¿Por qué Blinken no logró poner fin a la guerra en Gaza?
La visita de Blinken no logró sus objetivos debido a la intransigencia israelí y la insistencia del primer ministro de ocupación, Benjamín Netanyahu, de continuar la guerra.
La quinta gira del secretario de Estado estadounidense, Anthony Blinken, no logró los objetivos declarados de alcanzar un alto el fuego en Gaza a pesar de que los preparativos, las especulaciones y las circunstancias precedentes indicaron la posibilidad de éxito.
En este sentido, el periódico The Wall Street Journal informó sobre la presión ejercida por la administración Biden sobre el gobierno de la entidad de ocupación israelí para detener la agresión contra la Franja de Gaza, ampliamente criticada por la opinión pública internacional.
Además, Estados Unidos tomó la iniciativa de imponer sanciones a cuatro colonos israelíes que cometieron masacres contra palestinos en la Franja de Gaza.
Uno de los resultados de la visita de Blinken fue que el presidente Biden emitió un memorando para exigir a los gobiernos receptores de armas estadounidenses brindar garantías escritas sobre el cumplimiento del derecho internacional, una acción que indica el fracaso de los esfuerzos de Blinken, y que el gobierno israelí no quiere cumplir con cualquier dictado o condición de Washington.
La visita de Blinken fue pospuesta para dejar a los negociadores más tiempo para madurar el proceso de negociación y alcanzar un acuerdo de alto el fuego viable y sostenible.
El dirigente del movimiento Hamas, Moussa Abu Marzouk, visitó Moscú en busca de garantías rusas para patrocinar cualquier acuerdo que busca detener los combates en Gaza.
También la reunión de París, donde sostuvieron un encuentro William Burns, el jefe del Mossad israelí; el jefe de la inteligencia egipcia, Abbas Kamel, y el ministro de Asuntos Exteriores de Qatar, alcanzó un marco teórico para detener la guerra en Gaza.
Pero la visita de Blinken no logró sus objetivos debido a la intransigencia israelí y la insistencia del primer ministro de ocupación, Benjamín Netanyahu, de continuar la guerra.
Esto obedece a la falta de experiencia de la administración del presidente Biden en asuntos de Medio Oriente y al fracaso de su estrategia de retirada de la región.
Dicha estrategia resultó en el regreso de Estados Unidos a la región con la mayor presencia desde la Segunda Guerra Mundial.
La región de Medio Oriente todavía hoy constituye el “corazón del mundo” y que quien quiera gobernar el mundo debe controlar esta región o, al menos, tener una gran influencia en ella.
Reacción israelí a la posición estadounidense
La entidad sionista, después de la operación del Diluvio de Al-Aqsa, perdió los dos elementos fundacionales sobre los cuales fue establecido ese “Estado”:
- Superioridad militar: desvanecida desde el año 2000 cuando “Israel” fue obligado a retirarse del sur del Líbano bajo el impacto de los ataques de la resistencia, y la retirada israelí de la Franja de Gaza en 2005.
- Papel funcional: como protector de los intereses occidentales en la región.
Después de la operación Diluvio de Al-Aqsa, la entidad ocupante perdió el elemento de disuasión e intimidación en contra de los vecinos, de modo que “Israel” apareció como un “Estado” incapaz de brindar protección absoluta a sus colonos a pesar de poseer las últimas y más modernas tecnologías y sofisticados de armas.
Para Netanyahu la batalla que libra “Israel” es por su propia existencia, y la victoria en ella es necesaria para asegurar la continuidad de la entidad.
Por ello, la administración Biden fue ampliamente criticada por funcionarios por exigir el fin de la guerra en Gaza, a pesar de su apoyo absoluto al gobierno de la entidad y su gran simpatía hacia él desde el inicio de la Operación del Diluvio de Al-Aqsa.
Netanyahu, por su parte, anunció la posición de “Israel” y su insistencia en continuar la guerra hasta alcanzar sus objetivos, representados por la eliminación del movimiento Hamas.
La prensa israelí recordó la mala relación entre Netanyahu y Biden desde que el mandatario estadounidense asumió el poder, y denunció la actual injerencia estadounidense en los asuntos internos de “Tel Aviv”.
A su vez, la primera de estas intervenciones fue la crítica estadounidense a las enmiendas judiciales realizadas por Netanyahu, ya que Washington las veía como “un debilitamiento de la democracia en `Israel´”.
Varios funcionarios israelíes declararon que “Israel” no es un Estado estadounidense, y la administración Biden debe ser consciente de ello y detener la política de dictar órdenes al gobierno de la entidad.
