A Quince años de la Victoria de julio: la etapa previa a la decisión final
La victoria de julio de 2006 y las subsiguientes batallas desgastaron aún más al enemigo y expusieron sus debilidades.
Estos logros deben ser reforzados por el eje de al Quds (Jerusalén) sumándole más componentes a lo largo y ancho de la nación islámica, lo cual requiere emprender procedimientos serios de parte de todos.
La victoria de julio de 2006 y las subsiguientes batallas lograron causarle más desgaste al enemigo, carcomiendo su postura y dejando al descubierto sus debilidades.
Se considera la victoria de la resistencia libanesa dirigida por “Hezbollah” sobre “Israel” en la batalla de julio de 2006, un giro importante en la historia del conflicto con el enemigo; esta batalla fue el primer enfrentamiento entre la resistencia libanesa e “Israel”, luego de que el enemigo fuera expulsado del sur del Líbano el año 2000, como resultado del desgaste sufrido a raíz de su enfrentamiento con la resistencia, viéndose el enemigo obligado a replegarse vergonzosamente bajo sus golpes.
También es el primer enfrentamiento que adoptó el patrón de una guerra militar entre la resistencia islámica en el Líbano y el enemigo, la cual se prolongó por alrededor de veintiún días, y en la que el enemigo utilizó todas sus herramientas y potencial militar y es la primera batalla en la historia del conflicto con el enemigo en la que se entremezcla con una invasión terrestre del “ejército” sionista y que terminó con su retirada tan pronto como hubo un alto el fuego, a diferencia de las guerras que “Israel” libró con los regímenes árabes desde al Nakbah (la catástrofe) palestina - árabe en 1948 y hasta la batalla de julio de 2006.
La batalla puso a prueba por primera vez el frente interno israelí, en cuanto a su resistencia a guerras relativamente prolongadas; la batalla demostró que la estructura interna del enemigo es frágil, y que es su lado más débil y su “costado blando”.
La guerra de julio hizo fracasar la doctrina militar sionista, que se basa en la guerra relámpago, de rápido resultado y del traslado de la batalla al “campo del enemigo”, con el fin de preservar la cohesión de su frente interno, esto fue frustrado por la resistencia, la cual logró trasladar la batalla a las profundidades del campo enemigo y sus misiles alcanzaron sus ciudades y posiciones militares, y la batalla terminó sin que el enemigo pudiera decidirla a su favor, fracasando en el logro de sus objetivos.
No voy a repasar los logros y ventajas de la resistencia en la batalla de julio de 2006, ya que muchos escritos los han abordado, pero hay referencias importantes sobre una serie de precedentes establecidos por la batalla que se consideran fueron el inicio de una serie de batallas tácticas que preceden el estallido de la batalla estratégica camino hacia la resolución del conflicto con el enemigo.
A lo largo de quince años, después de la batalla de julio de 2006, la resistencia palestina en la Franja de Gaza liderada por el movimiento “Hamas” libró cuatro enfrentamientos militares, el último de los cuales fue la batalla de la “Espada de al Quds” en mayo de 2021; aunque el enemigo no pudo resolver a su favor ninguna de estas batallas, la diferencia en el desempeño de la resistencia palestina desde el primer enfrentamiento, la “Batalla del Furqan” (Masacre de Gaza) 2008/2009, y los siguientes enfrentamientos: “Piedras de Esquisto” 2012, la “Ráfaga Devoradora” 2014 y “la Espada de al Quds” 2021, había sido notable, esto refleja la evolución del desempeño de la resistencia en términos de capacidades y tácticas militares, la intensidad y diversidad del fuego, el mando en el teatro de operaciones, el control, la labor de inteligencia y de seguridad y la coordinación entre los componentes del eje de resistencia, además de las transformaciones estratégicas reflejadas en la batalla de la “Espada de al Quds” representada por la osadía de la resistencia de iniciar un ataque militar contra la profundidad del campo enemigo y el desarrollo desde la etapa de las batallas defensivas a la etapa de enfrentamientos y ataques y la sorpresa al tomar la iniciativa de lanzar el primer ataque, una decisión que el enemigo no supo leer, y que consideró un fracaso estratégico de inteligencia, que los expertos sionistas compararon con el fracaso de la inteligencia a nivel internacional al no lograr predecir el colapso de la Unión Soviética a principios de los años noventa del siglo pasado.
El otro cambio se reflejó en el hecho de hacer fracasar los planes del enemigo, que buscaba aislar a la resistencia y distraerla de sus problemas nacionales, bajo el peso del asedio y la política de asfixia económica y por lo tanto su fracaso en transformar la herramienta militar de la resistencia de una herramienta de liberación y de defensa de su pueblo, su causa y principios, en una herramienta para lograr objetivos internos secundarios, como el de ocuparse de problemas internos, tratar de conservar los logros de gobernanza y mejorar la calidad de vida de las personas así como aliviar las medidas en torno al asedio como tal.
