La economía rusa sigue prosperando a pesar de los temores y las sanciones occidentales
La tormenta inicial en los mercados rusos parece haber pasado. Desde que tocó fondo en los primeros días de marzo del año pasado, el rublo se ha disparado y ahora se acerca a su gloria de antes de la guerra.
La economía rusa resiste a las sanciones impuestas por el Grupo Occidental, respaldado por Estados Unidos, que pretenden acabar con la capacidad de Rusia para mantener un conflicto militar prolongado en Ucrania. Contra todo pronóstico, el Fondo Monetario Internacional ha declarado recientemente que la economía rusa ha salido adelante, desafiando la tormenta de sanciones.
Según la información del Fondo Monetario Internacional (FMI), la economía rusa experimentó una contracción mínima del tres por ciento en 2022, mucho menos grave que el declive que experimentó Rusia durante la crisis financiera mundial que tuvo lugar entre 2008 y 2010.
El FMI prevé que el reciente aumento de la inflación y el descenso de las importaciones sólo serán transitorios y desaparecerán a finales del año fiscal.
Sin embargo, los medios de comunicación occidentales siguen proyectando datos engañosos, que sugieren un deterioro acelerado de las condiciones económicas de Rusia. En realidad, las sanciones de Occidente han perjudicado a la economía mundial, mientras que Rusia ha mostrado capacidad de recuperación y ha demostrado que las expectativas iniciales eran erróneas.
¿Qué pasa con las sanciones?
El enfrentamiento militar de Rusia con Ucrania llevó a una coalición de países a unirse e imponer severas sanciones a Rusia. Entre estos países se encuentran Estados Unidos, la Unión Europea (UE), el Reino Unido, Canadá, Australia, Japón y muchos otros. Las nuevas normativas han obstaculizado las participaciones en paraísos fiscales y las operaciones empresariales de poderosos rusos. Estas regulaciones han tenido un impacto particularmente negativo en los sectores financiero y energético de Rusia, impulsándola a buscar tecnología occidental y otras herramientas financieras y comerciales.
En las fases iniciales, las sanciones causaron estragos en la economía rusa y ralentizaron el funcionamiento de numerosos organismos gubernamentales, en particular el sector bancario, que ha perdido cientos de miles de millones de dólares en riqueza. Ha sido una lucha conseguir suministros esenciales para los esfuerzos bélicos del ejército ruso.
Como consecuencia de la escasez de materiales importados, un gran número de fábricas rusas se han visto obligadas a cerrar, mientras que algunas unidades de fabricación han tomado medidas de austeridad, como reducir las horas de trabajo de los obreros o ponerlos en pausas temporales no remuneradas. La situación empeoró cuando un gran número de empresas estadounidenses y multinacionales abandonaron el mercado ruso, ralentizando sus actividades empresariales y secando los centros de comercio de considerables inversiones.
Además de las ramificaciones para la economía rusa relacionadas con las sanciones internas, varias medidas extraterritoriales adoptadas por el grupo liderado por Estados Unidos crearon problemas para la exportación de petróleo ruso. Como consecuencia del embargo impuesto a las compañías navieras para reservar cargamentos de petróleo ruso, el precio internacional del petróleo ruso cayó. Actualmente, el petróleo ruso se vende con descuento en los mercados asiáticos y chinos.
¿Por qué no hicieron mella las sanciones?
A pesar de los baches iniciales en el camino de la economía rusa, estas sanciones no hicieron mella en las reservas del país, la balanza comercial y la posición de superávit declarada por el Banco Central de Rusia a finales del ejercicio financiero 2022-23. Los expertos financieros estadounidenses esperaban que estas sanciones fueran la gota que colmara el vaso de la economía, provocando que el pueblo ruso saliera a las calles a protestar contra la subida desorbitada de los precios, el desempleo y la escasez de productos de primera necesidad. Sin embargo, no ha sido así.
La tormenta inicial en los mercados rusos parece haber pasado. Desde que tocó fondo en los primeros días de marzo del año pasado, el rublo se ha disparado y ahora se acerca a su gloria de antes de la guerra. El principal índice de referencia de las acciones rusas cayó en picado, una tercera parte, pero desde entonces ha conseguido estabilizarse. El gobierno y la mayoría de las empresas se mantienen al día en el pago de sus obligaciones en divisas. La fiebre bancaria, en la que los rusos retiraron la friolera de tres billones de rublos (31 mil millones de dólares), se desvaneció finalmente cuando la gente decidió devolver la mayor parte del dinero a sus cuentas.
Análisis de Bruegel
¿Cuáles fueron los factores que contribuyeron al fracaso o al resultado desfavorable del régimen de sanciones estadounidense? Según Bruegel, un think tank económico con sede en Bruselas, diversas vulnerabilidades del régimen de sanciones, así como algunos aspectos positivos de los esfuerzos defensivos de Rusia, han contribuido masivamente a contrarrestar las ramificaciones de las severas sanciones sobre la economía rusa.