Lo importante de la cuestión es que las diferencias entre las dos partes fueron públicas y quedó claro que Netanyahu no responderá a la presión estadounidense y está tratando de involucrar más a Washington en la guerra.
Hamas está en una posición fuerte
El movimiento Hamas, por su parte, sigue rechazando cualquier tregua cuyo título principal sea la liberación de los prisioneros israelíes únicamente, sin tener en cuenta los intereses del pueblo palestino, mediante el cese de la guerra y el intercambio de presos.
Por tanto, el asunto de los detenidos sigue siendo la carta más fuerte en manos de Hamas, lo que provocó más presión interna sobre el gobierno de ocupación para que detuviera la guerra.
Si Hamas distribuye a estos prisioneros dentro de la Franja de Gaza, de modo que uno de ellos muera cuando “Israel” destruye cualquier edificio, y luego Hamas anuncia oficialmente los nombres de estos muertos, esto conducirá a una mayor escalada en “Israel” contra Netanyahu y su gobierno.
En la actualidad, hay más de cien mil colonos sionistas desplazados de las zonas adyacentes a la Franja de Gaza y no piensan en regresar a ellas en el futuro debido a su falta de confianza en la capacidad de su gobierno para restablecer la seguridad allí.
La realidad sobre el terreno también refleja un gran fracaso del “ejército” de ocupación y muestra su debilidad e incapacidad para lograr victorias reales en Gaza. Por lo tanto, la decisión final es para las Brigadas Al Qassam, los dirigentes Yahya al-Sinwar y Muhammad Al Deif, en su calidad de comandantes sobre el terreno.
Además, la opinión pública internacional está contra Netanyahu y despojó a “Israel” de la “opresión histórica” presentada al mundo (“el Holocausto”).
Históricamente, "Israel" logró desempeñar el papel de "víctima", ahora asume lo cual hizo a muchos judíos del mundo abandonar el sionismo y manifestar el rechazo a la guerra en Gaza.
Además, la decisión de la Corte Internacional de Justicia, lejos de debatir y hablar sobre su importancia y la incapacidad de implementarla sobre el terreno, ciertamente puso a “Israel” en el "banquillo de los acusados".
La idea de la "solución de dos Estados" fue convertida en la única opción disponible para encontrar una solución a la causa palestina, a pesar de todas las críticas dirigidas a esta idea y a pesar del rechazo israelí a la misma.
También la obediencia estadounidense a la idea de “solución de dos Estados” trae de vuelta la idea de que acudir a la mesa de negociaciones es el resultado inevitable de esta solución, que es lo que las administraciones Trump y Biden abandonaron.
Por otro lado, la idea de una normalización árabe con el gobierno de ocupación está en juego, y la condición saudita de una “solución de dos Estados”, como un punto de entrada a la normalización con “Israel”, confirma y amenaza con abandonar el proceso de los “"Acuerdos de Normalización de Abraham" si los israelíes rechazan esa idea.
La guerra en la Franja de Gaza... ¿hacia dónde?
Parece que el gobierno de Netanyahu continúa su guerra por consideraciones personales y partidistas y su incapacidad en lograr los objetivos declarados hasta la fecha.
Las posibilidades de una escalada se han vuelto más probables, especialmente a la luz de lo que el ejército yemenita está haciendo contra los barcos israelíes y estadounidenses en la región del mar Rojo, y a la luz de la gran escalada contra las fuerzas estadounidenses presentes en Siria e Irak, vulnerables a cientos de objetivos desde el comienzo de la guerra.
Después que Hizbulalh llevara a cabo más de mil operaciones militares contra las fuerzas de ocupación sionistas, pudo establecer una zona de amortiguación dentro del territorio enemigo, tras la huida de los colonos de las zonas fronterizas, blanco de los ataques de la resistencia.
Aunque esto no sirve a los intereses estadounidenses, ya que las elecciones presidenciales son ahora la prioridad.
El presidente Biden trabaja bajo la presión del tiempo y se teme por reacciones a las operaciones militares llevadas a cabo por Estados Unidos en Yemen, Siria e Irak.
“Israel” sufrió una gran derrota el día del Diluvio de Al-Aqsa, pero será mucho mayor cuando cesen las operaciones terrestres.
La victoria de Hamas será el principio del fin de “Israel” y una derrota política por supuesto.
A medida que se acerca el mes sagrado del Ramadán y continúan las masacres sionistas contra el pueblo palestino, un grupo de países árabes e islámicos estarán sujetos a temblores internos cuyos resultados nadie puede predecir.
Varios países árabes comenzaron a sentir el peligro y trataron de lograr, por cualquier medio, un cese oficial de la guerra en Gaza, pero ese parece un objetivo inalcanzable por ahora.