La ocupación sionista, junto con su ansia de poder, está despojando sistemáticamente a los palestinos de su legítimo derecho a la autodeterminación. Sin embargo, la ocupación no está aterrorizando sólo a los musulmanes. La combinación Ben Gvir/Netanyahu en el centro de "Israel", con la ideología racista, intolerante y extremista del Ministro de Finanzas Bezalel Smotrich está abogando por el borrado de la identidad palestina mediante la puesta en práctica de crímenes contra la humanidad que también tienen como objetivo a la comunidad cristiana. El Patriarcado Latino de Al-Quds ha sido la última víctima al condenar los injustificables crímenes de las IOF, al tiempo que afirmaba que la ciudad de Yenín estaba siendo testigo de una agresión israelí sin precedentes. Pocos pueden discutir este hecho innegable, ya que los acontecimientos que se desarrollan en Yenín y más allá no constituyen más que muertes, destrucción y desolación. 

Mientras se desataba el terrorismo en Yenín, la parroquia latina de Al-Quds sufría graves daños por los ataques de las fuerzas israelíes. Las fotos publicadas por la parroquia pusieron de manifiesto la magnitud de la destrucción y reforzaron aún más la idea de que "Israel" no respeta la "proporcionalidad" del derecho internacional y ataca a una población ocupada mediante perfiles religiosos. Esto queda patente en la advertencia del Patriarca Pierbattista Pizzaballa a la comunidad internacional de que podría haber más víctimas de los actos insensatos y bárbaros de "Israel" si no se resuelve globalmente la cuestión de la condición de Estado de Palestina. Lo cierto es que la coexistencia y la solidaridad de la comunidad cristiana con sus hermanos musulmanes contra la ocupación la convierten en un blanco conveniente para las fuerzas israelíes y sus dirigentes gubernamentales de extrema derecha, que han empleado la violencia con impunidad.  

El Patriarca Pizzaballa también reconoció que la responsabilidad de la crisis recae directamente en "Israel", incapaz de resolver los problemas estructurales que subyacen a toda la ocupación. Se puede afirmar claramente que la entidad de apartheid en los territorios ocupados -que ha persistido durante décadas sin que hombres, niños y mujeres inocentes hayan podido regresar a las tierras de las que fueron expulsados por la fuerza desde 1948- es una de las diversas variables que han contribuido al actual atolladero. En 2023, la aniquilación de ciudadanos deseosos y merecedores de una vida digna, incluida la Iglesia local y la comunidad cristiana, es ahora una táctica habitual de Netanyahu y sus fuerzas fascistas. Como resultado, la comunidad cristiana sigue siendo un objetivo sistemático.  

Según el padre Labib Deibes, la embestida "israelí" en Yenín se caracterizó por las explosiones, los tanques y los aviones desatados sobre el pueblo palestino asediado. Cabe señalar que los cristianos representan entre el 1 y el 2,5 por ciento de la población palestina asediada en Cisjordania y el 1% en la Franja de Gaza. Por lo tanto, cualquier ataque contra los palestinos afectará invariablemente a la población cristiana, lo que no debe pasar desapercibido. Los cristianos han sufrido la ocupación israelí desde su expulsión durante la Nakba de 1948, y el ataque de 2023 contra la Parroquia Latina simboliza décadas de sometimiento. La respuesta de la comunidad internacional a lo largo de los años para proporcionar ayuda al pueblo palestino también fue criticada por el padre Deibes, quien afirmó que en lugar de repartir limosnas a la población asediada, la comunidad internacional debería presionar para proteger la inviolabilidad de los derechos palestinos. Esto incluye a cristianos, musulmanes y todos los grupos étnicos que residen en los territorios ocupados por la entidad sionista. 

En abril de 2023, una turba de colonos israelíes atacó el Armenian Wine and Taboon Bar en la Ciudad Vieja de Al-Quds mientras coreaban 'Muerte a los árabes.... Muerte a los cristianos". La policía israelí, conocida por su complicidad en los actos de intolerancia y violencia cometidos por sionistas de extrema derecha, permaneció en silencio. Fue necesaria la presión constante de la prensa, así como la denuncia de la falta de detenciones por parte de la policía, para que detuvieran a tres sospechosos. Sin embargo, un par de días después, los colonos sionistas atacaron con palos a los armenios que salían del barrio armenio, rociaron el convento con gas pimienta e intentaron arriar la bandera cruzada. Una vez más, estos actos de terrorismo de los colonos fueron consentidos activamente por la policía israelí, que se abstuvo de tomar medidas y permitió que se cometieran impunemente crímenes atroces contra la comunidad cristiana. En 2023, sin ninguna consideración por el humanitarismo, la parroquia latina de Al-Quds fue dañada y profanada. 

Estos ataques, sin embargo, no han sido provocados ni son producto únicamente del gobierno de extrema derecha de Netanyahu. Históricamente, sacerdotes de todas las confesiones han denunciado discriminación, acoso y terrorismo por parte de las fuerzas de ocupación, como se vio en 2005, cuando se levantaron barricadas militares y se infligió un trato vejatorio a los devotos en torno a la Semana Santa y el Sábado de Gloria. También se impidió a los fieles entrar en la iglesia del Santo Sepulcro alegando "motivos de seguridad". A principios de 2023, 30 tumbas cristianas del cementerio protestante de Monte Sión fueron profanadas con pintura en aerosol en las paredes del barrio armenio con la leyenda "Muerte a árabes, cristianos y armenios". Además, en la Iglesia de la Flagelación, una estatua de Jesucristo fue atacada por un fanático sionista.

La indignación selectiva de la comunidad internacional debe tener en cuenta estas realidades, ya que las fuerzas de ocupación siguen atacando a la población palestina, formada por ciudadanos de todas las religiones que viven en coexistencia pacífica. Para la UE y Estados Unidos, el hermetismo a la hora de condenar los crímenes de guerra israelíes ya es controvertido, e ignorar los crímenes contra todas las religiones en tierra ocupada no hará sino "legitimar" la ocupación y permitir que el fascismo sionista continúe con impunidad.