Haniyeh en Beirut y Lapid en los Emiratos: dos escenas tormentosas
Estamos frente a dos escenas tormentosas. La primera escena eleva el orgullo de la nación e incluso el de todos los pueblos libres del mundo, mientras, la segunda escena constituye una vergüenza y desgracia.
En la última semana de junio de 2021, el mundo entero fue testigo de dos escenas notables en los medios de comunicación árabes, islámicos y extranjeros; escenas que dejarán su huella durante décadas en la conciencia de los pueblos árabes e islámicos, y entre los pueblos libres del mundo, porque son muy difíciles de olvidar debido a las conciencias agotadas por todos los grandes acontecimientos que ha sufrido nuestro mundo árabe y islámico.
La importancia de las dos escenas está vinculada al hecho más importante ocurrido en el siglo XX, y con la causa más importante y apreciada que ha enfrentado nuestro mundo árabe-islámico durante décadas, considerada no solo la causa central de los árabes, sino más bien de las personas libres en todo el mundo: es la causa de Palestina y del pueblo palestino libre.
Esto significa que Palestina, geográfica e históricamente, es la esencia y el significado del conflicto que define la brújula del pensamiento y el enfoque de las personas, las organizaciones y hasta los pueblos en el mundo actual. Mientras, las políticas capitalistas de Occidente están buscando soluciones y salidas a sus problemas y desafíos individuales, unilaterales y colectivos, a expensas de los pueblos de los países pobres, en desarrollo y oprimidos.
Intelectuales e historiadores recuerdan cómo intentó encontrar una solución para este enigma histórico del “pueblo elegido por Dios” después de que fueran despedazados por la maquinaria fascista capitalista nazi y europea occidental.
En aquel momento, los filósofos y teóricos del capitalismo europeo-americano occidental pensaron y decidieron una solución estratégica en favor de los “judíos oprimidos” del mundo y determinaron una patria para ellos. Luego de varias deliberaciones, se decidió que la geografía y la ubicación de la tierra de Palestina sería el lugar más apropiado para que los judíos del mundo reúnan a su diáspora bajo un falso eslogan sionista "La tierra prometida para los hijos de Israel ".
Luego en la época del dominio del colonialismo europeo, se anunció la llamada promesa de Arthur James Balfour, anunciada el 2 de noviembre de 1917, así como el Acuerdo Sykes-Picot firmado en 1916. En esa fecha, después del final de la Segunda Guerra Mundial, se hizo realidad el sueño sionista promovido desde el Primer Congreso Sionista bajo el liderazgo de Theodore Herzl, en la conferencia fundacional del movimiento sionista en Basilea, Suiza, en 1897.
Toda esta trágica y dolorosa historia está grabada en la memoria y la conciencia de los estudiantes de secundaria, así como en la memoria de los graduados universitarios de nuestro mundo árabe e islámico y de los países extranjeros. Es estudiada por intelectuales, profesionales de los medios de comunicación, propagandistas y predicadores desde la mezquita más pequeña de todo el mundo islámico, hasta la Noble Mezquita Al-Aqsa, y en la tierra de las Dos Mezquitas Sagradas, tanto en La Meca como en Medina.
Así es lo que todo el mundo sabe que Palestina es árabe, islámica, cristiana y que el “estado” judío-sionista es un intruso en esta tierra pura y santa.
Sin embargo, de repente, en aras de intereses materiales baratos y con la ilusión de preservar los tronos, el reino, el prestigio y la autoridad, varios regímenes árabes e islámicos se dirigieron hacia la política de normalización con el enemigo sionista israelí, incluso sin un beneficio político y económico realista.
Estos políticos ‘normalizadores’ olvidaron que están moral, religiosa, árabe y humanamente obligados a alinearse con nuestro pueblo en Palestina y su justa causa, y no al revés.
Aquí les presentamos las reseñas de las dos escenas que se circularon en los medios, y sobre las cuales se centra nuestro artículo:
La primera escena:
La reunión del líder de la resistencia libanesa, Sayyed Hassan Nasrallah, con el líder de la resistencia islámica, Ismail Haniyeh, jefe de la oficina política del movimiento "Hamas". Esta reunión fraterna y resistente a la lucha del enemigo sionista y su cruda arrogancia contra nuestro pueblo en todos los territorios árabes ocupados fue un éxito por excelencia.
Quisiéramos recordarles a estos ‘normalizadores’ de los "regímenes árabes” que el surgimiento del movimiento de resistencia libanés se debió a la ocupación de los territorios libaneses por el enemigo sionista-israelí en 1982 y a la total incapacidad de los regímenes árabes para resistir a la ocupación sionista de la tierra libre del Líbano.
Además, el Movimiento de la Resistencia Islámica - "Hamas", y muchas otras organizaciones de resistencia palestina, surgieron de la realidad árabe-palestina, que comenzó con la amarga rendición a la entidad sionista, y bajo la presión de sucesivas administraciones de EEUU aliadas a las sionistas, así como por países occidentales defensores de los intereses estadounidenses en general.
Segunda escena:
La visita de Yair Lapid, ministro de Asuntos Exteriores de la entidad sionista, a Abu Dhabi y Dubai en los Emiratos Árabes Unidos, su encuentro con varios príncipes y jeques, y su participación conjunta en la apertura de la primera embajada sionista en la Península Arábiga.
Este paso no habría pasado en paz si el Sheikh Zayed Bin Sultan Al Nahyan estuviera vivo, dado nuestro conocimiento previo de sus sinceras posturas árabes hacia Palestina y su heroico pueblo.
En conclusión, estamos frente a dos escenas tormentosas. La primera escena eleva el orgullo de la nación e incluso el de todos los pueblos libres del mundo, mientras, la segunda escena, es una muestra de vergüenza y desgracia, para toda la nación islámica, desde Yakarta en el este hasta Marrakech en el oeste; vergüenza que permanecerá en la frente de todos hasta que se arranquen sus causas de raíz.