China y la guerra de Ucrania... a la espera del “débil vencedor”
La posición de China sobre la guerra le ahorraría muchos desafíos futuros, ya que el curso de la guerra está abiertos y Beijing tendría que lidiar en el futuro con el “débil vencedor”.
No hay duda de que el mundo ha cambiado, y que el mapa de potencias internacionales también; se equivoca quien cree que Estados Unidos es el mismo, o que Europa sigue siendo como hemos leído al respecto, y que Rusia es la misma después de la disolución de la Unión Soviética, o que China sigue siendo un país satisfecho cuyo único objetivo es protegerse y cerrarse hacia su interior.
Todas las lecturas de lo que sucede hoy en día en las interacciones relacionadas con la estructura del sistema internacional, deben partir de la idea del nacimiento de un nuevo orden mundial, el mundo de hoy se encuentra en el proceso de un parto difícil para producirlo y para deshacerse del equilibrio internacional de base cero que ha continuado desde la disolución de la Unión Soviética hasta la guerra de Ucrania, lo cual establecerá nuevas reglas de equilibrio internacional; asimismo, no es preciso que las potencias internacionales en conflicto se conviertan en los amos de este próximo mundo, Estados Unidos lideró el sistema internacional después de la Segunda Guerra Mundial, luego de ser un país “espectador” y el menos afectado en aquella guerra.
Quizás uno de los mayores indicadores de que estamos viviendo en una era de la no polaridad, es la liberalización que se observa en el comportamiento de las potencias regionales; durante la Guerra Fría, estas potencias tomaron, en gran medida, en cuenta el equilibrio internacional entre los dos campos como un determinante principal de su política exterior, y el mismo contexto continuó con el mundo de la unipolaridad; hoy, las potencias regionales hacen sus políticas con mayor independencia, ya que la estructura del sistema internacional ya no es el determinante más destacado de su política exterior, porque esta estructura ha pasado de un estado de “polarización” cualquiera que sea su forma a un estado de “no polarización (1).
El fin de la era estadounidense
A pesar del escepticismo de algunos y su insistencia en la fortaleza y supervivencia de Estados Unidos, quien observa las declaraciones de los líderes de la oposición estadounidense, encabezados por el expresidente Donald Trump, se da cuenta de la desesperación, debilidad y confusión que vive la actual administración estadounidense, que comenzó con su retirada de Afganistán y el abandono de sus tradicionales aliados en la región del Golfo, con el fin de enfrentar las amenazas existenciales que la rodean, lo que la obliga a reordenar sus prioridades y actuar de acuerdo con esa visión.
Los teóricos estadounidenses admiten que su país está en decadencia, y en esto no intentan desafiar las normas cósmicas, sino que planean y gestionan este declive de una manera que llevaría a su país a ser una de las potencias de segundo nivel, en lugar de permitir que colase; en palabras del pensador estadounidense Robert Kaplan, no hay nada mejor para su país que preparar al mundo para la posibilidad de su desaparición, y disponer de un mecanismo adecuado para un repliegue armonioso a fin de prolongar su supervivencia como nación fuerte, señalando que la globalización que inventó Estados Unidos para consolidar su hegemonía sobre el mundo, la explotaron otras potencias (principalmente China) como herramienta para socavar la influencia estadounidense desde dentro de este sistema (2).
Ha habido un cambio en el orden de las prioridades de la política exterior estadounidense después del año 2000; ya que después de centrarse en Europa, el noreste de Asia y la región del Golfo, después del año 2000 se centró primero en China, debido a su creciente papel, y en segundo lugar en la región del Golfo, debido a su importancia estratégica y debido al crecimiento del potencial nuclear de Irán, mientras que la importancia del continente europeo descendió a un tercer lugar.
El Secretario de Estado de Estados Unidos, Anthony Blinken, había identificado las amenazas que enfrenta Estados Unidos y sus aliados clasificándola en tres partes, a saber (3):
1- Las amenazas militares: representadas por Rusia, China, Corea del Norte e Irán.
