¿Se habría convertido la incursión militar en la región de Donbass, en una necesidad estratégica para Rusia?
La dimensión geográfica es la que más influye en el conflicto entre Rusia y las unidades de la “OTAN” en el noreste de Europa, y es la que establece las bases para un choque geoestratégico, cuyo final no sería fácil.
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¿Se habría convertido la incursión militar en la región de Donbass, en una necesidad estratégica para Rusia?
Quien observa detalladamente el mapa del despliegue y la distribución de las fuerzas en conflicto en el noreste de Europa, donde el enfrentamiento entre Rusia por un lado, y las unidades de los países de la “OTAN” por el otro, es más intenso, se puede concluir que la dimensión más impactante de este conflicto, la cual constituye el principal elemento de confrontación, es específicamente la dimensión geográfica, esta sienta las bases para una confrontación geoestratégica, cuyo final, al parecer, no será fácil ni normal.
En efecto, las partes en pugna se concentran en dos flancos enfrentados; el primero en el este y el noreste de Europa, y constituye un amplio frente, formado por países, mayoritariamente afiliados a la “OTAN”, a excepción de Ucrania, y esto es lo más importante en este conflicto, estos países son: Bulgaria, República Checa, Estonia, Alemania, Hungría, Letonia, Lituania, Noruega, Polonia, Rumanía, Eslovenia y Ucrania, por supuesto.
El segundo flanco incluye a Rusia que se ubica en una amplia extensión de territorio entre San Petersburgo en el Báltico, extendiéndose hasta el sur de Ucrania, específicamente a la península de Crimea, con una extensión de aguas territoriales que se expanden hacia el sur, en el Mar Negro, con la incorporación de aliados de Rusia como Bielorrusia y Kaliningrado.
Partiendo de este despliegue, se intuye el contenido y el peligro como consecuencia de la tensión que impera actualmente entre Rusia y la “OTAN”.
Independientemente de los antecedentes históricos relacionados con los orígenes de las etnias de esos países, el tema de la disputa actual, en particular en la península de Crimea, o en la región de Donbass, donde confluyen diversas etnias, que buscan “separarse” de Ucrania como lo percibe occidente, o “retornar a las raíces”, como lo ve Rusia; el ejemplo de Crimea en 2014 es la mejor prueba de ello, ya que el resultado del referéndum que se llevó a cabo, impactó como un rayo, solicitando retornar a las raíces, hecho que sucedió de inmediato, con la llegada de los tanques rusos a las costas del sur de Crimea en el Mar Negro, y eso fue antes de que se anunciaran oficialmente los resultados del referéndum.
Entonces, independientemente de todo esto y de acuerdo con las ambiciones de las partes enfrentadas por lograr el control, la geografía de esa región juega un papel clave en la definición de los elementos del conflicto actual y de sus directrices; hablamos del gas, como elemento esencial en esa geografía, y en segundo lugar, hablamos de la extensión geográfica de todo el frente occidental de Rusia, comenzando por el Báltico, extendiéndose desde el Mar de Barents en el Ártico, hasta Crimea en el Mar Negro, llegando a los cruces estratégicos que conducen a las aguas cálidas del Medio Oriente y el Mediterráneo; en tercer lugar, hablamos de una zona militar, que Rusia quiere como zona de amortiguamiento (buffer zone) para proteger su soberanía, territorio y seguridad nacional, y Estados Unidos y sus aliados la quieren como una plataforma y un punto de apoyo para amenazar y presionar a Rusia.
En lo que se refiere al gas, esta zona geográfica puede jugar un papel clave en la estrategia económica de Moscú, refiriéndonos aquí a las aguas económicas exclusivas que Rusia obtiene al establecer y legalizar su presencia en la península de Crimea, constituyendo esta última una amplia incorporación en el Mar Negro, que le quita a Ucrania alrededor del ochenta por ciento de las aguas económicas exclusivas en el mar antes mencionado, junto con las enormes riquezas de gas que encierra, las cuales se dice que se estiman en unos dos billones de metros cúbicos, y Rusia espera la oportunidad adecuada para empezar a aprovecharlas.
Asimismo, y en relación a la particular importancia de esta región (la actual zona de conflicto), también en términos de gas, esta radica en garantizar líneas prácticamente seguras y fáciles para transportar el gas ruso a través de la región de Donbass en Ucrania hacia Europa oriental, y desde allí a Europa central; y cabe destacar que, habiendo fracasado Washington hasta cierto punto, en sus intentos de obstruir el gasoducto “Nord Stream 2” a través del Báltico hacia Alemania y los países del noreste de Europa; Washington intentará tener éxito en obstruir la otra línea central que transporta gas ruso a través de Donbass en Ucrania, hacia el centro de Europa; lo más importante sobre ese tema, en relación al gas, radica en lo que se ha demostrado recientemente, y es que el gas ruso es una necesidad apremiante e inaplazable para Europa, independientemente de las circunstancias y la situación política reinante entre las dos partes.
