Siria, Al-Sharaa y la competencia regional en la era de Trump
Ankara y Doha fueron y siguen siendo el dúo que adoptó los movimientos del Islam político incluso antes de la llamada Primavera Árabe con la cual el Occidente imperialista quería llevar al Islam “moderado” al poder en los países de la región.
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Trump y los nuevos gobernantes de Damasco.
Cuando el poeta libanés Khalil Khoury escribió su famoso poema y dijo: "Desde Qasiyoun, asómate, oh patria, y veo a Damasco abrazar las nubes", no podía imaginar que esta montaña sería testigo, casi cincuenta años después, del primer encuentro entre Ahmad Al-Sharaa, líder de Hayat Tahrir al-Sham (Previamente Frente Al-Nusra) y actual presidente de Siria, con el ministro de Exteriores turco, Hakan Fidan, quien visitó el país el 22 de diciembre de 2024, es decir, dos semanas después de la caída del régimen de Al-Assad en Siria.
Fidan fue precedido por el jefe de inteligencia turca, Ibrahim Kalin, quien rezó en la mezquita de los Omeyas y se reunió con Al-Sharaa cuatro días después de que asumiera el poder, el 12 de diciembre de 2024.
Además, Khoury no podría haber anticipado que este monte sería el escenario de la visita del emir de Qatar, Tamim bin Hamad Al Thani, quien se reunió con Al-Sharaa un día después de que este se proclamara presidente de la República Árabe Siria el 29 de enero.
En ambos casos, parece que Al-Sharaa y tanto Fidan como Tamim bin Hamad no pensaron en la historia de Abel y Caín, como se relata en la Surah Al-Maidah del Corán y lo ocurrido en la cima de esta montaña Qasiyoun.
En todas las circunstancias, y sea cual sea la relación entre Qasiyoun y la historia de Caín, quien mató a su hermano Abel, la sorpresa más importante en los desarrollos de la realidad siria fue que el emir Tamim precediera a todos los líderes mundiales en su visita a Damasco, cuando muchos esperaban que su aliado estratégico, el presidente Erdogan, lo hiciera primero y rezara en la mezquita de los Omeyas, algo que había soñado desde que lo mencionó el 5 de septiembre de 2012.
Cabe recordar que el emir Hamad bin Khalifa Al Thani, padre del actual emir Tamim, también había precedido a Erdogan en su visita a Gaza el 23 de octubre de 2012, después que Erdogan anunciara su pronta visita.
Sin embargo, la sorpresa más significativa llegó cuando el presidente egipcio Abdel Fattah El-Sisi felicitó a Ahmad Al-Sharaa tras su proclamación como presidente de Siria, deseándole a través de una publicación en su cuenta de Facebook "éxito en la realización de las aspiraciones del pueblo sirio hacia más progreso y prosperidad".
Es importante recordar que Ankara y Doha han sido y siguen siendo el dúo que apoya a los movimientos de islam político incluso antes de lo que se conoce como la "Primavera Árabe", que el imperialismo occidental deseaba que llevara al islam "moderado" al poder en los países de la región.
Todos saben que El Cairo no se sentirá cómodo con el nuevo sistema político en Damasco, ya que ha sido, desde sus inicios, una oposición armada contra el presidente El-Sisi, quien derrocó al presidente islamista Mohammad Morsi, amigo de Erdogan y aliado ideológico que envió a su ejército para proteger a los Al Thani cuando enfrentaron amenazas directas de Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos, apoyados por Egipto, en junio de 2017.
Todas estas contradicciones hacen que Damasco y sus nuevos gobernantes, que aún figuran en las listas del terrorismo internacional, sean objeto de una serie de tensiones regionales e internacionales, después que los datos de los últimos dos meses demostraran que Ankara ha sido, es y seguirá siendo la que tiene la última palabra en los detalles más precisos sobre los desarrollos internos y externos de Siria.