2- Las amenazas no militares: y provienen de esos mismos países en forma de (ataques cibernéticos - rumores y desinformación mediática - cuestionamiento de la eficacia de las vacunas americanas...etc).
3- Crisis globales: tales como: terrorismo, contaminación, clima y COVID-19...etc.
Estados Unidos ve a Moscú como la fuente principal de amenaza militar, y de ahí nos percatamos del esfuerzo estadounidense por desestabilizar la seguridad nacional rusa utilizando a Ucrania.
El mundo como lo percibe Beijing
La política exterior china encarna la aplicación práctica de la sabiduría del presidente chino Deng Xiaoping, que dice: “No importa de qué color sea el gato, si es blanco o negro, lo importante es que atrape ratones”; basado en esta visión, Beijing ha mirado al mundo de la siguiente manera (4):
- El Medio Oriente es un cementerio de las grandes potencias, por lo que el gobierno chino es muy cauteloso, enfocándose siempre en jugar el papel de mediador no más, tal como lo hizo durante las negociaciones de Estados Unidos con Irán; asimismo, cree que la capacidad de Estados Unidos para dominar el “Medio Oriente” se ha debilitado y se ha vuelto difícil depender de la misma; esta situación impulsará a los países de la región a cooperar con China.
- Los chinos se enfocan en los países del sur de Europa, porque son países económicamente débiles después de exponerse a la crisis del euro, y por lo tanto son los más baratos en cuanto al precio de la tierra, bienes raíces y empresas.
- China se ha convertido en el socio comercial número uno de África a lo largo de más de diez años consecutivos.
- China tendrá una zona comercial y económica que rivaliza en área y poderío económico con la zona comercial atlántica, que ha sometido al mundo entero a su voluntad y reglamentos, y que lo ha adoctrinado con sus conceptos comerciales y culturales durante los ochenta años que tiene la era de la comunidad atlántica.
- China defiende principalmente sus intereses y presta poca atención al tema de la reciprocidad.
Rusia y la alianza con China
No es casualidad que el presidente ruso, Vladimir Putin, sea el primer jefe de Estado en visitar China desde la propagación del virus Corona en este país, y esa visita coincidió con el quincuagésimo aniversario de la visita del expresidente estadounidense Nixon a China en 1972, en un intento, en aquel entonces, de persuadir a Beijing para que se mantenga alejado de la Unión Soviética.
La reciente visita de Putin tuvo un gran impacto en los enemigos de los dos países, y se habló en los medios de comunicación sobre una especie de asociación y de alianza estratégica entre los dos países, que se remonta a 2014, cuando ambos países firmaron un acuerdo de cooperación estratégica por un monto de ochocientos millardos de dólares, y después acordaron negociar utilizando el yuan y el rublo como alternativa al dólar estadounidense con el fin de apoyar a Moscú tras su control de Crimea en aquel momento; hoy, el volumen de intercambio comercial entre ambos países ha alcanzado los ciento cuarenta millardos de dólares y el suministro de gas ruso a China ha aumentado a 48.000 millones de metros cúbicos anuales; y existen relaciones entre los dos países en los ámbitos de la energía, el armamento y la cooperación tecnológica, además de posiciones políticas comunes representadas en el rechazo a la hegemonía occidental y estadounidense, y sus posiciones convergen en un numero de casos internacionales, como en Siria, Irán y Corea del Norte.
En el aspecto político, los dos países consiguieron logros comunes; Beijing ha declarado que comprende los temores de Rusia de que Ucrania se una a la OTAN y ha pedido a Estados Unidos y occidente que dejen de interferir en los asuntos ucranianos; pero al mismo tiempo, Beijing hace énfasis en la soberanía de Ucrania, con la que mantiene fuertes relaciones desde hace treinta años, y ha llamado a los dos países a resolver sus diferencias por las vías pacíficas y diplomáticas y a dar prioridad a la lógica del diálogo; en cuanto a Moscú, esta apoyó la posición china sobre el caso de Taiwán y pidió a las partes que alimentan esta crisis que dejen de hacerlo.
