¿Qué Presidente de la República queremos...?
En este artículo, el autor nos ofrece un bosquejo sobre la situación política que vive hoy el Líbano.
Con el fin del mandato del presidente de la república, luego de seis años de escasez y de crisis, todo se ha desintegrado en la patria: el prestigio del estado, sus instituciones, sus consejos y su poder judicial; su constitución, leyes, reglamentos se han manipulado y se ha corroído su administración.
Seis años, durante los cuales el gobernante y el funcionario se han desprestigiado, la justicia se volvió inoperante y dejaron de existir los derechos del ciudadano; se destruyó la vida de todo un pueblo y se resquebrajaron los valores nacionales, espirituales y morales.
Los años de escasez y crisis, hicieron del Líbano un modelo único de corrupción y colapso en el mundo, convirtiéndolo en motivo de burla, y los gobernantes, funcionarios y monstruos del dinero, quienes lo administraron, lo explotaron y lo saquearon, groseramente robaron a su gente a plena luz del día.
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Años de escasez que siguen afectando a las almas y actuando sobre el terreno, como resultado de que ese pulpo representado en esa oligarquía dominante, sigue apoderándose de las articulaciones del estado y de los centros de poder, aunque cambien de vez en cuando los rostros, y se remplacen las máscaras, y se sustituyan algunos por insignificantes enanos y groseros contratistas cercanos al poder, que actúan como mercaderes intermediarios en el interior de las instituciones.
El estamento político está ocupado hoy en la búsqueda de un nuevo presidente para la república, ¡¿qué presidente?! ¿Cuáles son las grandes, distinguidas y excepcionales cualidades que debe poseer, para mostrarlas ante un mundo que ya lo detesta, y en el fondo lo menosprecia y desprecia, porque conoce su trayectoria, y que no lo honra ni honra al pueblo libanés?
¿Acaso quiere la camarilla política un presidente salvador que rescate al Líbano del infierno en el que se encuentra y le inyecte sangre fresca en sus arterias de nuevo?
¿Acaso quiere este sistema asumir toda la responsabilidad, y fue el responsable principal de la situación en la que se encuentra el país? ¿Acaso busca este sistema a una personalidad fuerte e independiente, que guarde la misma distancia de todos, que sea emprendedor y constructor del estado, capaz de confrontar a corruptos y a los que
manipulan los intereses del país?
¡¿Acaso quiere esa camarilla política que hundió al país, y destruyó todo, a un presidente de la república que sea libre, que no tenga las manos atadas, alejado de los centros de influencia, que rechace el clientelismo, el reparto del botín y las negociaciones?!
¡¿Acaso anhelan las fuerzas políticas que conforman el sistema político gobernante que sea elegido un presidente que se esmere en la protección de la soberanía del Líbano, su riqueza, la fortaleza de su ejército y la resistencia de su pueblo, y que se enfrente a los dictados y las presiones foráneas que confiscan la libre e independiente decisión libanesa, un presidente que recurra a opciones alternas con países hermanos y amigos
y que satisfaga y sirva los intereses vitales del Líbano?!
¡¿Acaso le conviene a las fuerzas políticas que conforman el sistema político gobernante, la cual ha hundido a los libaneses en el pantano de la pobreza, la humillación y la bancarrota, que sea elegido un presidente que limite sus acciones, que exponga su papel, sus artimañas y sus métodos asquerosos para robar al país y al pueblo, y que detenga las negociaciones de sus intermediarios, su saqueo del dinero público y privado, y que los persiga ante los tribunales, enjuiciándola e imponiéndole
el castigo que les corresponde?!
¡¿Acaso las fuerzas políticas que conforman el sistema político, buscan especificaciones de un presidente a la medida del país, para que sea pionero en el campo de la reforma del estado, que avance con paso firme en los campos del desarrollo, la gobernabilidad y el cambio, y que persiga a los mercaderes de la nación?!, ¡o es que busca un presidente de la segunda, tercera y cuarta fila, que sea a su medida y que se convierta en su sombra, un presidente impotente, que en caso de gritar que nadie le oiga, y si llama que nadie le responda, y si exige que nadie le haga caso, un presidente que haga muchas promesas sin cumplirlas, parecido a un espejismo, que acerque lo lejano y aleje lo cercano!
¡¿Acaso quieren las fuerzas políticas que conforman el sistema político, las cuales se aferran ferozmente al estado profundo, un presidente con las características del aire, incoloro, inodoro e insípido, que respira solo a través del esas fuerzas, una figura que gobierne según sus orientaciones, y que haga de la vista gorda en cuanto a sus acciones y sus males; un presidente que este a la orden cuando sea necesario, que encubra los escándalos y las faltas de estas fuerzas, para que sea como un rey que posee y pero que no gobierna, un presidente que observe silencioso lo que pasa en el interior del país, quedando en una posición similar a la del gigante de la comedia, Adel Imam en su obra “¡¿Un testigo que no vio
nada”?!
