste de Siria, debemos trabajar para mitigar sus consecuencias negativas tanto como sea posible y obtener lo que se puede lograr.
Con este pragmatismo, Rusia trató la insistencia del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, de llevar a cabo la llamada operación "Primavera de paz".
Moscú no habría sido más suave con esta intervención si no hubiera recibido las promesas turcas de respetar la soberanía de Siria y adherirse a un límite de tiempo y geográfico.
Al final, las aspiraciones del presidente turco en Siria, como espera el presidente ruso Vladimir Putin, no buscan más que chantajear a Occidente con el fenómeno de los refugiados sirios, que se ha convertido en una carga pesada sobre los hombros de Erdogan, por un lado; y por otro lado, busca ganar puntos en su equilibrio político, después del retroceso que ha sufrido especialmente en las recientes elecciones.
Además, Erdogan se enfrenta a las quejas y presiones de la institución militar que está presionando constantemente por una acción militar en Siria.
Para Rusia, la derrota interna de Erdogan significaría el fin del proceso de Astana-Sochi y un retroceso de al menos dos pasos. Además incidiria en incrementar la diferencia entre Washington y Turquía, lo cual es considerada medular en la crisis de Siria.
La verdad es que no fue fácil para el Kremlin convencer a Damasco de aceptar esta ecuación, pero los resultados iniciales del escenario presentado por Rusia parecen tranquilizadores para su aliado sirio.
El siguiente paso que el liderazgo ruso quiere lograr es llevar a los vecinos sirios y turcos a una mesa de diálogo para discutir una nueva fórmula que llevaría a un nuevo tratado.
Rusia se esfuerza en este contexto desde la sabiduría del dicho popular ruso que dice: El creador nos hizo vecinos y debemos respetar la voluntad del Señor.