La guerra de Ucrania y la posición china al respecto
A pesar de la amenaza del uso de la fuerza por parte de Moscú en caso de una amenaza continua a su seguridad nacional por parte de Ucrania, muchos descartaron la posibilidad de una guerra por las siguientes razones (5):
- El fuerte despliegue de la OTAN y de Estados Unidos en el Báltico, Hungría, la República Checa, Rumania y Serbia, y el despliegue de armas tácticas y de mediano alcance y de múltiples sistemas antimisiles.
- La posibilidad de aceptar a países que hayan presentado una solicitud para unirse a la OTAN y cuya solicitud no haya sido respondida aún.
- El despliegue de fuerzas estadounidenses en Asia Central, India y los océanos Pacífico e Índico.
- Las posibles operaciones militares de Washington en el Medio Oriente.
- La actuación sin ningún tipo de reserva para derribar regímenes anti estadounidenses y amigos de Rusia en América Latina.
- Las actuaciones de Estados Unidos sin restricciones (rusas) en Asia Central.
- Una carrera armamentista en el espacio.
- Sanciones económicas que paralicen la economía rusa.
- Sanciones diplomáticas que paralicen la diplomacia rusa.
- No permitir el funcionamiento del Nord Stream 2.
Trump opina que los rusos se han dado cuenta del deterioro y la debilidad del papel estadounidense en la arena internacional desde que asumió el mando la administración del presidente Bush hijo, por lo que Rusia, en aquel momento, lanzó una operación militar contra Georgia; y durante la gestión del presidente Barack Obama, Moscú tomó el control de Crimea y ahora, bajo Biden, se ha vuelto hacia Ucrania.
A pesar del desacuerdo sobre las causas reales de la guerra, lo que es seguro es que Moscú pudo lanzar un ataque preventivo contra lo que representa una amenaza real a su seguridad nacional.
En cuanto a la posición china sobre la guerra de Ucrania, esta fue juiciosa; Beijing no se vio arrastrada por el apoyo absoluto hacia Moscú, como algunos creían, ni condenó lo que Moscú había hecho, y declaró que comprende los riesgos de seguridad rusos.
La reciente abstención de China en la votación de las Naciones Unidas no tiene como objetivo abandonar el apoyo a Rusia o complacer a Washington; más bien, el apoyo de China a la postura de Moscú de reconocer la secesión del Donbass de Ucrania, representa una aprobación china al principio de la soberanía territorial en la que se basa China en su insistencia en recuperar el “territorio” de Taiwán, por lo que es ilógico que se oponga a un principio que la respalda en su reclamo estratégico, y es el de recuperar Taiwán6.
Por otro lado, China está plenamente consciente de que Rusia usará su veto e impedirá la aprobación de la resolución y, por lo tanto, su objeción no cambia el resultado, por lo que se aferró al principio de soberanía territorial e impidió aprobar la resolución del Consejo de Seguridad confiando en el veto ruso.
Beijing anunció su posición haciendo un llamado para resolver el conflicto por la vía pacífica y evitar volver a la mentalidad de la Guerra Fría, así como afirmó que reconoce la soberanía e independencia de Ucrania; China ha sido el mayor socio comercial de Rusia desde 2014 y ha sido el mayor socio comercial de Ucrania desde 2019; las relaciones sino - ucranianas son antiguas y se remontan a más de treinta años, y Ucrania se ha unido a la Iniciativa de la Franja y la Ruta de China, por lo que Beijing no puede sacrificar sus intereses con ninguna de las partes.
Esta posición china no encontró aceptación en absoluto de parte de las fuerzas en conflicto, que esperaban que Beijing se pusiera totalmente del lado de una de las partes; pero al parecer China está actuando sobre la base de una superpotencia responsable, que busca consolidar la independencia de su decisión política, y se mostró desinteresada en complacer a Estados Unidos y occidente, así como no le interesaba al mismo tiempo mostrar un apoyo absoluto a Rusia; Beijing esta consciente que después de la guerra de Ucrania, el orden mundial dominado por Estados Unidos y el poder del dinero cambiaría por completo, y todas sus estructuras cambiarían, empezando por las Naciones Unidas, el sistema SWIFT y el dominio absoluto del dólar sobre la economía internacional hasta llegar a la FIFA y la Organización Mundial de la Salud.
