¿Renueva Estados Unidos su hegemonía y recicla su gobernanza?
Washington está actualmente inmerso en un experimento importante pero peligroso, que puede entrañar oportunidades desde la perspectiva estadounidense, así como riesgos y advertencias para los intereses estadounidenses.
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¿Renueva Estados Unidos su hegemonía y recicla su gobernanza?
Existen numerosas paradojas, contradicciones y ambigüedades que merecen ser analizadas y reflexionadas. Estados Unidos intenta contener a Rusia actualmente, ¡y la guerra en Ucrania es entre ambos!
Al mismo tiempo, Estados Unidos regresa con fuerza y determinación a Oriente Medio, avanzando en la región después de un período de retirada.
No quiere perder en Eurasia, Europa del Este, Oriente Medio ni Asia Occidental. Además, Estados Unidos, que alcanzó la hegemonía unipolar a finales del siglo pasado y percibió el declive y fractura de esta unipolaridad a principios del presente siglo, está llevando a cabo iniciativas y esfuerzos significativos para revitalizarse o resucitar su influencia. Entonces, ¿está Estados Unidos renovando su hegemonía y reciclando su gobernanza?
El capitalismo global y el sistema capitalista mundial
A lo largo de la historia moderna y contemporánea de las relaciones internacionales, el capitalismo global ha atravesado múltiples etapas y fases políticas: comenzando con el capitalismo agrario, pasando por el capitalismo comercial, luego el capitalismo industrial y, finalmente, el capitalismo financiero.
Paralelamente, el sistema capitalista mundial evolucionó del modo de producción agrario al industrial, con un aumento del intercambio comercial, especialmente en el comercio exterior, lo que impulsó el crecimiento de la red comercial global.
Posteriormente, surgieron los mercados monetarios, financieros y bursátiles antes de entrar en su fase más reciente.
El capitalismo agrario, industrial y comercial se enmarcan en la modernidad, que llevó al establecimiento del sistema internacional moderno y la configuración de las relaciones internacionales contemporáneas.
El pilar fundamental fue el Estado-nación. La Revolución Industrial, a mediados del siglo XVIII, marcó un punto de inflexión histórico, sirviendo como puente entre el capitalismo agrario (sobre las ruinas del feudalismo europeo) y el capitalismo industrial en Europa Occidental, a través del capitalismo comercial.
El capitalismo financiero, que emergió en la primera mitad del siglo XX, condujo en la segunda mitad a la entrada del capitalismo global y del sistema capitalista mundial en la fase posmoderna, y en la última década del siglo, a la globalización con el neoliberalismo.
Los capitalismos europeos y el sistema capitalista mundial
Europa Occidental fue el centro de gravedad del sistema capitalista mundial durante los siglos XVII, XVIII y XIX, desde 1648 (el Tratado de Westfalia y el inicio de la modernidad y el sistema internacional moderno), pasando por 1815 (el Congreso de Viena y la consolidación del sistema internacional moderno basado en el Estado-nación, tras el desafío napoleónico), hasta las dos guerras mundiales (1914-1918 y 1939-1945).
En este sentido, los capitalismos europeos dominaron el escenario internacional, no solo a nivel continental o regional. Europa Occidental fue testigo de la Revolución Gloriosa en 1688 y la Revolución Francesa en 1789.
Europa fue el escenario de la política internacional, y las potencias europeas fueron prácticamente las únicas fuerzas internacionales relevantes.
La Declaración de Independencia de EE.UU. en 1776 marcó el inicio del modelo y la experiencia estadounidense. A finales del siglo XIX y principios del XX, el imperialismo se impuso en la política ----internacional, con la competencia entre las potencias europeas por la expansión colonial dentro del marco del sistema capitalista mundial.
El capitalismo estadounidense y el sistema capitalista mundial
En el período entre las dos guerras mundiales (primera mitad del siglo XX), el centro de gravedad del sistema capitalista mundial se desplazó a través del Atlántico, de Europa Occidental a América del Norte.
Estados Unidos logró, por primera vez en la historia, equilibrar a Europa (no confrontarla aún). Esto marcó el declive del Viejo Continente en favor de América, su socio audaz.
Estados Unidos se centró en su construcción interna y continental durante el siglo XIX, promoviendo la soberanía y la no intervención después de la Primera Guerra Mundial, en contraste con el imperialismo europeo, para proteger su profundidad estratégica y su "patio trasero".
Posteriormente, tras la Segunda Guerra Mundial, ascendió y adoptó una política de intervención, hegemonía y dominio, posicionándose como líder del sistema capitalista mundial y reemplazando al capitalismo europeo.
El capitalismo estadounidense, el capitalismo digital y la inteligencia artificial
La verdadera fuerza de EE.UU. radica en ser el corazón del capitalismo global y del sistema capitalista mundial, no solo en su poder militar, económico o financiero, que puede fluctuar.
El capitalismo global, renovado y concentrado en EE.UU., lo convierte en la principal potencia mundial, quizás incluso en el único polo global indiscutible, especialmente con el capitalismo digital y, en su punto álgido, la inteligencia artificial.
La guerra comercial entre EE.UU. y el mundo es un arma de doble filo. Abre el debate sobre el futuro del sistema mundial: podría llevar al colapso del orden actual y al surgimiento de uno nuevo, o provocar inflación, recesión y crisis global, perjudicando a todos.
El nuevo orden mundial: poder blando y poder inteligente
El mundo vive una tercera guerra mundial en toda regla, diferente a las anteriores. Consiste en una serie de conflictos entrelazados, donde las guerras modernas (blandas, inteligentes e híbridas) han reemplazado a las tradicionales.
Este conflicto comenzó hace más de una década y ha tenido múltiples etapas. EE.UU. es el actor más relevante y hábil en este tipo de guerras no convencionales.
EE.UU. sigue siendo una potencia global, incluso un polo hegemónico sin rival, al menos hasta ahora. Utiliza estrategias de contención, coerción y adaptación mediante el poder blando e inteligente, no solo la fuerza militar. Estas tácticas mantienen a EE.UU. en la vanguardia, aunque con riesgos. ¿Tendrá la capacidad de permanecer o regresar en el futuro?
El nuevo orden mundial: EE.UU. y las grandes potencias
Europa, especialmente la UE, ya no compite estratégicamente con EE.UU. y otras potencias como Rusia o China. Ni siquiera las principales potencias europeas (Francia, Reino Unido, Alemania o Italia) tienen margen de maniobra en el escenario global frente a las potencias emergentes.
EE.UU. se ha quedado solo, sin la UE, en su enfrentamiento con Rusia y China. Pero la situación no es sencilla: Washington quiere un aliado europeo débil, no un socio fuerte, sumiso a sus intereses. Y lo ha logrado, debido a dinámicas desiguales en la relación transatlántica. La pregunta clave es si Pekín y Moscú perderán terreno frente a Washington o si este último mantendrá su liderazgo capitalista global.
Recientemente, Washington ha emprendido una estrategia arriesgada, llena de oportunidades (desde su perspectiva) pero también de amenazas para sus intereses.
El mundo político no será el mismo en el futuro. EE.UU. podría contener a Moscú y doblegar a Pekín, pero también pagar un alto precio por esta aventura cercana a la temeridad. Por ahora, sigue siendo la potencia líder, pero intenta recuperar la iniciativa y retenerla en solitario.