La guerra en Gaza... ¿Las aguas de Turquía saciarán la sed de los sionistas?
Los sionistas no olvidaron su sueño de establecer su estado religioso con fronteras extendidas hasta los límites turcos con Irán e Irak.
Desde el inicio del conflicto en la Franja de Gaza, la oposición denunció el apoyo continuo, tanto directo como indirecto, de Turquía a "Israel". Según esta postura, sin la ayuda del país otomano, el ejército sionista enfrentaría mayores dificultades durante el conflicto.
Los medios informaron detalladamente sobre el suministro por parte de Ankara de una amplia gama de productos, incluyendo derivados del petróleo, hierro, acero, productos químicos, explosivos y alimentos, que envían diariamente al puerto de Haifa.
A pesar de esto, el presidente Erdogan continuó con sus declaraciones enérgicas contra "Israel" y su primer ministro, y enfatizó la necesidad de llevarlo ante la Corte Penal Internacional.
El mandatario también solicitó al presidente Biden que detenga el apoyo estadounidense a "Tel Aviv" y trabaje en un alto el fuego urgente. Algunos mencionaron la posible aprobación turca de la adhesión de Suecia a la Organización del Tratado del Atlántico Norte como un posible incentivo para un cambio en la posición norteamericana en Gaza.
Una imagen compartida por los medios de uno de los edificios en el barrio palestino de Shujaiya, en Gaza, donde soldados israelíes fallecieron en una emboscada de combatientes de Hamas, generó un intenso debate en Turquía, esta vez a nivel ideológico.
La fotografía mostró una botella de agua importada de Turquía junto a los soldados israelíes, lo que desencadenó reacciones generalizadas en las redes sociales.
Muchos ciudadanos pidieron boicotear los productos de la empresa que exporta grandes cantidades de esta agua, que resultó estar afiliada a la firma francesa Danone, propietaria de otras compañías en Turquía con diferentes nombres.
Esto es representativo de muchas corporaciones estadounidenses y europeas con vínculos directos a "Israel", que controlan sectores importantes como medicamentos, productos químicos, detergentes y cosméticos.
Los internautas consideraron que la botella de agua era un símbolo importante, señalando las supuestas ambiciones de "Israel" por ese producto en el marco del proyecto para establecer "el Gran Estado desde el Nilo hasta el Éufrates" y sus fuentes en Anatolia.
Varios usuarios recordaron los esfuerzos del difunto presidente Turgut Ozal en los años 1980 para transportar agua desde Turquía a los Estados del Golfo a través de Siria y Palestina, un proyecto que finalmente fracasó
También intentó vender esta sustancia a los grecochipriotas como parte de sus esfuerzos para resolver disputas sobre el gas natural alrededor de Chipre.
Dicho tema fue objeto de interés para "Israel" y los judíos desde la época del sultán otomano Solimán el Magnífico en 1550, cuando su abuelo trasladó a miles de judíos españoles a Estambul, Esmirna y Salónica tras la caída del Estado árabe de Andalucía en 1492.
Durante las eras otomana y republicana, los sionistas no olviadorn su sueño de establecer un estado religioso con fronteras extendidas hasta Irán e Irak.
Volviendo al líquido exportado a la entidad colonial para que los soldados sionistas curen sus culpas criminales, parece que al Estado no les importaron las reacciones populares a comerciales, sabiendo que la mayoría de ellas procedían de los círculos islámicos afectados por los encendidos discursos del presidente Erdogan contra la ocupación.
A estas personas no se les ocurriría exigir que el mandatario adopte una postura práctica única. De hecho, uno de sus conocidos rabinos, Uzi Sherbaf, dijo: “´Israel´ tiene una gran oportunidad histórica de recuperar nuevamente sus tierras bíblicas, incluida la liberación de toda la región del Sinaí hasta el río Nilo, y debido a que esta región es una parte integral de la Tierra de ´Israel´ y es sagrada para los judíos”.
En un momento en que a los regímenes árabe e islámico cómplices de la entidad sionista no les importaba la santidad de las mezquitas profanadas por los israelíes, algunos ciudadanos en las redes sociales recordaron al presidente Erdogan el poema que recitó hace más de 25 años, cuando era alcalde de Estambul, y por el que el tribunal lo condenó a un año de prisión.
“Los minaretes de las mezquitas son los cuchillos de nuestros rifles y sus cúpulas son nuestros cascos.
Las mezquitas son nuestros cuarteles y los creyentes son sus soldados”.
El presidente Erdogan parece haber olvidado, o al menos intenta olvidar, el texto que le obliga a hacerlo en sus relaciones regionales e internacionales, mientras busca beneficios económicos gracias a sus relaciones con "Tel Aviv", que cubre la mayoría de sus necesidades desde Turquía. Ankara no se avergüenza de satisfacer estos menesteres, siempre y cuando no haya oposición por parte de los árabes o musulmanes.
Al mismo tiempo, el pueblo turco enfrenta suficientes problemas y preocupaciones que le impiden abordar cuestiones difíciles y complejas. Por ello, se contenta con las declaraciones y consignas resonantes y pretenciosas a las que el presidente Erdogan lo ha acostumbrado, tanto a nivel interno como externo. Las contradicciones continuas del dignatario son conocidas por todos, pero ya a nadie parecen importar debido a su abundancia.