Es esencial comprender que estas sanciones sirven como herramienta de política exterior utilizada en diversos escenarios. La imposición sincronizada de sanciones a Rusia tiene mucho peso para la economía mundial, principalmente porque la economía rusa es tan grande como una ballena, ocupando el puesto 11 en 2021, y está profundamente entrelazada con el tejido económico mundial.
Ante las severas sanciones y las limitaciones impuestas a los envíos de petróleo ruso, los dirigentes rusos hicieron todo lo posible por pensar con originalidad e idear ingeniosas medidas económicas para nivelar el terreno de juego. El Banco Central de Rusia ideó el programa "Fortaleza Rusia" como una de sus astutas maniobras para salvaguardar el sistema financiero ruso.
Esta iniciativa ha mostrado sus verdaderos colores en la defensa del sistema. El sistema dio en el clavo durante sus primeras etapas gracias a la imposición de sanciones a los activos del banco central ruso, que superaron todas las expectativas. Los países pro-Ucrania, apoyados por Estados Unidos, habían congelado casi el 60 por ciento de las reservas internacionales del banco central, dejándolas en la estacada. El plan era hacer que la economía rusa tocara fondo, dando al presidente Vladimir Putin una probada de su propia medicina por su "agresión". Como consecuencia, se produjo una disminución significativa de las reservas bancarias del sistema, que ascendió a un descenso del 40 por ciento.
Sin embargo, como resultado de una administración eficaz, el sistema experimentó una reactivación, permitiendo al banco mantener importantes reservas de divisas internacionales. A 5 de mayo de 2023, las reservas internacionales de Rusia ascendían a unos 599 mil millones de dólares estadounidenses. En el periodo anterior a la guerra de 2022, las reservas de divisas de Rusia se registraron en un valor de 630 mil 500 millones de dólares estadounidenses.
La finalidad de estas reservas es intervenir potencialmente tanto en los mercados de divisas como en los de deuda. A pesar del cese del acceso al sistema de transferencias financieras SWIFT, los bancos rusos han conseguido el dinero necesario para garantizar la continuidad de sus operaciones. La presencia de vías alternativas permite facilitar la interacción entre los bancos rusos y la comunidad financiera mundial. A pesar de las considerables interrupciones, el banco central ha logrado mantener la integridad del sistema financiero ruso y evitar un posible colapso de la economía rusa en general.
Importación y exportación
Se aplicaron varias restricciones para impedir que algunos sectores de la economía rusa participaran en actividades comerciales. Ello indica que la economía rusa demuestra una dependencia comparativamente reducida de las importaciones en comparación con otras destacadas naciones avanzadas y mercados emergentes. No obstante, varias industrias rusas, como la fabricación de equipos de transporte, productos químicos, productos alimentarios y servicios informáticos, están expuestas a una considerable susceptibilidad a las influencias externas. La aplicación de las sanciones limitó con éxito la adquisición inicial por parte de Rusia de importaciones vitales, como los componentes utilizados para objetivos de fabricación. Sin embargo, a pesar de la primera sorpresa, Rusia adaptó rápidamente su estrategia e inició un crecimiento de sus importaciones procedentes de naciones como China, Bielorrusia y Türkiye, que no participan activamente en el régimen de sanciones. Rusia se ha enfrentado a limitaciones en su acceso a numerosos mercados para importar productos básicos vitales. No obstante, la nación ha identificado posteriormente mercados alternativos para satisfacer una parte sustancial de sus necesidades.
La eficacia de las sanciones impuestas a las exportaciones rusas se ha visto considerablemente limitada. Varios países han dejado de adquirir determinados productos a Rusia, pero la entrada continua de artículos importantes se mantiene en un grado considerable. Además, la notable influencia de la inflación ha demostrado ser beneficiosa para Rusia en este ámbito concreto.
La disminución de las importaciones y el aumento simultáneo de las exportaciones condujeron el año pasado a una balanza comercial positiva para la economía rusa. El superávit para el periodo comprendido entre enero y septiembre alcanzó un total de 198 mil 400 millones de dólares, lo que supone un notable incremento de más de 120 mil millones de dólares en comparación con el mismo periodo del año 2021.
Además, este superávit es más del doble del récord anterior, establecido en 2008. Bruegel anticipa que la balanza de pagos de Rusia mantendrá su resistencia hasta 2023 debido al persistente aumento previsto de los precios de las materias primas. Esta proyección se hace ante un descenso del 67 por ciento en la posición de la balanza de pagos este año en comparación con el precedente de 2022. Este descenso es de una magnitud considerable; sin embargo, mantiene su importancia a la luz de las sanciones económicas impuestas al Estado.