Trump es tóxico y los republicanos pierden en Estados Unidos
Trump quiere sacrificar al partido que lo llevó al poder. Sus llamados a desconocer la ley electoral inflaman el ambiente
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Trump es tóxico y los republicanos pierden en Estados Unidos
Faltan menos de dos meses para que Donald Trump, el 45º presidente de Estados Unidos, abandone el despacho oval, aunque todavía no acepta la derrota.
Sin embargo, el mal perdedor parece dispuesto a arrastrar con él al Partido Republicano, mientras destila rencor y veneno por todo el país.
Ahora el escenario es el estado de Georgia, donde perdió frente a Joe Biden, un estado dominado por los republicanos durante casi 30 años y que los expertos consideran será el puntillazo para Trump y sus seguidores de continuar su gritería anticonstitucional y sus llamados a desconocer los resultados en las urnas.
En la última semana el mandamás llegó a Georgia para hacer campaña a favor de dos senadores republicanos que se enfrentarán a una histórica segunda vuelta en las elecciones el 5 de enero, David Perdue y Kelly Loeffler.
Después de semanas de decir que la elección presidencial estaba amañada en Georgia y en otros lugares, Trump pasó la mayor parte de un acto de campaña el sábado 5 de diciembre despotricando sobre sus quejas infundadas y diciendo a sus fans que no aceptaran su pérdida porque los demócratas "roban y amañan y mienten", según comentó John Williams en el diario The Hill.
Ahí está la jugada, Trump quiere sacrificar al partido que lo llevó al poder. Sus llamados a desconocer la ley electoral inflaman el ambiente, y nada bueno se presagia para los rojos en ese escenario de turbulencia que crea el mandatario.
Eso no tiene sentido a menos que esté intentando que el partido se mate a sí mismo, estimó Williams, cuando muchos se preguntan por qué poner dinero y trabajo en las elecciones cuando "ya están decididas".
Recientemente Trump exigió al gobernador de Georgia, Brian Kemp (R), que "cancelara las elecciones", y dijo que Kemp permitió que su "estado fuera estafado". Trump también llamó a Kemp, en la mañana del mitin presidencial en el estado, animando al gobernador a convocar una sesión especial de la legislatura estatal.
Aparentemente esperaba que los legisladores republicanos nombraran electores para el colegio electoral que subvirtieran el resultado de las elecciones en Georgia y lo dieran como “ganador”. Esto no tiene calificativo, desfachatez o descaro.
El gobernante dijo a sus seguidores que el secretario de Estado de Georgia, el republicano Brad Raffensperger, es un "enemigo del pueblo". Gabriel Sterling, un funcionario electoral republicano que trabaja para Raffensperger, informó que el lenguaje amenazador de Trump provocó una amenaza de muerte contra un trabajador electoral.
En opinión de analistas existen votantes conservadores hechizados por los trucos de Trump y un silencio entre los altos funcionarios republicanos electos, los mismos que deberían estar protegiendo la historia de ese partido en el país.
Al parecer, Trump, que se presentó como alguien ajeno al establecimiento, infunde temor entre sus colegas e incluso, patéticamente, los senadores rojos que aspiran a seguir en las butacas de Georgia son incapaces de contradecirlo y aún no dicen claramente que su jefe perdió una elección justa.
"Sí, Donald Trump es un imbécil", dijo al respecto el senador Ron Johnson (republicano de Wisconsin) a Mark Becker, expresidente republicano del condado de Wisconsin, según un artículo que Becker escribió para The Bulwark la semana pasada.
Sí, Trump también perdió allí. Pero, en el relato de Becker, Johnson teme que sería un suicidio político ponerse de pie y señalar públicamente que Trump está perjudicando al partido.
Georgia, el epicentro de la debacle roja…
Como se desarrollan los acontecimientos, el estado de Georgia (sureste) es hoy el escenario de las conspiraciones del trumpismo y sus aliados pero, allí, a medida que avanzan las campañas de los dos senadores rojos puede evidenciarse su debilidad.
Tanto la señora Kelly Loeffler como David Perdue, los titulares, están bajo escrutinio para determinar si pudieron haber violado la ley federal al participar en grandes y sospechosos negocios de acciones en el momento en que la pandemia de coronavirus golpeó al país con toda su fuerza a principios de este año.
Mientras más el presidente lleva al cántaro a la fuente, más crece el peligro de que se rompa, o sea, si prosigue su agenda desestabilizadora, es muy probable que los rojos pierdan los dos asientos en el Senado y la mayoría partidista en ese foro, incluso cuando Trump destruye la legitimidad del proceso electoral.
Todo parece indicar que Georgia será una tormenta perfecta y mortal, creada por los propios republicanos, y más por el mandamás de la Casa Blanca quien pidió a Brian Kemp, el gobernador republicano del estado, que anulara los resultados.
Sin embargo, los funcionarios marcaron un momento que puede extenderse a todo el país. Kemp y Geoff Duncan, el vicegobernador republicano, dijeron en una declaración conjunta que no convocarían una sesión legislativa especial para explorar las afirmaciones de Trump sobre las elecciones.
"La ley estatal es clara: la legislatura sólo podría dirigir un método alternativo para elegir a los electores presidenciales si la elección no pudiera celebrarse en la fecha fijada por la ley federal", dijeron y añadieron que intentar "cambiar retroactivamente" el resultado de la elección "sería inconstitucional e inmediatamente ordenado por los tribunales".
Por miedo o quien sabe porqué durante su campaña Loeffler y Perdue se pusieron del lado de Trump, incluso pidiendo la dimisión del Secretario de Estado Brad Raffensperger por su manejo de la elección.
La senadora Loeffler, republicana de Georgia, cuya segunda vuelta es una de las dos en Georgia que determinará el control del Senado el 5 de enero, se erigió en firme defensora de Trump.
Algunos se preguntan si también busca asegurar un perdón presidencial pues, según filtraciones a los medios, realizó un gran número de transacciones bursátiles después de asistir a una sesión informativa sobre el coronavirus en enero y está en duda si como miembro del Congreso puede comerciar con acciones.
Si Loeffler y Perdue pierden, les darían el control del Senado a los demócratas y, tal vez, los rojos deberán agradecérselo a Trump y sus posiciones tóxicas que amenazan el futuro de esa agrupación política en Estados Unidos.