Quizás por esta razón, el príncipe heredero saudita Mohammad bin Salman, competidor tradicional del emir qatarí, envió un pequeño avión privado a Damasco para trasladar a Ahmad Al-Sharaa y a su ministro de Exteriores a Riad, dos días después de la visita del jeque Tamim a Damasco, convirtiéndose Arabia Saudita en el primer país que visitó Al-Sharaa tras proclamarse presidente de la República Árabe Siria el 29 del mes pasado.
Todo esto llevó al presidente Erdogan a hacer una invitación urgente a Al-Sharaa para visitar Ankara el martes y discutir todos los detalles relacionados con el expediente sirio y sus repercusiones regionales, según un comunicado de la oficina de prensa del presidente, que no mencionó la posibilidad de reunirse con el ministro de Exteriores egipcio, Badr Abdelatty, quien también llegará a Ankara el martes para reunirse con el presidente Al-Sharaa.
Cabe recordar que Arabia Saudita fue el primer país árabe que visitó Erdogan el 17 de enero de 2004, después de convertirse en primer ministro, sucediendo a Abdullah Gül, quien eligió a Siria como su primer país árabe en visitar el 5 de enero de 2003.
Es evidente que Amán, solidaria con Damasco, y Abu Dabi, la cual no oculta su preocupación por los gobernantes de Damasco, observan de cerca y precisión todos los movimientos regionales.
Todos saben que su eje principal ha sido y será Siria, que influye y se ve influenciada por todo lo que ocurre y ocurrirá en la región durante los próximos años, y no serán menos de diez años, ya que presenciarán muchos eventos peligrosos con repercusiones en la región en general.
Quizás por esta razón, el presidente de Alemania, Frank-Walter Steinmeier, visitó Arabia Saudita el domingo 2 de febrero, y luego se dirigió a Jordania y Turquía, las cuales coordinan juntas los desarrollos en Siria y sus repercusiones en todas las cuestiones regionales, incluido Líbano, Palestina y el este de Siria, donde se encuentra el expediente kurdo y la presencia estadounidense.
Mientras tanto, las amenazas del presidente Trump a Egipto y Jordania continúan en relación con la acogida de los palestinos, a quienes Trump les ha pedido que abandonen Gaza: "Hemos hecho mucho por Egipto y Jordania, y ellos deben hacer lo que les pedimos en este asunto".
El presidente Trump, que no duda en atacar a los gobernantes árabes en todos sus discursos de manera poco diplomática, podría visitar Riad en los próximos días, después de reunirse con el primer ministro israelí Netanyahu en la Casa Blanca el 4 de febrero.
Washington ha elaborado varios escenarios para la próxima etapa, que Trump desea sirvan a su agenda regional, y las capitales de la región, encabezadas por Ankara, Riad, Doha y El Cairo, intentarán demostrarle que son las más dedicadas a servir esta agenda, la cual requerirá de ellas una postura más clara y práctica para coordinar y cooperar con "Tel Aviv" y organizar los asuntos de la región de acuerdo con el temperamento estadounidense, con sus posibles y esperadas repercusiones en la situación en Líbano, Palestina y, lo más importante, Irán, que es quizás el objetivo más importante y final de la alianza Trump-Netanyahu y de quienes lo apoyen en la región.
Al final, la apuesta recae en las cartas de negociación que poseen las capitales de la región a través de su influencia sobre los nuevos gobernantes en Damasco.
Parece claro que estarán, de una forma u otra, más cerca de la Turquía otomana islámica que de las capitales árabes, que, como ocurrió durante los años de la "Primavera Árabe" y después, han competido y a veces antagonizado por razones que el presidente Trump no tendrá en cuenta cuando les pida que se sometan a sus demandas y condiciones, e incluso órdenes de Netanyahu, algo que estas capitales han estado haciendo desde que se independizaron del colonialismo británico.
Ahora están bajo el control del colonialismo estadounidense con el nuevo matiz trumpista que no perdonará a nadie que disienta con él, así como no tardará en bendecir a todos aquellos que se alineen a su lado, ya sea en secreto o en público, no solo política y militarmente, sino también cultural y mental, e incluso genéticamente.