El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó el 31 de enero decretos para acelerar los proyectos de los oleoductos Keystone XL y Dakota Access, y garantizar el uso de acero estadounidense en los conductos construidos en el país, algo que estaba en sus planes.
Los proyectos de los oleoductos Keystone XL y Dakota Access
Pudiera pensarse que eso no preocupa a los venezolanos
cuyo gobierno empeña esfuerzos en alcanzar una relación de iguales con la Casa
Blanca, en la cual prime el respeto a la soberanía e independencia de la nación
suramericana, desde hace años víctima de ataques en todos los campos por su
política no comprometida con los dictados de Washington.
Trump quiere devolver a su país trabajos que escaparon
fuera de sus fronteras, según sus promesas electorales, de ahí que los
conductores del oleoducto serán construidos por manos estadounidenses.
La decisión de empresario devenido presidente se produjo
pese a las protestas de ambientalistas y grupos de nativos en Dakota del Norte
contra el oleoducto de Energy Transfer Partners LP, valorado en 3.800 millones
de dólares, que transportaría crudo desde la formación petrolera Bakken del
estado, a través del Medio Oeste, hasta la costa del golfo de México
estadounidense.
El oleoducto Keystone XL de Transcanada Corp. fue
rechazado en 2015, durante el mandato de Barack Obama, después de que los
ambientalistas hicieron campaña contra el proyecto durante más de siete años.
Ahora ambientalistas y sindicatos se encuentran en
trincheras opuestas, y luego del freno de la época de Obama, les toca a los
sindicatos jugarse sus cartas pese a que los impactos ambientales podrían ser
devastadores si se concreta la obra, según sus críticos.
La empresa en su fase 4 atraviesa por los estados de
Montana, Dakota del Sur y Nebraska, y en este último tiene planeado pasar por
un área ecológicamente vulnerable en Sandhill y por el acuífero de Ogallala que
abastece de agua potable a seis estados del país.
El conducto se extendería a lo largo de dos mil 735
kilómetros para transportar petróleo desde Alberta (Canadá) hasta la costa de
Texas, y en un principio se prevé que atraviese los estados de Montana, Dakota
del Sur, Nebraska, Kansas y Texas.
Con el
paso dado por Trump el oleoducto de casi 1 metro de diámetro (36 pulgadas), con
una capacidad de transporte cercana al millón de barriles diarios para el
mercado estadounidense, pudiera avanzar no con la rapidez deseada pero lo más
seguro es que adelante.
Impacto en Venezuela
la era Trump y sin dudas aún es incierto su impacto para Venezuela
La nación suramericana promedió envíos a Estados Unidos
por 792 mil barriles por día durante los primeros 10 meses de 2016, según datos
oficiales divulgados por el reporte mensual de energía (Monthly Energy Review).
Gracias a la diversificación de su mercado petrolero con
China y la India, Venezuela solo abastece al mercado norteño en una parte de lo
que hacía algunos años atrás, cuando llegó a proporcionar hasta mil 927
millones de barriles por día en la década de los 90.
Datos oficiales de Petróleos de Venezuela (Pdvsa) indican
que el país suministra 640 mil barriles por día a China, mientras que a la
India envía unos 415 mil por día, convirtiéndose ambas naciones en los segundos
mayores compradores de crudo venezolano.
No obstante estas previsiones del entonces presidente
Hugo Chávez, el controversial oleoducto Keystone XL podría afectar el comercio
del país con Estados Unidos, debido a que el petróleo que alimentaría el
gigantesco ducto, compite con los crudos pesados y extra pesados de la Faja
Petrolífera del Orinoco, según indican analistas del tema.
Estimados de autoridades canadienses señalan que la
provincia de Alberta tiene más de 169 mil millones de barriles de petróleo en
reservas, y se convertiría en el dueño de las reservas más grandes del mundo,
detrás de Venezuela y Arabia Saudita.
Eso es preocupante ya que se estima que Keystone XL puede
transportar 830 mil barriles por día al mercado estadounidense, lo que lo haría
un serio competidor para la producción venezolana de la Faja del Orinoco,
particularmente para muchas refinerías de Texas adaptadas al crudo pesado.
El impacto para Venezuela solo podrá sentirse entre 2019
y 2020, cuando el ducto esté listo para operar.
En la actualidad Estados Unidos produce poco crudo pesado
e importa alrededor de 4 millones de barriles diarios con esa característica
pero el gasoducto Keystone proporcionaría un aumento significativo de esa
oferta en casi una cuarta parte de los actuales niveles de importación.
Esta
será parte de la era Trump y sin dudas aún es incierto su impacto para este
país, aunque previsiones no faltaron ni faltarán con vistas a reducir los daños
a la economía venezolana.
Las ideas y opiniones expresadas en este artículo son las de los autores y no reflejan necesariamente el punto de vista de Al Mayadeen