En cuanto a la extensión geográfica del frente occidental de Rusia, esta fachada siempre ha sido la extensión estratégica de los rusos, tanto en lo económico y cultural como en los aspectos de seguridad y militar, ya que el este y el norte de Rusia están obstruidos en general por la dureza del clima y la naturaleza, así como por su distancias de los países desarrollados y prósperos.
Además del hecho de que el occidente de Rusia siempre ha sido su respiradero natural, también este había sido objeto de amenazas y acechado por el peligro y la codicia; la historia de las guerras antiguas o modernas, que tuvieron como objetivo al zarismo ruso, o la Unión Soviética, o la Rusia actual, da fe de ello; de ahí que Rusia siempre establece que es una necesidad apremiante y una exigencia nacional, darle a la región occidental una importancia y una atención extraordinarias, y esforzarse para eliminar cualquier peligro o amenaza que provenga desde occidente, haciendo un esfuerzo por impedir cualquier asedio o despliegue. que la afecte negativamente, tanto a nivel nacional, o en términos de seguridad y estrategia, lo que hace que cualquier expansión en dirección a sus patios traseros tanto en el sur como en occidente de manera particular, sea un proyecto que atenta en su contra y así se siente en la obligación de enfrentarla y alejarla.
De ahí que, ante esta tensión casi permanente que vive Rusia, siempre se mantiene alerta y hace grandes esfuerzos por mantener un margen de seguridad y precaución, militarmente, y en el ámbito de la seguridad e inteligencia.
Por otro lado, es ilógico que los rusos estén pensando actualmente en entrar en un conflicto militar con Estados Unidos y sus aliados; asimismo, Rusia no parece estar interesada actualmente en el uso de la fuerza en ninguna región o país de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, incluidos los estados del báltico, que considera como los puntos de apoyo más probables para atentar en su contra (Lituania, Letonia y Estonia), a sabiendas que la mayoría de estas se han convertido en bases para los escudos antimisiles del Atlántico, que son ofensivos más que defensivos.
Por otro lado, hay un amplio e importante grupo de líderes y expertos militares y de seguridad rusos que miran con preocupación el refuerzo que se está llevando a cabo actualmente en los países de Europa oriental y el despliegue en sus territorios de sistemas de defensa de misiles balísticos (entre los que figuran los países de la ex Unión Soviética), y esto es lo que más irrita y molesta a estos militares rusos, como es el caso, en primer lugar, de Polonia, por ejemplo, que hoy es considerada la punta de lanza de los países de Europa oriental y también la no oriental, en contra de Rusia.
De ahí que, ante todos estos hechos, Rusia se enfrenta hoy a varios desafíos que no son simples y el más importante de los cuales, que sigue siendo el más peligroso y sensible y que va más allá del tema del gas y del sospechoso despliegue de unidades de los estados de la “OTAN” y que también supera la necesidad e importancia de establecer su presencia y legitimarla en Crimea y el problema de la región de Donbass, y es el de impedir a toda costa que Ucrania se incorpore a la Organización del Tratado del Atlántico Norte; Rusia le otorga al tema una máxima importancia en su estrategia actual, lo que lleva a la mayoría de los observadores a concluir que Rusia tiene planes futuros, a corto o lejano plazo, relacionados con Ucrania; de lo contrario, ¿por qué esta ferocidad intentando impedir que Kiev se adhiera a la Organización del Tratado del Atlántico Norte? Ya que un país más no cambiaría en nada el sistema militar de la alianza frente a Rusia, estando esa alianza integrada por más de treinta de los países más poderosos del mundo, en cuanto a la seguridad, la inteligencia, la economía y el aspecto militar, tomando en cuenta que las capacidades de Ucrania. no cambiarían en lo absoluto las capacidades y el poderío de organización (la OTAN).
Lo que solo teme Rusia de la adhesión de Ucrania a la OTAN, es el artículo cinco de la Carta de la mencionada alianza, que establece que un ataque contra uno de los países de la alianza sería tratado como un ataque contra todos los demás miembros y que los aliados están obligados a responder al mismo, y que el uso de la fuerza militar es una de las opciones en este caso, y que es deber de cualquier país de la OTAN asistir inmediatamente a la parte o partes que estén sujetos a semejante ataque, y tomar las medidas que estime necesarias en esta situación. .
En base a esto, y especialmente en lo que respecta a la importancia que le da Rusia para evitar que Ucrania se adhiera a la OTAN, y debido a lo sensible que se considera un proyecto enfrentamiento amplio con la OTAN, se puede entender la dimensión futura que Rusia le da a la recuperación de la región de Donbass, así como se esforzó por recuperar la península de Crimea, por medio de un referéndum popular, que resultó en la exigencia de la mayoría de la población de la región mencionada, de volver a sus raíces, a la madre patria, al imperio zarista; a Rusia; después de eso, tal vez podría suavizar su postura en relación al ingreso de Ucrania a la “OTAN”.