Después de todos estos años de crisis y de escasez, ¡¿Acaso no tenemos
derecho como pueblo libanés, como todos los demás pueblos emprendedores y libres del mundo, aspirar y exigir altos estándares en el próximo presidente de la república?!
¡Queremos un presidente verdaderamente patriota, valiente, que no vacile, que no se desvíe, que no desfallezca y que no sea temerario; un presidente que no gobierne con temperamento nervioso, o a la sombra de un fantasma oculto o conocido; queremos un presidente fuerte que gobierne para todo el pueblo, sin discriminación entre una confesión y otra, ni entre una ciudad u otra, digno, justo, equilibrado, transparente, de
mentalidad amplia, protegiendo y apoyando al poder judicial honesto e imparcial, que es la base del estado, su transparencia, justicia y continuidad, un presidente que persiga a todo corrupto, por muy influente que sea; no queremos a un presidente de una confesión, partido, región o familia; queremos un presidente que proteja a los oprimidos, los abusados, los que sufren, los que son extraños en su propia tierra, no un presidente
que sirva a los cortesanos, la elite, los parientes, los afortunados, y los oportunistas!
¡Queremos un presidente que eleve a la patria, no un presidente que se convierta en una carga pesada para esta patria, que gobierne con la mente y el corazón, no con las emociones, la terquedad y la prepotencia! ¡Un presidente que no busque satisfacer a éste, o enfadar a aquél, o favorecer a un partido y ser hostil hacia el otro!
Queremos un presidente que coloque el hombre adecuado en el lugar correcto, rodeado de sabios concejeros, de funcionarios limpios y administradores eficientes y cultos.
¡Un presidente creador y pensador, al que un tonto temerario de aquellos contratistas políticos o sus semejantes no pueda dominar o controlar!
Queremos un presidente fuerte que defienda resueltamente la soberanía del Líbano, que enfrente la influencia y los dictados de los países, las instrucciones de las embajadas, las presiones externas y la injerencia en los asuntos internos del país.
Queremos un presidente que proteja al Líbano con un ejército nacional capaz de disuadir, y con la resistencia de un pueblo que lo apoye y que este a su lado ante cualquier enfrentamiento con el enemigo “israelí” que acecha nuestro territorio y nuestras riquezas.
¡Buscan las características de un presidente en el “laboratorio” que fabrica presidentes, y no sabemos si el personal del laboratorio está compuesto únicamente por “especialistas” libaneses o existen entre ellos “especialistas” foráneos con altas “calificaciones” que participan y cumplen su trabajo dentro del laboratorio!
Quieren un presidente para el Líbano que satisfaga a todos y no enfade a nadie, un presidente que reúna bajo sus alas los opuestos, que sea pacífico, pacificador y esté dispuesto a favorecer incondicionalmente a todos, que haga de la vista gorda de todo, cumpliendo sus deseos y exigencias, aunque sean a costa de los intereses del país y del pueblo.
Comete un error aquel que piense que los años de escasez y crisis son responsabilidad de quien se encuentra en el poder y se prepara para irse, esta sería una gran injusticia para con él y con el país, y no refleja la realidad de los hechos, porque al responsabilizarlo solo a él por todo, lo estaríamos tratando injustamente tanto a él como a la verdad y a la patria; al hacerlo, estaríamos reconociendo la inocencia de los pilares que conforman el sistema político gobernante a lo largo de los seis años de crisis, puesto que en realidad, todos cargan con la gran responsabilidad del colapso total de la nación, así que no tienen ningún derecho de exonerarse a sí mismos, de ninguna manera, y de condenar a otros, antes de haberse condenado a sí mismos.
Esto en realidad es un punto de partida para sacar al Líbano y a su pueblo del lodazal en el que lo ha colocado previa concepción y determinación esta camarilla criminal, pisoteando la constitución, las leyes y desdeñando los tabúes y las costumbres, y es la que intenta hoy, ¡manufacturar un nuevo presidente para el país, con el fin de llevarlo al poder y decir que fue ”hecho” en el Líbano!
¡Qué presidente espera tener el Líbano y los libaneses para que los rescate del infierno en el que los han metido! las fuerzas políticas que conforman el sistema político gobernante, que se ha apoderado del estado y de sus ramificaciones, que son como un agujero negro, que toda vez que se le acerca cualquier funcionario honesto que quiera reformar, construir y desarrollar el país, lo succiona y se lo traga enseguida, ¿podríamos acaso tener un presidente de la república, que logre zafarse de este agujero negro? Para que nos traslade del infierno al paraíso, ¿O es el destino de los libaneses que se mantengan anestesiados y se adapten a su sistema de gobierno y a su infierno, mientras ellos confirman lo dicho por un sabio: ¡Como son, serán gobernados!
Soñemos un poco...
*Dr. Adnan Mansour
Ex ministro de Exteriores y de Emigrantes