El cambio más destacado ha sido el movimiento nacionalista popular sin precedentes, que abarcó a casi dos millones de palestinos dentro de los territorios ocupados en 1948, quienes estallaron en ira contra las fuerzas de ocupación, debido a los crímenes cometidos en al Quds y la Mezquita al Aqsa y su agresión contra la Franja de Gaza, hecho que reflejó la identidad colectiva del pueblo palestino en todos las latitudes donde se encuentra.
Las cinco batallas que libró la resistencia palestina y libanesa, desde julio de 2006 a mayo de 2021, le sirvieron de practica con fuego real y modelos operativos, por medio de los cuales la resistencia acumuló experiencia de combate y de campo, que le permitió mejorar su desempeño en cada asalto y desarrollar sus capacidades militares durante el período emprendido entre batallas, frustrando así la política del enemigo que apunta dentro del marco de su plan a roer sus capacidades, plan que se denominó “BEG”, que significa batalla entre guerras, cuyo objetivo era el de destruir las capacidades de la resistencia y lograr disuadirla, un plan que demostró su fracaso en el último enfrentamiento de la “Espada de al Quds”.
La conformación del pacto de la resistencia (el Pacto de al Quds) aumenta en fuerza, solidez, cohesión y entendimiento, con cada logro alcanzado por la resistencia frente al enemigo; la victoria de julio de 2006 y de mayo de 2021 y los enfrentamientos y batallas entre ellos, evidencian la efectividad del eje y su capacidad para lograr objetivos importantes, entre los que destaca el desarrollo de las reglas de enfrentamiento, el logro de un equilibrio de disuasión con el enemigo y la frustración del deseo de este enemigo de combatir, especialmente por tierra, lograr una victoria en términos de conciencia, disminuir la postura estratégica del enemigo y transformar a “Israel” de un aliado funcional que logra servir los intereses del occidente capitalista, en particular Estados Unidos, en una carga para los intereses de esos países en la región, esto se reflejó en las opiniones de parte de la elite estadounidenses y la creciente percepción negativa de la opinión pública mundial hacia “Israel”, hecho confirmado por Stephen Walt, considerado uno de los expertos más destacados en relaciones internacionales de Estados Unidos, en un artículo publicado en mayo de 2021, en el que llamó a poner fin a la relación especial entre Estados Unidos e “Israel” porque su costo han llegado a superar su beneficio.
A lo largo de quince años, la resistencia logró construir un eje fuerte en la región sobre dos pilares centrales: el primero es la resistencia a “Israel” como enemigo estratégico común que amenaza los intereses de todos los integrantes del eje y de la región en general, y el otro es la liberación de Palestina y la recuperación de al Quds, como objetivo estratégico que concierne a todos y es considerado un deber sagrado de toda la nación y en particular del eje de la resistencia.
Estos dos pilares deben permitir la disolución de todas las consideraciones geopolíticas, confesionales y sectarias y no requieren de posturas políticas afines hasta el punto de la congruencia, sino que necesitan de acuerdos sobre las mismas en el marco de la coordinación y la acción conjunta.
Estos logros deben ser reforzados por el eje de la resistencia incluyendo a más componentes políticos y nacionalistas a lo largo y ancho de toda la nación islámica, lo cual requiere para comenzar de un repaso serio entre todas las partes, basados en las dos bases, la de la hostilidad hacia “Israel” y la de la liberación de Palestina; existen fuerzas de peso en la región que deben hacer un esfuerzo mayor para lograr este objetivo.
La resistencia palestina es considerada la punta de lanza del eje de la resistencia y lo que se requiere es dotarla de más recursos y capacidades financieras y militares, especialmente después de haber demostrado su voluntad de lucha y su capacidad para tomar decisiones difíciles en cuanto a la iniciativa para combatir y atacar y la disposición de asumir su elevado costo.
La victoria de julio de 2006 y las subsiguientes batallas desgastaron aún más al enemigo y expusieron sus debilidades, así como desarrollaron las reglas de enfrentamiento con el mismo; la batalla de la “Espada de al Quds” enfatizó aún más la fragilidad del enemigo e hizo factible la posibilidad de quebrarlo y derrotarlo, restaurando la conciencia colectiva palestina y la nacionalista, asimismo, rompió la barrera del miedo y de la indecisión, exponiendo las fallas de la coalición de la normalización y fortaleciendo la postura de la alianza de al Quds y del eje de la resistencia.
En cuanto a la fase posterior a la “Espada de al Quds”, esta debe centrarse en los preparativos para las batallas decisivas con el enemigo, rumbo a su derrota estratégica, liberar a Palestina y recuperar la tierra árabe usurpada, hecho que requiere del aumento de la disposición del eje de la resistencia, duplicando el apoyo y respaldo a la resistencia en Palestina, y la participación de todos los integrantes del eje en las batallas decisivas, y el inicio de procesos que aborden las causas de la nación, para incluir más fuerzas y componentes en el marco la alianza de al Quds, la resistencia y la liberación.