American curios: ¿El último 4 de julio?
En la nación que se proclama defensora de las libertades humanas, la semana pasada prohibió a escala federal, entre otros, el derecho a abortar. A cuadro, la fachada de la única clínica que practica interrupciones del embarazo en Jackson, Misisipi.
Estados Unidos oficialmente nació el 4 de julio de 1776 de contradicciones fundamentales que no han sido superadas durante casi dos siglos y medio, por un lado proclamando su existencia con grandiosos principios de libertad e igualdad para todo ser humano en su Declaración de Independencia y más tarde su Constitución, y, por el otro, construir su país sobre la esclavitud de africanos y sus descendientes y las tierras robadas a pueblos indígenas y después a México. Tampoco ha logrado resolver otro problema de origen: ¿puede un poder imperial ser una democracia?
¿De quién es el 4 de julio? Frederick Douglass, el gran abolicionista, ex esclavo afroestadunidense y editor del extraordinario periódico North Star, declaró en su famoso discurso sobre el 4 de julio en 1852: “¿Qué comparto yo, o los que represento, con la independencia nacional de ustedes? ¿Aquellos grandes principios de libertad política y de justicia natural, encarnados en esa Declaración de Independencia nos incluyen?.. Este 4 de julio es de ustedes, no mío… Estados Unidos es falso al pasado, falso al presente, y solemnemente se ata para ser falso al futuro… Por barbarismo repugnante e hipocresía sin vergüenza, Estados Unidos reina sin rival”.
Los avances en derechos políticos y libertades civiles -garantías laborales, igualdad racial, derechos de las mujeres, de los inmigrantes y de la comunidad gay y más- todo fruto de movimientos sociales que fueron y son las fuerzas democratizadoras de este país, ahora enfrentan una desatada reacción derechista que está poniendo en duda la viabilidad de la democracia estadunidense.
Sólo la semana pasada, una serie de fallos de la Corte Suprema -anulando el derecho constitucional al aborto, reduciendo limitaciones sobre armas de fuego, erosionado la división entre la Iglesia y el Estado, y limitando la autoridad del gobierno para proteger el medio ambiente- marcó un giro conservador sin precedente desde 1931 en la máxima instancia de “justicia”, y se promete más de lo mismo.
Esto es acompañado por la incesante promoción de medidas estatales para suprimir y manipular el voto, intentos para prohibir libros considerados antipatrióticos por atreverse a abordar episodios oscuros de la historia nacional o por ser progay, mientras legisladores estatales y otros promueven más medidas para criminalizar a mujeres que busquen un aborto, incluyendo acusarlas de homicidio, todo bajo amenazas de violencia política derechista.
El pasado fin de semana en las calles de Boston, una de las cunas de la independencia, decenas de integrantes de Patriot Front, organización neofascista, marcharon con rostros cubiertos y uniformes cafés. Otra organización parecida, los Proud Boys, se pasearon, enmascarados, por el centro de Filadelfia, donde se firmó la Declaración de la Independencia.
La resistencia, expresada en múltiples frentes y niveles, a toda esta ofensiva derechista esta comprometida con rescatar al país defendiendo las conquistas progresistas de las décadas recientes y una parte buscando retomar la bandera del reverendo Martin Luther King a favor de una “revolución moral” por la justicia social, política y económica y la libertad de expresión. El mosaico entero de estas expresiones coincide: lo que se llama democracia en Estados Unidos está en crisis existencial.
Y ante la resurrección de la retórica de la guerra fría en la política exterior, viejas voces antibelicistas se suman a esta nueva resistencia: “me rehúso a que mi gobierno me diga que tengo que odiar a otro ser humano, a decirme que esta persona es mi enemigo, o donde tengo que vitorear cuando las bombas caen y empiezan a matar a civiles… ¿A quién debo odiar y quién es el enemigo?”, comenta Ron Kovic, el veterano de Vietnam cuya autobiografía se convirtió en la película Nacido el 4 de julio.
Ahora, la pregunta ayer lunes es si Estados Unidos estará festejando su Día de Independencia por última vez como una autoproclamada república democrática.