Taiwán no es como Ucrania
Aunque China está convencida de que (quienquiera que gobierne Taiwán gobierna el mundo), y aunque muchos analistas han argumentado que los avances rusos en Ucrania incitarían a Beijing a recuperar Taiwán, China rechaza esta comparación; Taiwán es una parte inseparable de la República Popular China, y tarde o temprano regresará al seno de la madre patria, mientras que Beijing afirma que Ucrania es un país independiente y soberano, por lo que la comparación entre Taiwán y Ucrania no procede.
Creo que el tema de Taiwán actualmente está pospuesto para Beijing, que establece un gran objetivo estratégico y se esfuerza por cumplirlo, y es la Iniciativa de (la Franja y la Ruta), y no quiere que cualquier otro asunto obstaculice el logro de este objetivo; así como Taiwán retornará inevitablemente a China, pero según lo que reza la sabiduría china que señala: “Derrota a tu enemigo antes de que tu enemigo se percate de que ha entrado en guerra contigo”.
Es probable que este retorno esté lejos del uso de la fuerza militar, a la que Pekín suele evitar recurrir; China pudo refutar la teoría de John Mearsheimer en su “realismo ofensivo”, que lanzó hace veintitrés años, en la que hablaba de la imposibilidad del ascenso de China sin entablar una guerra militar con las principales potencias (occidentales); China surgió y la guerra no sucedió, pero la “guerra de las mordazas” por sí sola fue suficiente para exponer al sistema capitalista y su distanciamiento absoluto de la humanidad (7).
Conclusión
Quizás la posición china de la guerra de Ucrania le evitaría muchos riesgos y desafíos futuros, el curso de la guerra está abierto y Beijing tendrá que tratar en el futuro con el “débil vencedor”; lo que le interesa a Beijing desde mi punto de vista, es tener la fortaleza de lidiar con todas las posibilidades futuras, tratar de convertir cualquier crisis en una oportunidad e invertirla en la realización del proyecto chino; este proyecto que se enmarca dentro de la política de ganar o ganar, mientras que las guerras usualmente imponen el hecho de perder o perder, ya que todas las partes del conflicto suelen ser perdedores y el que se beneficia de una guerra y de sus consecuencias es una tercera parte ¿Podría Beijing seguir sosteniendo el palo por el medio? Sobre todo porque las condiciones económicas están empeorando en el mundo, y hay miles de empresas que se han declarado en quiebra en Europa y Estados Unidos, mientras que las empresas chinas han vuelto a la producción con mucha fuerza y rapidez, y es lo que ayudaría a China a reducir la brecha económica con Estados Unidos, y la tecnología de quinta generación jugará un papel importante en esto; parte del futuro del mundo dependerá de si China es capaz y está dispuesta a permitirse asumir el costo de liderar el mundo o no, y China hoy en día no es solo un gran jugador; China es hoy el jugador más grande que ha conocido la historia.
1. Aleksandr Dugin, “Problemas geopolíticos, leyes de amplio alcance, globalización y la paradoja rusa”, Centro de Estudios de Katkhion, 14/10/201
2. Shaher Ismail al Shaher, China. Post-Corona Consensus, periódico al Bina´, 19 de agosto de 2020.
3. Su discurso desde la sede de la OTAN en Bruselas el 24 de marzo de 2021.
4. Shaher Ismail al Shaher, Relaciones Sino-Iraníes, “Journal of Iranian Orbits”: Número 6 - Diciembre 2019.
5. Somer Saleh, Por qué no creo que haya una operación militar rusa en Ucrania (a menos que haya una emergencia estratégica), 13 de febrero de 2022.
6. Walid Abdel Hai, La abstención de los chinos de votar en relación a la crisis de Ucrania en el Consejo de Seguridad, 27 de febrero de 2022.
7. Shaher Ismail al Shaher, China. Post-Corona Consensus, periódico al Bina´, 19 de agosto de 2020.